Wolff destrozó a Alberto: “Es un déspota que no entiende lo que pasa en el país”

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El diputado nacional de Juntos por el Cambio dijo que le da “mucha vergüenza” el presidente ya que “es un soberbio que le falta el respeto a la realidad”. “Me preocupa que desemboque en el autoritarismo que ya está ejerciendo”, apuntó.


Invitado al programa que conduce Diego Leuco en TN, Ya somos Grandes, el diputado nacional de Juntos por el Cambio Waldo Wolff, volvió a dejar punzantes declaraciones contra el presidente Alberto Fernández por su nivel de negación y autoritarismo que lo caracterizó a lo largo de este primer año de gestión. Confesó que le da “mucha vergüenza” debido a que “es un soberbio que le falta el respeto a la realidad”, y además lo calificó como un “déspota que no entiende lo que está pasando en el país”.

“A mi el Presidente me da mucha vergüenza porque es un soberbio que le falta el respeto a la realidad. Somos el segundo peor país del mundo en el manejo de la pandemia y el cuarto con más muertos por millón en el mundo, la verdad que no tenemos nada para festejar, y me preocupa que desemboque en el autoritarismo que ya está ejerciendo”, analizó con crudeza el legislador.

En esa línea, insistió en que el mandatario “violenta el espíritu de muchos argentinos que la están pasando mal”. “Nos ha ido pésimo en un montón de cosas, como por ejemplo que no han controlado la inflación con tarifas pisadas. ¿Qué tiene para festejar este Presidente? ¿De qué está contento?”, se preguntó indignado, y remató: “Me preocupa la violencia de la negación de la realidad y la suma del poder público en un déspota que no entiende lo que está pasando en el país”.

Al referirse a la falta de seguridad jurídica que a su criterio sufren las empresas en la Argentina, Wolff analizó que “tenemos mucho más de un tercio de la masa crítica que puede trabajar en la Argentina fuera del sistema, y sin embargo con estas recetas ortodoxas de un falso progresismo, que termina siendo una burguesía, penalizamos al que toma a un trabajador diciéndole que nunca más lo puede echar”. “Alguien que se dice progresista termina siendo burgués, aristocrático, levantando prebendas para los que están adentro y no dejando que los de afuera entren, y repartiendo migajas para que no molesten”, concluyó.