Ocaña contra Cristina, la condenada por corrupción

3094

Cristina metió los dedos en el enchufe.

Quiso atacar a Graciela Ocaña con el tema de la corrupción pero se equivocó. La inmensa mayoría del pueblo, sabe que Cristina es la mujer más corrupta de la historia democrática. Cristina y Néstor Kirchner instalaron la cleptocracia más colosal que se haya visto. Nadie robó tanto durante tanto tiempo. Fue de tanta magnitud la montaña de dólares sucios que se llevaron que les alcanzó para enriquecer a su familia, a gran parte de sus funcionarios, a sus secretarios privados y a algunos empresarios amigos y testaferros. Esa es una verdad indiscutible. La condena a 6 años de prisión que pesa sobre Cristina es la primera de otras condenas que van a venir cuando la justicia avance sin prisa pero sin pausa. El histórico testimonio del fiscal Diego Luciani habla por sí solo.

Se equivocó feo Cristina al entrar en ese terreno tan oscuro. Ella es la persona que más daño le hizo a la democracia argentina y la que más daño le puede seguir haciendo. Podemos hacer una larga lista de la herencia maldita que nos deja: autoritarismo y verticalismo casi castrense y castrista. Reducción a la servidumbre hasta de sus colaboradores más estrechos como su mayordomo político, Oscar Parrilli a quien llama “Parrillitudo”.

Pero eso no es todo. También hay que contabilizar su fanatismo ideológico que justifica sus características personales de mezquindad, ingratitud y codicia sin límites por el poder y el dinero. Ayer mismo reconoció que se la critica porque no hace amigos en la política.

En realidad no se le conocen amigas ni amigos en su vida personal tampoco. Pero hasta ahí no llego.

El papel de Cristina ha sido y es clave en la destrucción del país que ahora estamos padeciendo. Tiene que ver con la negación de la realidad, la simpatía por los delincuentes de todo tipo. Y hablo de los violadores o criminales comunes que con el zaffaronismo siempre les ofrecen el lugar de víctima y no de victimario y de los asaltantes de la democracia en Cuba, Venezuela, Nicaragua e Irán. Siempre del lado del eje del mal. De los delincuentes de cabotaje y de los dictadores internacionales.

Todo eso y mucho más dejan a Cristina en el lugar más oscuro y destructivo de la historia. Pero su adicción por el dinero ajeno es su principal característica. Por eso es la persona menos indicada para sugerir la corrupción de alguien. Porque ella es la campeona mundial de la corrupción. Tirarle a Graciela Ocaña y su trabajo en el PAMI es como mínimo mirar la paja en el ojo ajeno y no mirar la viga en el propio.

Furiosa, Cristina apeló a algo absolutamente incomprobable. Que un empresario de laboratorios le había dicho a Alberto que en este gobierno era la primera vez que no le habían pedido coimas. Y Cristina recordó que Ocaña estuvo en el PAMI como una forma de castigar a ella y también a Alberto.

Pero como le dije, fue un error grande como la Patagonia. Porque la respuesta de Ocaña fue demoledora. Hizo el eje en la frase: “la condenada es usted” y agregó que “el ladrón cree que todos son de su condición”. Aclaró sin que hiciera falta, que se retiró de la función pública sin ninguna causa por corrupción y de paso la chicaneó asegurando que “yo no tomaría tan en serio lo que dice Alberto Fernández”.

Y le recuerda a Cristina que Luana Volnovich, la actual titular del PAMI, “todavía no explicó los 30 millones a los centros de jubilados truchos. Tampoco la compra de vuvuzelas y otras licitaciones que están siendo investigadas por la justicia”.

Astuta en su contragolpe, Ocaña le dejó de regalo a Cristina un compilado de acusaciones brutales que le hizo Alberto Fernández a quien ella puso como presidente y que ahora desprecia y odia como a su peor enemigo.

Hoy, el apellido Kirchner, es sinónimo de corrupción. Así serán recordados por la historia. El aparato que armaron y que fue revelado por Diego Cabot en la causa por los cuadernos de las coimas K habla por sí solo. Un gran grupo de empresarios corruptos aceptaron pagar coimas y retornos en forma regular y sistemática. Está todo absolutamente probado, con fecha y hora. El más grande recaudador de sobornos de la historia fue y es Roberto Baratta. Los bolsos y mochilas con el dinero iba al departamento de los Kirchner en Recoleta o a la casa de la madre de Néstor en Río Gallegos.

 Los empresarios cobardes y estafadores no sacaban de su bolsillo el dinero para pagar las coimas. Lo hacían de los sobre precios que les ponían a sus obras y a sus productos. ¿Se entiende? Finalmente las coimas que pagaron los empresarios y que cobraron los integrantes del Cartel de los Pingüinos Millonarios, era dinero de los contribuyentes.

Todo eso denunció Ocaña. Todo eso hizo Cristina. Una vive austeramente sin ninguna causa. Y la otra vive como una magnate que nunca pudo explicar las joyas carísimas que usaba y ahora ocultó. Ni siquiera se atreve a confesar cuánto cobra por su doble jubilación de privilegio. Todos dicen que ya supera los 9 millones de pesos. Ocaña y Cristina, son el día y la noche. Una denunció siempre la corrupción y la otra fue condenada.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre