Las provocaciones de Cristina

3713

A esta altura hay que decir que Alberto Fernández tiene casi la suma del poder público. El único límite fuerte que tiene (para mal) es Cristina. La vice es la jefa y tiene acorralado al presidente. Lo condiciona, lo esmerila, lo provoca y lentamente, va ganando posiciones y cargos y le serrucha el piso al jefe de estado. En la mayoría de los aprietes de Cristina, el presidente cede. Y en otros casos se traga los sapos. Sufre una suerte de extorsión. Le moja la oreja. Pero hay una movida que es muy grave, porque ponen en juego la paz social y la convivencia entre los argentinos.

Insisto: zancadillas de Cristina hay a montones, pero una de la más peligrosa, tiene nombre y apellido. El juez Víctor Violini, que es fundamental en el plan sistemático para liberar a la mayor cantidad de presos posibles. Cristina es la autora intelectual de todos estos despropósitos que irritan y asustan a la mayoría de la sociedad. Pero los ejecutores de la idea de abrir las puertas de todas las cárceles tienen a Violini como una pieza clave, dentro de un engranaje que involucra a muchos dirigentes cristinistas.

Son los que provocaron los violentos motines. Son los que les dan manija a los presos para que acusen a los jueces de genocidas desde los techos del penal de Devoto. Eso sí, con feroces agresiones a la policía, con las caras tapadas, palos, fierros, piedras y fuego por todos lados.

En una rigurosa nota, Héctor Gambini en Clarín, denunció parte de esta trama. Por eso, asesinos seriales son tratados como si fueran diputados y violadores son liberados aunque se vayan a vivir a metros de la casa de sus víctimas. Los colectivos feministas cooptados por los cristinistas no han dicho una palabra frente a semejantes atrocidades. Para muestra basta un botón: se llama Pedro Olmos y violó salvajemente a una adolescente que era su vecina. Estuvo 5 meses prófugo. Después fue apresado y condenado. Todavía no había cumplido medio año en prisión y el juez Víctor Violini lo liberó porque tiene hipertensión y osteoporosis, dos enfermedades que afectan a una gran parte de la población.

Pero lo más repugnante a la condición humana es que ese violador se fue a vivir a metros de su víctima, en Burzaco. La familia y la chica están aterradas. La franja de luchadoras contra la violencia de género que adoran a Cristina, no se pronunció frente a estas aberraciones. De todos modos, esa actitud, no es novedad entre los seguidores del tristemente célebre Eugenio Zaffaroni. Todo el mundo conoce que le bajó la pena a un violador de una chiquita de 8 años porque dijo que hubo dos atenuantes: que la luz estaba apagada y que no penetró su vagina sino que la obligó a hacer sexo oral. A una niñita de 8 años. Eso hizo Zaffaroni en su momento y ahora Violini manda de vecino de la víctima a su violador. Parece un juego de palabras macabro pero es la realidad más cruel.

Los organismos de derechos humanos, no han dicho una palabra en favor de los familiares de las víctimas de delitos, todo lo contrario, apoyan a los victimarios a los que santifican como si fueran un producto de la injusta sociedad capitalista. Y varios, como la Comisión Provincial de la Memoria que presidente Adolfo Pérez Esquivel o la Universidad de las Madres de Plaza de Mayo con su rector Rodrigo Codino, colaboran para producir el obsceno festival de liberaciones de delincuentes.

Son excarcelaciones por vía directa y casi sin controles ni tobilleras. Y saltean a los juzgados de ejecución para desembarcar con sus recursos en un puerto seguro hacia la calle, La Cámara de Casación bonaerense integrada por un solo magistrado: Víctor Violini, a quien Cristina celebró en su momento cuando criticó a Comodoro Py. Es el mismo que defendió a Hugo Moyano y dijo que la de Independiente, era una causa armada y que quiso, pero no pudo, ser candidato a intendente de La Plata por el kirchnerismo. Amigo de Julio Alak, le permitieron hacer dos veces su examen porque en la primera instancia no había alcanzado el puntaje necesario. Le recuerdo que Alak fue Ministro de Justicia de Cristina y lo es de Kicillof.

Le pido que escuche esto porque no recuerdo una noticia tan grave que haya tenido tan poca cobertura y repercusión: el 8 de abril, el frustrado candidato Víctor Violini, firmó un habeas corpus colectivo y le otorgó la prisión domiciliaria a 2.300 delincuentes de un saque. Así como lo escucha. Como si fuera un crédito a sola firma, Violini mandó a su casa a 2.300 presos. ¿Alguien cree que volverán alguna vez a estar entre rejas?

