Cristina Pérez: “El Gobierno se venga de la clase media que no puede domesticar”

1165

La periodista analizó la medida del gobierno nacional que establece un cupo diario de solo 600 personas para ingresar al país desde el exterior.


Con los viajes al exterior, el Gobierno se venga de la clase media que no puede domesticar. Pero además, muestra la superlativa falta de respecto con que considera a sus compatriotas. Primero, las medidas que impiden u obstaculizan el traslado libre de argentinos para regresar a su país pasan por encima de garantías constitucionales.

Entrar, permanecer, transitar y salir del territorio argentino es uno de los derechos garantizados por el artículo 14 de nuestra Constitución. Obstaculizarlos es una forma de ejercer cohesión y es abusivo. Las circunstancias de la pandemia impusieron desafíos excepcionales pero deben ser encarados dentro de la ley y desde la legalidad.

A un año y tres meses, el gobierno argentino sigue apelando a medidas de la prehistoria de la vacuna. Ese es el problema. Manejan la gestión sanitaria como los Picapiedras. Solo el 9% de la población tiene dos dosis y ante la inminencia de la variante Delta, esto es un problema. Hacen un homenaje por las víctimas fatales del Covid cuando lo que tendrían que hacer es un mea culpa. Con ese homenaje también quisieron usar a los muertos por el coronavirus.

Segundo, argumentan que uno de cada tres argentinos no cumplió el aislamiento al volver al país. ¿Por qué cuando registraron ese incumplimiento no se dedicaron a hacer cumplir las medidas en vez de castigar a la gran mayoría que si cumplió y que hizo las cosas bien? Lo que pasa es que la arbitrariedad es el acto reflejo del gobierno argentino.

Nuestro país es el único en el mundo que tiene una limitación de pasajeros por día. Llegan más aviones a Uruguay que a la Argentina. Y solo la frase de la directora de Migraciones es una muestra del desprecio o del resentimiento detrás de esta decisión. Definitivamente no es un argumento profesional ni sanitario decir “no es tan grave, se van a quedar unos días más de vacaciones”. Le están produciendo un daño a miles de personas y encima la funcionaria sale y les hace bullying.

Cuatro córneas para trasplantes que no llegaron, gente con problema de trabajo o de salud que no puede volver y gente que tal vez no tenga los recursos. Ojalá todos pudieran quedarse “unos días más de vacaciones” pero quizás no tienen los recursos para hacerlo.

La verdad es que no gobiernan, molestan. Le quieren hacer la vida imposible a la gente. Esa es la sensación. Le complican la vida a los que viajaron afuera y a los que están adentro si pueden tambiénDicen que te cuidan pero la verdad es que se cuidan ellos. La mitad del Poder Ejecutivo ya tiene dos dosis. Pero a Juan José Sebreli o a tu abuelo se la demoraron. Punto.

En una relación personal de cualquier tipo, alguien que ejerce un daño evitable y a sabiendas, es mínimamente un psicópata. El abuso moral del Gobierno con los ciudadanos lo que vuelve a mostrar es su profunda esencia represiva y autoritaria. Con la obligatoriedad de aislamiento en hoteles, Axel Kicillof directamente sigue los pasos de Gildo Insfrán. Porque obliga a aislarse fuera de su casa a personas sanas con PCR negativo.

Recordemos que Insfrán fue señalado por Amnistía Internacional por incurrir en privación ilegítima de la libertad al enviar a personas sanas a centro de aislamiento. En la provincia de Buenos Aires ni siquiera tienen aceitada la estructura hotelera con la que van a recibir al 45% de los viajeros que ahora cuando regresen deberían ir a hoteles. Ese es el nivel de improvisación.

¿Y si generan un efecto crucero mezclando personas sin positivo? Porque en definitiva van a venir un montón de personas a hoteles donde van a estar todas juntas en vez de a sus casas. No sabemos cómo terminará eso.

En el fondo, lo que puede estar pasando aquí más allá de todo lo ya mencionado, es que quieren culpar de la variante Delta a los que viajaron. Cuando la realidad y el problema es que ellos no consiguieron las vacunas a tiempo. Como culparon a los runners y a los que primero volvían de Europa cuando comenzó la pandemia. Necesitan culpar a alguien porque no tienen respuestas. Porque, además de todo lo ya dicho, son ineptos.

El cupo a los regresos al país es otro cepo. Un cepo directo a la libre circulación de las personas. Otro cepo que choca e insulta al espíritu de la Constitución. Seguramente los que viajaron tienen muchas ganas de que lleguen las elecciones para votar.

Editorial de Cristina Pérez en Radio Mitre