Cristina, la jefa de la corrupción

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Anoche, una investigación de La Cornisa en LN+, exhibió nuevas pruebas que confirman que Cristina fue la jefa del plan sistemático de corrupción K. La causa de la cleptocracia más grave de la historia argentina fue revelada por el colega Diego Cabot con los tristemente célebres cuadernos del chofer Oscar Centeno. Y sobran pruebas, testimonios, documentos y arrepentidos que relataron con minuciosidad el latrocinio cometido en lo que yo llamo el robo del siglo. Pero lo que abunda no hace daño.

Se  descubrieron cientos de llamadas desde la Casa Rosada a varios de los implicados en esta estafa monumental al pueblo argentino. Entre otros aparecen Ernesto Clarens, el financista preferido de Néstor que confesó el pago de sobornos y aseguró que “Cristina estaba al tanto del pago de las coimas”. Clarens vomitó todo lo que sabía. En una parte de su declaración en el expediente, aseguró que “Cristina instruía a que empresas había que pagarles primero desde Vialidad. Las coimas eran de 300 mil dólares semanales y Cristina estaba al tanto”. Hace 3 años que Clarens confesó esto en el expediente. Cristina dijo que no lo conoce, pero este personaje nefasto fue clave en toda la historia corrupta de la familia Kirchner y hoy está procesado.

También aparecen otros gerentes y organizadores del mecanismo de la estafa: Carlos Wagner, ex presidente de la Cámara Argentina de la Corrupción, con 54 llamadas. Wagner también confesó todo: el pago de coimas, las licitaciones mentirosas y la competencia ficticia.

El informe registró a Gabriel Romero, con 157 llamados. El dueño de Emepa, reconoció haber pagado una coima de 600 mil dólares para que Cristina le renovara la concesión de la Hidrovía.

Otro delincuente arrepentido fue el ex presidente de la Unión Industrial Argentina, Juan Carlos Lascurain. La doctora Silvina Martínez reveló que tenía 107 llamadas a Cristina o a su entorno. Gerardo Ferreyra aparece con 200 llamadas. El capo de Electro ingeniería justificó siempre los negociados sucios que hizo con los K desde una mirada ideológica. Robaron para la corona de Cristina y para la revolución socialista. Son caraduras sin escrúpulos.

Y la lista sigue.

La causa de los cuadernos de las coimas

de Cristina fue elevada a juicio oral, pero por ahora, duerme en los cajones de tribunales. Es el caso más complicado para Cristina porque hay 170 procesados y 31 arrepentidos.

La presentación del fiscal Carlos Stornelli está repleta de medidas probatorias. Son 525 entre “oficios a organismos, informes de inteligencia, declaraciones testimoniales, pericias sobre computadoras o  memorias telefónicas, allanamientos y lista de vuelos oficiales”, entre otras. Es un expediente letal para la banda delictiva.

Pero… Todos los caminos de la corrupción conducen a Cristina. Ningún gobierno democrático cometió tantos delitos por tanto dinero y por tanto tiempo.

La acusación que pesa sobre Cristina es demoledora. La responsabilizan de ser la jefa de una asociación ilícita que durante 12 años recaudó fondos ilegales y coimas que aportaban contratistas del estado. A Cristina se la acusa  concretamente, de haber cobrado coimas en 40 oportunidades por un monto superior a los 19 millones de dólares. Pero hay medio centenar de funcionarios y empresarios involucrados. Es “el estado mayor de los retornos y las coimas”.

Varios de estos empresarios dicen que fueron obligados, extorsionados pero en muchos casos, ellos estaban felices de participar en esa cartelización nefasta. No estaban obligados a competir, ponían el precio que más le gustaba y le cargaban sobreprecios de hasta el 50% o más en algunos casos y de allí, salían las coimas, el retorno, o como usted las quiera llamar. ¿Se entiende? Los empresarios no pagaban las coimas de sus ganancias. De ninguna manera. La sacaban de los sobreprecios. Por lo tanto todos los argentinos pagamos esas malditas coimas.

En muchos casos utilizaban ese dinero para cometer nuevos delitos: como blanquear el dinero y comprar casas lujosas, aviones, yates y demás insumos del campo popular.

Angelo Calcaterra, el primo del ex presidente Macri, también está hasta las manos porque según el fiscal, pagó 1.600.000 dólares de retornos.

Y esto es solo la punta del iceberg. La estafa de los pingüinos buitres al pueblo pobre de la patria tiene dimensiones colosales. Y en muchos casos, está probado que ese dinero sucio e ilegal iba a tres lugares básicamente: a la quinta de Olivos, al departamento de Juncal y Uruguay y a la casa de María Ostoic, la madre de Néstor. Se sintieron tan impunes que dejaron los dedos pegados por todos lados.

Tantas pruebas dejaron desnuda a Cristina ante la justicia. La tienen acorralada. Ya nadie puede dudar que fue la “jefa” que sucedió a Néstor, el jefe.

Está claro que cuando Néstor se murió, ella asumió la conducción política de su espacio pero también la gerencia administrativa de coimas, lavado y mega corrupción de estado.

Los Kirchner batieron todos los records de bulimia por el poder y por el dinero y produjeron los 12 años de mayor corrupción de la historia argentina y, probablemente, del mundo. Los números indican que están muy cerca del matrimonio dictatorial de Filipinas, Ferdinando e Imelda Marcos.

 Cada vez que un arrepentido del entorno más cercano habla, aparece con más claridad el mecanismo de relojería del sistema de recolección de coimas.

El contador arrepentido que sabe todo, Víctor Manzanares denunció que Los Sauces era la inmobiliaria con solamente dos clientes, Lázaro y Cristóbal y que Hotesur dueña del Hotel Alto Calafate con habitaciones vacías ficticiamente llenas, eran para recibir los retornos de la obra pública y lavar dinero.

No hay nada más que probar. Ya está todo probado. En el kirchnerismo, hubo y hay cientos de corruptos que se hicieron millonarios. Pero jefes, solamente dos: Néstor y Cristina.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre