La columna de Borensztein

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Alejandro Borensztein convirtió su talento narrativo y su filosa ironía política en una extraordinaria columna de opinión. Por eso, hoy, le doy mi palabra a él: Contrariamente a lo que piensa la derecha extranjerizante, siempre indignada con el progresismo de Berni, De Vido, Insfrán, Mario Ishii y tantos otros, tal vez ha llegado la hora de deponer diferencias y aceptar el acuerdo político propuesto esta semana en una carta publicada por la esposa de un reconocido ex presidente ya fallecido.

Para poder acercar posiciones y sentar a todos alrededor de una mesa, habría que pasar por alto el delicioso blend emancipador con notas frutales bolivarianas que destila esta carta vicepresidencial cuyas ideas centrales tienen entre 40 y 50 años de añejamiento en barricas de robles francés (como ve amigo lector, hoy estamos poéticos porque si nos tomamos esto en forma literal, nos morimos).

El habitual tono enojoso con el que se expresa la reconocida empresaria hotelera ya procesada, parece ser el de una líder que dio su vida por la revolución, pero justo se quedó dormida el día que bajaron de Sierra Maestra y no salió en la estampita.

La convocatoria a un acuerdo político con la que cierra su carta viene precedida por un largo texto que se podría sintetizar así: “Yo siempre hice las cosas bien y todos ustedes son unos forros”. Lo que no está muy claro es el alcance de la palabra “ustedes”. Para algunos se refiere sólo a Macri, Nixon y Nico Wiñazki, mientras que para otros incluye también al presidente Fernández.

Dado ese tonito de supremacía, no es fácil lograr que los convocados al acuerdo acepten la propuesta. Es como si alguien te dijera “te invito a cenar, basura humana, te voy a dar de comer Dogui y te vas a quedar lavando hasta el último plato”. Un clásico del kirchnerismo: te proponen ir a un acuerdo pero a patadas en el culo. La reconocida legisladora que militó la privatización de YPF, después de putear y culpar de todos los males a los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales, propuso en su texto “un acuerdo que abarque al conjunto de los sectores políticos, económicos, mediáticos y sociales”.

Es curioso que una convocatoria tan amplia y generosa no haya incluido de manera explícita y concreta al presidente Fernández. Una pena. Era una gran oportunidad para que Tío Alberto finalmente pudiera participar de una mesa en donde se decide algo importante. El único reconocimiento al presidente Fernández que aparece en la carta es la repatriación desde Quito de la estatua de bronce de Kirchner. La pusieron en el hall del CCK. Espero hayan aprovechado que es lo suficientemente grande como para tapar las placas de mármol donde aparecen grabados los nombres de los dos funcionarios a quienes les debemos la licitación y construcción del edificio: Julio De Vido y José López.

A esta altura cabe decir que es una vergüenza que un Centro Cultural que lleva el nombre de Néstor Kirchner, y que ahora tiene en su hall principal una estatua también de Néstor Kirchner, esté emplazado sobre una avenida que se llama Leandro N. Alem. Todos sabemos que debería llamarse Leandro N. Kirchner. No sé qué esperan en el gobierno para reparar este error.

Si yo fuera el jefe de Gabinete cambiaría el nombre de la avenida ya mismo, antes de que la reconocida hincha de Gimnasia y Esgrima que apoyó a Cavallo publique la próxima carta. Macri fue el primero en responder al convite. Lamentablemente en lugar de contestar con la altura y la generosidad que corresponde a un estadista inteligente, el tipo contestó chicaneando y así dio el segundo paso hacia la demolición de todo acuerdo.

El primer paso ya lo había dado la propia autora de la carta con el tonito, las acusaciones y la sarasa de siempre. No por nada estamos como estamos. Sabemos que nuestros líderes son muy superiores a Sanguinetti, Tabaré, Mujica y Lacalle Pou, pero lamentablemente nunca pudieron demostrarlo. Rápidamente, el PJ en pleno salió a golpear al Gato con otro comunicado chicanero en donde dicen que Macri pisoteó la República. Caramba. De los creadores de los Montoneros, la Triple A, las privatizaciones y los indultos que liberaron a Videla y Massera, ahora llega “Macri pisoteó la República”. No da, muchachos. Estamos en pandemia. Si bien hay mucha gente que ya no está, todavía quedan unos cuantos que están vivos y tienen memoria. Vamos, un poco más de humildad. Así no habrá acuerdo que aguante.

Los radicales también deberían expresar su apoyo y tolerar que en el mismo momento en que se publicaba la carta, La Cámpora lanzaba un video en homenaje a Néstor Kirchner insistiendo con aquella inolvidable frase pronunciada en 2004 frente a la ESMA: “Vengo a pedir perdón en nombre del Estado Nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia tantas atrocidades”. La frase más desopilante de la historia del kirchnerismo.

En realidad, Néstor Kirchner debió haber pedido perdón, en su nombre, por no haber hecho nada al respecto durante 20 años. Como todo el mundo sabe, el Estado Nacional con Raúl Alfonsín hizo muchísimo organizando la Conadep y llevando adelante el Juicio a las Juntas que terminó condenando y encanando a todos los jerarcas del Proceso.

El hecho de que luego en 1990 el peronismo los indultara es un asunto que La Cámpora y el kirchnerismo deberán resolver en terapia. Bajando un par de cuadros, 20 años más tarde, no superás semejante trauma. Los empresarios también deberían sumarse al acuerdo, aún aceptando que, para este gobierno, los principales referentes son Lázaro Báez y Cristóbal López.

Está visto que poco les interesa un Marcos Galperín o un Gustavo Grobocopatel, quien justamente acaba de anunciar que él también se va del país. Por suerte, en el mismo momento en que se nos va uno de los que más hizo en los últimos 20 años por el desarrollo y la modernización agropecuaria, apareció Grabois con su revolución agraria, sus rabanitos para la liberación y sus perejiles con diversidad e inclusión social. Estamos salvados. Dios es argentino.
La carta también convoca a los medios. Está claro que la reconocida abogada que prohibió debatir el aborto durante una década, los incluye en el acuerdo para reafirmar su idea de que los medios son un poder maléfico responsable, por ejemplo, de que en 2003 el dólar valía 3 pesos y ahora vale 170.

El único rol de los medios en un acuerdo político es sacar la foto, publicarla y comentarla. Pero si a ella la hace feliz le mandamos a Majul y listo. Finalmente, la carta evita el fondo del asunto que no es otro más que la falta de confianza y el irrefutable dato de que su autora es justamente la principal fuente de esa desconfianza. Un problema que no tiene solución, a menos que todos los actores de la realidad estén dispuestos a ceder mucho. No sería el caso.

Pequeño comentario final. En la carta publicada por la reconocida inversora inmobiliaria de Puerto Madero ya embargada, hay un párrafo dedicado a la relación de los argentinos con el dólar en donde dice textualmente “circulan videos de un reconocido humorista ya fallecido” refiriéndose a Tato Bores, a quien evita nombrarlo vaya uno a saber por qué.

Curiosamente, nadie diría “un reconocido cómico rosarino ya fallecido” ni “un reconocido bandoneonista ya fallecido cuyo apellido rima con Guardiola”. Todos decimos Olmedo cuando hablamos de Olmedo y Piazzolla cuando hablamos de Piazzolla.

Supongo que Cristina Fernández de Kirchner jamás lee Clarín y mucho menos esta columna. Pero tal vez alguno de sus asesores lo haga, por supuesto clandestinamente. En tal caso, agradecería que le avisen que tampoco Tato Bores es un reconocido humorista ya fallecido. Tato Bores es Tato Bores.

Gracias. Saludos.