El secretario de la Comisión Provincial de la Memoria, Roberto Cipriano García fue muy claro en el audio que les envió a distintos detenidos y familiares. Ahí dice que la voluntad de Axel Kicillof (y de Cristina agrego yo) es liberar a todos los presos posibles. Ofrece un ejemplo estadístico donde asegura que por primera vez en 20 años bajó la cantidad de presos en los penales bonaerenses. Con María Eugenia Vidal había 45 mil detenidos y ahora en tan poco tiempo de gobierno kirchnerista, ya hay 43 mil. Liberó a más de 2.000 detenidos y casi no creció el número de presos que antes aumentaban a razón de 3.800 de promedio por año. Cipriano también dice que Violini tiene el mismo objetivo de Axel (y de Cristina agrego yo) que es soltar la mayor cantidad de internos posibles. Y justifica la violencia de los amotinados: “comprendo su desesperación porque son los presos los que ponen el cuerpo”, dice con la cara de acero y sin estómago ni escrúpulos, ni vergüenza.

Cipriano llama a los delincuentes “compañeros pro libertad” y los arenga diciéndoles que “estamos con ustedes”. ¿A quién se refiere cuando dice estamos con ustedes? ¿A Cristina, a Máximo, a Axel y a quién más? A los integrantes del Sindicato de Trabajadores Privados de su Libertad que dicen que lo de Devoto no fue un motín, fue apenas “un reclamo desoído”. No se puede creer semejante desfasaje con la realidad y con lo que piensa incluso, la mayoría de los votantes del peronismo.

Argumenta que la cárcel está llena de presos injustos, con causas armadas y condenas arbitrarias. Pero no sigue el camino de la democracia y las instituciones para apelar y reclamar. Prefiere presionar para que los suelten. Así, se cree un verdadero revolucionario, aunque integra el ladri feudalismo K. Cipriano tiene el asesoramiento del ex juez y ex colaborador de Cristina, el español Baltasar Garzón.

Todo esto produjo una reacción indignada de las “Asociaciones y Familiares de Víctimas de delitos” que integran, entre otros La Madres del Dolor, Usina de Justicia, los padres de Fernando Báez Sosa o de Paulina Lebbos, o los familiares de la masacre de estación Once o Matías Bagnatto. Exigen que se cumpla la ley y que los familiares de las víctimas intervengan en la decisión de liberar “a los asesinos de nuestros seres queridos que ahora los vuelven a matar y que no tienen voz, como no la tuvieron cuando perdieron la vida”. De hecho, apenas les dieron los teléfonos celulares a los internos (otra locura falso garantista), uno de ellos lo primero que hizo, fue amenazar a Carolina Píparo a la que le había asesinado a su hijito. A los presos, les dan teléfonos, prisiones domiciliarias y libertades anticipadas. A las víctimas, no les dan ni la hora.

Los familiares aseguran que van a denunciar a cada uno y a todos los jueces que liberen presos que luego, reincidan en los delitos. Por suerte todavía quedan jueces honrados y valientes. La doctora Liliana Catucci, de la Cámara Federal de Casación Penal dijo que “los únicos beneficiados por la pandemia son los criminales y eso genera alarma en la sociedad y pánico en la familia de la víctima”.

Es que han sucedido mamarrachos de todo tipo que pasaron inadvertidas por la atención extrema que la opinión pública le está dando a la pandemia. El el acta acuerdo con las autoridades en Devoto fue firmada por uno de los asesinos seriales más importantes de la historia que se manifestó admirador del número uno entre esas bestias sanguinarias: Carlos Robledo Puch. Es humillante para todos los hombres de buena voluntad que quieran habitar el suelo patrio que aparezca la rúbrica de Guillermo Antonio Alvarez (a) “El Concheto”. Cometió 4 crímenes. El último con una faca, contra un preso de la celda vecina. Ese feroz delincuente fue delegado y representante de los presos para discutir, con las autoridades.

Este nuevo “Ángel de la muerte” había sido condenado a 25 años. Pero a los 7 años, fue liberado por una cuestión reglamentaria y burocrática por los jueces Angela Ledesma y Alejandro Slokar, este juez, otro discípulo de Zaffaroni es candidato a importantes cargos en el gobierno de Alberto. A “El Concheto”, jefe de la “banda de los niños bien” que mataban por placer y que no tenían ninguna necesidad económica, lo detuvieron nuevamente cuando fue sorprendido robando. Ahora, este sicópata perverso, se sentó para negociar con Juan Martín Mena, el vice ministro de Justicia, otro amigo de Slokar y Zaffaroni que, además, es el jefe del “Operativo impunidad para todos y todas”, designado por Cristina.

Como puede verse, funciona una red de impunidad, que es un privilegio que quieren extender a todos. No solamente para Amado Boudou o Luis D’Elía. Esto explica que la fórmula de los Fernández haya ganado por paliza o mejor dicho por robo, en las cárceles. Como escribió un tuitero irónico: “Parece que lo de las salidas recreativas era solo para los presos”.

Para los presos argentinos, la libertad. Para los presos cubanos o venezolanos, el silencio cómplice. Cristina lidera esta movida que pone en serio riesgo la seguridad de las familias argentinas.

Pero no es la única. No hubo un solo dirigente del peronismo que levantara su voz contra semejante provocación. Y está claro que el que calla, otorga. Empezando por Alberto.

Editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi Palabra, por Radio Mitre