La actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner potenció y aceleró sus gestos provocativos en los últimos días. Como si fuera la directora de la película “El regreso de los muertos vivos”, puso otra vez en el escenario a personajes procesados por corrupción como Gerardo Ferreyra, presos por ladrones como Lázaro Báez o dueños de la imagen más negativa como Aníbal Fernández. No son los únicos casos pero son los más notorios. En cualquier momento, Ricardo Nissen, el apoderado de los hijos de Cristina, ahora jefe de la Inspección General de Justicia la conchaba nada menos que Alejandra Gils Carbó. Volvieron peores, sin ninguna duda. El grupo de tareas cuyo objetivo es lograr la impunidad absoluta de Cristina, sus hijos y el cártel de los pingüinos, está funcionando a pleno. Carlos Zannini, Mercedes Marcó del Pont y Daniel Reposo, Felix Crous, Juan Martín Mena, Cristina Caamaño. Solo falta la frutilla del postre de la impunidad que es el jefe de todos los fiscales. El juez Daniel Rafecas avanza velozmente hacia ese cargo, pero necesita 48 votos en el Senado. Si no lo votan ni los radicales ni los macristas, es difícil que lo consiga.
Pero la idea está clara. Cristina no solamente quiere quedar con la honestidad de la Madre Teresa. También pretende reivindicar a los que la ayudaron a saquear al estado, es decir a los miembros de la asociación ilícita que ella encabezó y también, más adelante, castigar a los jueces, fiscales y periodistas que tuvieron la osadía de buscar la verdad y la justicia. Algo así como decir, aquí no ha pasado nada, señores. Nada por aquí, nada por allá. Nadie robó. Nadie lavó. Nadie se enriqueció. No fue magia, fue mafia.
A esta altura solo falta que designen en algún puesto a José López, Guillermo Moreno y a Frankenstein. Aunque creo que los dos primeros están prohibidos por la reina. Cristina dijo entre sollozos que a José López llegó a odiarlo. No aclaró si ese odio fue porque robó el dinero del pueblo o porque lo descubrieron. O porque Lopecito dijo que ese dinero era de Cristina y que tenía miedo que ella lo mandara a matar.
Como si esto fuera poco, en su operación para mostrarse pobre y carente de recursos, en su última declaración jurada de bienes, Cristina acusó que apenas tiene 50 mil dólares. Pobre Cristina, toda una vida trabajando como exitosa abogada y apenas tiene 50 mil dólares y ninguna propiedad. ¿Alquilará en donde vive o los hijos le prestan el departamento como Pepe Albistur le cede el suyo a Alberto Fernández? Cristina hizo una maniobra que tiene patas cortas. Porque ella ahora no tiene propiedades, pero sus hijos son millonarios y tienen departamentos y dólares por todos lados. Ella se los donó para evitar que se los embargaran. O sea que el verso de Cristina pobre no resiste el menor análisis. La dinastía Kirchner sigue siendo millonaria. ¿Quién paga a sus abogados? ¿Quién compra los pasajes para viajar a Cuba? Se supone que el que pone la chequera es Máximo, el príncipe heredero en todo el sentido de la palabra heredero: político y de la fortuna.
Por este tema, Cristina fue denunciada por “insolvencia fraudulenta” porque está embargada en más de 12 mil 300 millones de pesos. ¿Escuchó bien? Cristina tiene embargos judiciales por 12.300 millones de pesos. Una semana antes de asumir como vice presidenta y jefa política de Alberto, el juez Luis Rodríguez, la sobreseyó. Pero la actual presidenta todavía tiene un largo camino por recorrer en tribunales. Tiene que dinamitar 9 procesamientos, 7 causas elevadas a juicio oral y 4 pedidos de prisión preventiva. Un record impresionante. No puede ir destituyendo a los jueces uno por uno. Tiene que encontrar un camino más rápido y contundente. Tal vez la reforma judicial ponga a todos los jueces en comisión y tiren por la ventana a todos los magistrados molestos y entronicen solamente a los que tengan puesta la camiseta de Cristina. El vamos por todo, sigue más vigente que nunca. En la campaña, muchos le gritaban a Cristina: “Volvé, volvé Cristina”. Más de 10 millones y medio de ciudadanos hoy le gritan “Devolvé, devolvé Cristina la que te llevaste y luego donaste sin donar”.
Por eso desfiló por las represas en Santa Cruz del brazo de otro procesado, Gerardo Ferreyra, que estuvo preso y que confesó que había pagado dinero. El no lo llamó coima por la obra pública. Dijo que fue un aporte de campaña. Una ayuda entre revolucionarios emancipadores bolivarianos y millonarios, diría yo. También estuvo, Osvaldo Acosta, el otro socio de Electroingeniería, que pasó de ser una pyme cordobesa a una potencia económica que recibió toneladas de obras públicas. La construcción de esas represas que ellos denominan “Néstor Kirchner” y “Jorge Cepernic”, fue frenada por el ex presidente Macri. La consideraba una inversión innecesaria y carísima. De hecho es la obra de infraestructura más importante del país. Cristina, acompañada por su mayordomo Oscar Parrilli, prácticamente le ordenó a Alberto Fernández que terminara este emprendimiento. Fue una provocación para toda la sociedad iluminar a Ferrerya como si fuera un empresario honrado pero fue una presión hacia Alberto.
Es un plan. Porque con Lázaro Báez hizo lo mismo. Recorrió en camioneta 70 de los 200 kilómetros de la ruta provincial 9 de Santa Cruz que Lázaro Báez cobró y nunca terminó y nuevamente exigió que esa obra sea finalizada por el gobierno nacional. Teléfono para Alberto. En un tuit fustigó a Macri por su “desidia y abandono” y dijo que el estado nacional, esta obligado a terminar la ruta como medida de compensación ambiental”. ¿Y eso? ¿De dónde salió? El único daño ambiental conocido es el olor nauseabundo a corrupción que surge en cada obra y en cada propiedad de Lázaro, de cajero de banco a uno de los terratenientes más importantes de la Argentina.
Algo similar hizo con otro agujero negro y corrupto del sur. Hablo del Yacimiento Carbonífero de Rio Turbio que con su nombre califica todo lo que pasó. Incapacidad y estafas. Por eso está preso Julio de Vido y para que dibuje una solución digerible designaron a Aníbal Domingo Fernández como interventor. Ambos son especialistas en cuestiones turbias. Pero Aníbal ostenta el record de ser uno de los argentinos con mayor imagen negativa en todas las encuestas. Por eso es un perdedor serial en todas las elecciones que se presenta. Fue derrotado por María Eugenia Vidal a gobernador, perdió hasta en su distrito de Quilmes en ese momento y en los últimos comicios, fue derrotado en la interna del justicialismo de Pinamar. Y algo más grave todavía: el actual canciller, Felipe es Felipe, lo acusó de “ser más droga” y eso no es broma. Y en un spot de campaña en el que aparece con Daniel Arroyo, se comparó con Aníbal con la consigna “Droga si o droga no. Sería bueno que Sola diga que se arrepiente de haber dicho eso o que explique porque nombran a alguien que es más droga en un puesto tan importante. Y ni hablar de la veleta oportunista de Pino Solanas, hoy designado embajador ante la Unesco que dijo que “Aníbal es el narco estado”. Solo hay que saber googlear.
Pero nadie en el peronismo es un muerto político. Todos pueden regresar porque el poder es un botín que hay que repartir. El estado es de propiedad de Cristina y un triunfo electoral como el que obtuvieron, la habilita a hacer lo que se le cante.
Tal vez por eso las encuestas empiezan a reflejar una caída en la valoración de Cristina. Según Opinaia, la presidenta a cargo tiene 46 puntos de imagen negativa y si le agregan el rubro “algo negativa” llega al 55%. Hace más de 4 años que dejó la presidencia aunque a estas horas la recuperó, y todavía el 33% la considera responsable de la brutal crisis económica y, como si esto fuera poco, los números dicen que el 66% de los consultados prefiere un “Alberto Fernández con estilo propio” y solo un “16%” que tenga cercanía con Cristina. Son datos negativos a tener en cuenta y eso que todavía no había ocurrido la reaparición de próceres como Lázaro Báez, Gerardo Ferreyra, Aníbal Fernández o Alejandra Gils Carbó. Menos mal que Al Capone está muerto.
No estoy seguro que la investidura de Alberto Fernández y su imagen salgan beneficiadas con todo esto. Cristina que le ordena que termine la ruta 9, las represas y Rio Turbio. Y encima puso en primer plano a varios personajes que parecen más salidos del hampa que de la universidad. Se burla de los argentinos y nos moja la oreja. Esa fue la provocación de Cristina. Y habrá más provocaciones para este boletín.