La superioridad moral de Máximo

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Máximo no sabe hacer nada y nos quiere dar cátedra de todo. Con una insólita superioridad moral pretende explicarnos a los argentinos como debemos pensar y como debemos votar. Casi que no tiene ningún mérito, salvo las polleras de su madre donde se esconde para satisfacer su codicia de dinero y de poder. Es un nene de Mamá que nació en cuna de oro… de oro robado. Nunca trabajó en la actividad privada, nunca se ganó el mango con esfuerzo, no terminó sus estudios, carece de carisma y de capacidad oratoria y sin embargo mira por encima del hombro a la sociedad y desprecia la democracia.

Ayer hizo una exhibición obscena de sus limitaciones intelectuales y políticas. Eso explica porque no se atreve a enfrentar a un periodista independiente en una entrevista. Quedaría desnuda su falta de formación y la precariedad de sus ideas tomadas de consignas jurásicas y fracasadas.

La falta de respeto más grande la cometió contra los argentinos que viven en la Ciudad de Buenos Aires. Los acusó de votar a aquellos que defienden la dictadura o que quieren ocultar al terrorismo de estado. La misma discriminación repudiable de Fito Páez que dijo que sentía asco por los porteños. Llegó a decir con cara de piedra que quiere que la Ciudad, “no pierda a humanidad y la sensibilidad”.

Que cerebro tan chico. Estos muchachos se creen que siempre votan bien e imaginan en cada voto peronista un voto golpista. Y resulta que la realidad es al revés. Ayer conté que no hay un solo dirigente en Juntos por el Cambio que haya sido funcionario o funcional a la dictadura. Y que en el cristinismo tenemos una lista que encabeza Alicia Kirchner, Carlos Tomada, Horacio Verbitsky, Eugenio Zaffaroni, César Milani y siguen las firmas.

Los que viven en la ciudad de Buenos Aires en general votan en contra de los autoritarios chavistas, los sindicalistas millonarios y patoteros y los pingüinos jefes de la cleptocracia más feroz de la historia. Hablo de la  reina Cristina y su príncipe heredero, Máximo. Eso les duele.

Hay de todo, como en toda ciudad, pero entre los porteños hay una mayoría de ciudadanos republicanos que sienten repugnancia por los más grandes violadores de los derechos humanos y terroristas de estado. Desde Jorge Videla a Fidel Castro. Desde Pinochet a Hugo Chávez. Desde Hitler a Stalin. La tropa de Máximo que romantiza la violencia terrorista de los 70, se mienten a sí mismos y dicen que hay tiranos o dictadores buenos y se callan ante los presos, las torturas y las persecuciones.

Máximo y su estado mayor de la guardia de Hierro de Cristina, vienen conspirando y serruchando el piso de Alberto Fernández y serán los culpables de empujar las instituciones democráticas hacia el abismo. Ayer, el bueno para nada, el grandulón que se hace el pendex setentista, le dijo a Alberto que debe gobernar “con la gente adentro”. Un verdadero estadista el muchachote. Lo dice desde el 50% de pobreza. Y desde los 14 años que gobernaron de los últimos 18. Incitó a sus talibanes a cantar contra el Fondo Monetario y el diario Clarín. En un momento llegó a decir que todos los medios de comunicación lo habían criticado duramente. Incluso los que ellos bancan con toneladas de pauta publicitaria. Los Kirchner siempre fracasaron en la construcción de medios que les respondieran. Porque no entienden la esencia del periodismo que es la mirada crítica. Someten a la esclavitud a los cronistas y luego ese canal, esa radio o ese diario, deja de ser atractivo incluso para sus propios seguidores que se cansan de ver y escuchar tantos chupamedias. Ayer dieron otra muestra con el canal de Youtube que transmitió el acto y que tuvo los testimonios de toda la gerencia camporista. Pibes obsecuentes que carecen de los mínimos conocimientos que al final de la entrevista abrazaban y besaban a sus entrevistados y patrones.

En el mismo sentido fue el mensaje que le mandó a Alberto acerca de que hay que estar en la calle con el pueblo y no en los estudios de televisión. Máximo se mueve siempre con un corralito de custodia y ni en Santa Cruz puede caminar tranquilo por donde caminan los ciudadanos comunes. Y esa muy masiva movilización de ayer fue construida con militancia, pero también con una verdadera fortuna que pagamos todos los argentinos.

Uno de sus lugartenientes humilló al presidente diciendo que venía de un espacio que había sacado el 4% de los votos en la provincia. Es que Alberto fue jefe de campaña de Florencio Randazzo y el Movimiento Evita. Eso es cierto. También es cierto que a Alberto que sacó el 4%, lo eligió la propia Cristina y que Máximo, Larroque o Wado de Pedro, jamás ganaron una elección con ellos como cabeza de la boleta. Máximo tiene la máxima imagen negativa y comparte ese lugar oscuro con Hugo Moyano, Luis D’Elia y otros personajes de esa calaña.

Máximo convirtió la marcha por el día de la Memoria en un aguantadero de delincuentes condenados como Amado Boudou, Juan Pablo Schiavi y Felisa Miceli. Una absoluta falta de respeto con los familiares de las víctimas.

Pero el mensaje mas claro de los Kirchner lo hizo el hijo putativo de Cristina: el gobernador bonaerense Axel Kicillof. Al lado de Hebe de Bonafini le dijo a Alberto que si no le interesa pelearse con nadie que sepa que no lo necesitan. Guapo el chiquitín. Pero lo cierto es que lo necesitaron porque con Cristina de candidata hubiera perdido la elección.

Falsedad más falsedad. Superioridad moral que los lleva a creerse sus propias mentiras. Según otra voz de Cristina como Fernanda Vallejos, el jefe del estado es un mequetrefe y un okupa. Esa es la línea que impulsa Máximo. Golpes palaciegos hasta que Alberto entregue la lapicera y firme su rendición incondicional. Capitulación o nada. De rodillas hasta el final del mandato. Quieren convertir al títere en espantapájaros. A Máximo lo quisieron vender como un estadista. Pero no sabe hacer bien ni el mal. Se cree muy vivo, pero es un tonto millonario que dice combatir a millonarios. 

Viven en un frasco, hablan en inclusivo de los derechos de las minorías pero se olvidan del derecho de las mayorías.

Máximo ya tiene 45 años. Ya no es un pibe. Es un magnate que sigue utilizando ese look setentista, de pelo largo, barba desprolija, zapatillas y campera. Cristina apuesta a él para garantizar la continuidad del nacional populismo chavista y de asegurar que Cristina logre su impunidad tan deseada.

Cualquier cosa se puede decir de este muchacho tóxico para las instituciones democráticas. Menos que tenga superioridad moral. Es un amoral y todo el mundo se da cuenta.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre