¿Qué pretende Cristina con tanta conspiración y atropello institucional? ¿Hacia dónde se dirige con su permanente golpismo blando? Acusa de derechista al presidente que ella bendijo. Señala como delegado del Fondo Monetario al ministro Martín Guzmán. Fractura sus bloques y arma rancho aparte. Dispara misiles contra las máximas autoridades judiciales del país. Ordena que su hijo, el Príncipe Heredero renuncie a la jefatura del bloque. Transforma al títere del presidente en un espantapájaros y ni le atiende el teléfono. Le come la cabeza. Secuestra al Partido Justicialista y lo pone bajo su suela. Rechaza los fallos de la Corte Suprema. Comete los delitos de sedición y alzamiento contra la Constitución. Atrinchera a sus coroneles en el manejo de las cajas millonarias del estado. Embiste contra el estado de derecho y la división de poderes. Y milita la idea de que los jueces deben ser elegidos por el voto popular. Solo con estas cuestiones que acabo de enumerar, Cristina dinamita la democracia republicana. Tiene dos objetivos. Uno táctico, inmediato, que es lograr su impunidad porque tiene pánico a ir presa y otro estratégico, que es instalar otro modelo. Esa utopía revolucionaria de Cristina es un régimen nacional populismo autoritario y chavista. En Argentina, las clases medias y el mundo productivo no se lo va a permitir. Y las Fuerzas Armada están en los cuarteles absolutamente subordinadas a la democracia y las leyes. Pero el motor que la mueve es el esquema de poder cívico militar que diseñó Hugo Chávez.
Cristina admira a Vladimir Putin y obliga a que nadie del gobierno lo acuse de criminal de guerra al carnicero zarista y estalinista. Ella protege a Putin, a los herederos de Fidel, tan castristas como castrenses, al tiranozuelo de Nicaragua y, si la apuran, defiende el terrorismo de Hamas sobre la democracia israelí.
Todas las batallas que Cristina está desatando van en el rumbo de la guerra final contra el capitalismo y la libertad económica.
El árbol de sus mamarrachos cotidianos no nos debe tapar el bosque peligroso que hay al final del camino.
Es muy triste que el cristinismo y sus cómplices, Alberto y Sergio Massa, hayan colocado a nuestro país al lado de los más grande violadores de los derechos humanos del planeta. De esos países donde hay torturas, desaparecidos, presos políticos, asesinatos, censura y feroz persecución a los homosexuales. Robaron tanto que también nos despojaron del principal activo colectivo de la sociedad, la defensa de los derechos humanos que instaló el presidente Raúl Alfonsín.
Cristina coloca embajadores y su gente en esos países y también en China, Honduras y todo lo que huela a anti norteamericano. Le sirve como entramado para apoyar su proyecto político mientras pueda y para un exilio dorado si tiene que huir para escapar del calabozo.
Todos sus dogmas ideológicos han fracasado en el mundo. Solo han conseguido más pobreza, más persecución y menos futuro. Como en todos los temas, por acción o por omisión, lleva de las narices a Alberto.
El presidente llegó a decir hace unas horas que en Venezuela, “muchos de los problemas se han ido disipando con el tiempo”.
Todo eso para justificar que iba a designar a Oscar Laborde como embajador, por orden de Cristina. Y como si esto fuera poco, instó al resto de los países a hacer lo mismo: no dejar sola a Venezuela. Esto generó el repudio generalizado del mundo democrático y de la oposición argentina. Juan Guaidó lo acusó de tener una “actitud negacionista ante la dictadura y los crímenes de lesa humanidad”.
Como si esto fuera poco, Caracas designará como embajadora a
Stella Marina Lugo de Montilla quien tiene los peores antecedentes que van desde agresiones a la oposición hasta vínculos con el crimen organizado. El diputado Waldo Wolff alertó también sobre los fuertes vínculos de la inminente embajadora con Irán.
Es una chavista de paladar negro. Igual que nuestro presunto representante diplomático. Digo presunto porque Laborde, formado en el comunismo pro soviético, va a ser más un agente chavista que un embajador argentino.
Nunca vamos a olvidar que las relaciones carnales entre el chavismo y el kirchnerismo, estafaron a ambos pueblos: Prestamos de dinero a tasas del 15 % que nos perjudicaron muchísimo.
Bicicletas con el dólar en el mercado negro.
? Se acuerda de la embajada paralela de los negocios y negociados? La encabezó
Claudio Uberti, hoy arrepentido, confesó ante la justicia que en una sola operación trucha realizada con bonos de la deuda argentina en 2007, Néstor y Chávez se quedaron con 25 millones de dólares cada uno. Y que la parte del presidente argentino llegó al país en billetes verdes en aviones especialmente fletados.
Lo cierto es que hoy no se han disipado ni el hambre ni la miseria, ni los casi 6 millones de refugiados, ni los asesinatos de 19 mil personas o los 250 presos políticos que son torturados diariamente.
Debemos estar atentos a todos los embates de Cristina y su tropa contra la legalidad institucional. Pero también debemos señalar que su principal objetivo es destruir el sistema democrático. Y llevarnos a una especie de Santa Cruz venezolana. El chavismo de Cristina, se cae de Maduro.
Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre