Massa es el mayor peligro

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Sergio Massa es el mayor peligro al que se enfrenta la democracia. Es cierto que el viejo sistema de partidos estalló por los aires y que está en pleno proceso de reconfiguración. Pero hay definiciones que vengo sosteniendo en los últimos 20 años y que siguen teniendo vigencia: Cristina es la persona que mayor daño le hizo a la República. Y Sergio Massa es la continuidad histórica de Cristina, de sus peores propuestas y de la hecatombe económica que generó este, que sigue siendo, el peor gobierno de la historia de la democracia recuperada hace 40 años.

Hay mucha confusión en una sociedad degradada que se siente atrapada y sin salida. Muchos argentinos bajaron los brazos, están bajoneados y piensan que la única salida es Ezeiza. Pero no hay que desesperar. Hay que aferrarse a los valores y pensar con la cabeza fría quienes son los responsables de haber fundido a la Argentina. El cuarto gobierno kirchnerista deja un país absolutamente en la lona. Los Kirchner, Néstor, Cristina y Máximo tuvieron casi la suma del poder público y gobernaron en 16 de los últimos 20 años. Esta dinastía se quiere eternizar en el poder por 20 años más y convertir a la patria en una especie de Formosa gigante. El mascarón de proa es Sergio Massa. Hasta el propio candidato, en una de sus volteretas de perinola los había denunciado por corruptos, ñoquis, vagos y parásitos del estado.

A Cristina y a La Cámpora. Tenía razón aquél Massa que este Massa no escucha. Cristina y el Cartel de los Pingüinos Millonarios fueron una asociación ilícita que saqueó al estado. Nadie robó tanto durante tanto tiempo. Pero eso no es todo. En la desesperada búsqueda de la impunidad para Cristina intentaron y siguen intentando colonizar la justicia y transformarla en una unidad básica. Populismo autoritario al mango. Utilizaron a los gremios patoteros para extorsionar a empresarios honestos y utilizaron a los empresarios deshonestos para robar a cuatro manos. Instalaron la idea de que el estado tiene que regalar todo y que el mérito, el esfuerzo y la cultura del trabajo que nos enseñaron nuestros abuelos, no servía para nada. Y como si esto fuera poco establecieron relaciones carnales con los países del mundo que más violan los derechos humanos como Venezuela, Cuba, Rusia e Irán.

Si el 19 de noviembre Sergio Massa es consagrado presidente, el país corre el riesgo de hundirse en el pantano del pasado. Hablo de un clientelismo feroz, de la avivada y la ventajita del fullero, de la híper inflación que ya la llevó al 140% anual, de la pobreza a la que sumó dos millones de argentinos y de la falta de inversión por la asfixia impositiva y el apriete de piqueteros y los Moyano de la vida.

Primera incógnita despejada. Según mi humilde opinión que vengo sosteniendo hace 20 años, Massa es Cristina y nadie puede hacerle más daño a la República que ellos. Ya lo hicieron. Las ruinas que vemos son producto de su gobierno de demolición.

Estoy seguro de que Massa es el mayor peligro y la mayor enfermedad. Lo demostró con los hechos. 

Pero eso no significa que crea que Javier Milei es el mejor remedio. Milei también es un peligro, pero, por ahora, solo lo demostró con las palabras y en sus actitudes de “delirante desquiciado”, como lo definió Alejandro Borensztein este domingo.

Agresivo, intolerante, con ideas repudiables que van y vienen como la venta de órganos y otras salvajadas, nos hacen abrir un gran signo de interrogación. ¿Es la persona indicada para poner de nuevo a la Argentina en la senda del crecimiento y la racionalidad capitalista? Yo tengo mis serias dudas. Pero voy a hacer una pregunta más provocativa todavía: ¿Milei es la persona indicada para vencer a Sergio Massa?  Y ahí digo que la respuesta es “si”. Por una simple ecuación que proponen las segundas vueltas: es uno u otro. Es Massa o Milei. Uno de los dos será presidente por más votos en blanco que haya.

Espero que quede claro. No estoy proponiendo el voto a Milei. No es mi función alentar a votar a un candidato. Soy periodista y tengo mi opinión personal. Pero lo que me propongo hacer es mostrar en forma descarnada la realidad de lo que está pasando. Cada argentino votara a quien le parezca mejor. Yo respeto todas las decisiones. No soy nadie para decir a quien hay que votar. Cada uno con su conciencia, en el cuarto oscuro tiene que tomar una decisión.

En este aspecto, hay una grieta brutal en el campo republicano.

Macri, Bullrich y gran parte del PRO están militando con energía el voto a Milei. Sus argumentos son pragmáticos. Fue el ciudadano en las urnas el que eligió a Milei para representar al anti kichnerismo. O al anti oficialismo. Ellos dicen que están por el cambio y que Milei es la única opción para desalojar del poder de una vez y para siempre, a la cleptocracia y al populismo autoritario y chavista de los Kirchner. Se tienen que tragar los sapos de los salvajismos ultraderechistas que dispara Milei. Pero se resignan pensando: que es lo menos malo. El mal menor.

Rodríguez Larreta, María Eugenia Vidal y gran parte del radicalismo proponen el voto en blanco o la neutralidad. No pueden ni quieren digerir lo que interpretan como un camino al precipicio de Mieli y los insultos terribles que les propinó al actual jefe de gobierno y al propio ex presidente Alfonsín. Muchos de ellos ya tenían buenas relaciones con Sergio Massa. Pero Gerardo Morales, con sus últimas declaraciones quedó a unos metros de sumarse a un posible futuro gobierno de Massa.

Dijo que va a hacer todo lo posible para que no gane Milei.

De hecho en su provincia de Jujuy viene gobernando en alianza con un vice massista.

Los gobernadores e intendentes de lo que fue Juntos por el Cambio, también han propuesto la neutralidad. No quieren romper esa fuente de poder que significa administrar provincias muy importantes y municipios claves. Todos juntos para negociar con el futuro gobierno valen más que entregándose de a uno. Y ese grupo tiene la legitimidad de haber ganado las elecciones y la posibilidad de ser una renovación generacional de donde salga un nuevo liderazgo nacional que hoy no tienen.

Sergio Massa se cree muy vivo y está convencido que la gente es muy tonta. Fue capaz de decir que no es kirchnerista.

No solamente es culturalmente kirchnerista sino que el mismo Néstor lo había calificado como más h de p que él. Fue el que le permitió a Alberto llegar al gobierno y a Cristina al poder. Su socio político es Máximo. Su ladero en estos momentos es Wado. Su apuesta hegemónica es el ADN del kirchnerismo. Es el que produjo el incendio en el que estamos y el verdugo de los pobres que en gran medida lo votan igual. La verdad sea dicha. Milei tampoco es un santo. Ahora está rogando que los viejos meados que votaron a la montonera asesina pone bombas en jardines de infante, voten por él. Que trucho todo.

Es difícil elegir entre las brasas y el fuego, como escribió Jorge Fernández Díaz. Pero la realidad es que Sergio Massa y Cristina hicieron mucho daño y Milei todavía no gobernó ni un municipio.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio MItre