La enseña que Belgrano nos legó

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En el acto de Rosario hubo una novedad sumamente positiva que ojalá sea el comienzo de una nueva etapa. Los representantes elegidos democráticamente de los tres niveles del estado pudieron convivir en armonía y establecer una acción concreta para mejorarles la vida a los ciudadanos. De eso se trata la buena política. Convivencia democrática entre distintos y acuerdos prácticos, como en este caso, para combatir a los narcos que es el principal drama que envenena la vida de los santafesinos en general y de los rosarinos en particular.

El presidente Javier Milei es alguien que llegó dinamitando a la dirigencia tradicional que llamó “casta” y que tiene un partido muy pequeño denominado “La Libertad Avanza”.

El gobernador Maximiliano Pullaro es un histórico militante de la Unión Cívica Radical que llegó prometiendo darle tranquilidad y paz a sus comprovincianos.

El intendente Pablo Javkin integró el Frente Progresista hasta hace cinco minutos y hoy forma parte de “Unidos para Cambiar Santa Fe. Llegó con una buena gestión, con absoluta honradez y transparencia, sumado a la ola que pretende derrotar al crimen organizado y a las mafias de la droga.

Como las palabras y definiciones lo indican, libertarios, radicales y progresistas, en una primera mirada no tienen nada que ver. Expresan ideas diversas. Diagnósticos y soluciones que generalmente no coincide. Pero un enemigo común como las bandas criminales logró el milagro laico de que los tres estuvieran juntos en un acto en homenaje a Manuel Belgrano y que coincidieran en elogiar a la ministra de seguridad Patricia Bullrich, el motor más decidido y eficiente contra todo tipo de delincuencia en la Argentina.

Eso se llama política de estado. Eso se llama poner las necesidades de los argentinos por encima de las banderías partidarias. Es un pragmatismo sano que consolida las instituciones y que no significa que nadie deba renunciar a su ideología.

Creo que este valor republicano es la principal enseña que Belgrano nos legó.

Y el tono del discurso de Javier Milei, evidentemente, fue muy distinto al de semanas atrás. No fue agresivo, no insultó a nadie y convocó a un Pacto que en las fechas se transforma en una cadena luminosa. Pacto de Mayo que se anunció el 20 de junio para realizarlo el 9 de Julio en Tucumán. Fechas que rescatan lo mejor de nosotros y que pretenden recuperar para todos “sin anteojeras partidarias”, dijo Milei. Estamos hablando de la revolución de mayo, de la creación de la bandera nacional y de nuestra independencia.

Ojalá esto no sea un gesto de circunstancia y nada más. Ojalá esta actitud tenga continuidad. Ojalá el presidente Milei haya comprendido que puede mantener con firmeza sus convicciones y simultáneamente, construir puentes en la gestión y no trincheras. Veremos. Apuesto unas fichitas pero no pongo las manos en el fuego. Temo que su carácter explosivo desate hostilidades por cualquier enojo.

Insisto: veremos.

Pero el acto de Rosario pareció ser la puerta a una nueva etapa de gobierno.

Que se haya hecho en paz el acto es un dato. El último que se hizo de estas características fue encabezado por el presidente Mauricio Macri. El cuarto gobierno kirchnerista de Cristina, Alberto y Massa no quiso promover esta celebración. Siempre Cristina lo manchó de un sectarismo chavista insoportable. Cristina llegó a cometer por lo menos cuatro herejías imperdonables: comparó a Manuel Belgrano con Néstor Kirchner.

Dijo que le hubiera gustado ser amante de Manuel Belgrano. Pronunció su famoso sincericidio cuando dijo: “vamos por todo” Y en la cima de su delirio woke, hizo hablar en inclusivo a Belgrano, o Belgrane, como dirían estos sátrapas que no dudaron en violar todos los valores y la historia.

¿Este pasado nefasto y autoritario hizo que el acto de Milei, Pullaro y Javkin, brillara más todavía? Ninguno se quiso apropiar del prócer. Los tres destacaron todos sus méritos.

¿Se da cuenta el lugar oscuro por el que  tuvimos que atravesar los argentinos? Comparar a Belgrano que murió en la pobreza absoluta y en la honestidad completa, con el jefe de la asociación ilícita que más robó durante más tiempo en la Argentina solo es producto del fanatismo.

Por eso, si me permite, Don Manuel, me gustaría decirle una vez más que usted es el espejo en el que todos los funcionarios argentinos deberían mirarse. Porque usted hizo el camino inverso de tantos políticos corruptos como los Kirchner. La mayoría llega pobre a la función pública y sale rico. La mayoría se enriquece ilícitamente. Su biografía demuestra que usted hizo todo lo contrario. Nació rico. Nació en cuna de oro porque su padre era un importante comerciante. Por eso pudo acceder a la educación a la que accedió. Por eso Salamanca, Valladolid. Pero se pasó la vida repartiendo su fortuna entre la gente común. Y murió pobre. Se empobreció lícitamente. Se convirtió en una bandera de austeridad republicana. Usted, justo usted, que es el creador de la bandera convirtió su trayectoria en una bandera y su cuerpo en el abanderado de los mejores valores que debe tener un hombre público que está obligado a servir a su comunidad. Por eso creo que llegó la hora de pedirle perdón. Le decimos gracias por haber protegido siempre a los más desprotegidos, a los más humildes, a los ancianos, a las mujeres y a los indios. Por haber impulsado siempre el progreso y el bienestar de la gente. Gracias por grabarnos a fuego en nuestra identidad esa frase maravillosa que dice que el sentimiento de libertad es capaz de transformar en héroes a los ciudadanos más simples. Gracias por su combate permanente contra los monopolios y todo tipo de autoritarismo. Por haber sido miembro del primer gobierno patrio. Por defender la libertad de prensa y la modernización. Por haber traído de Europa las ideas más avanzadas de soberanía y emancipación y las tres vigas maestras de la revolución francesa: libertad, igualdad y fraternidad. Gracias por la inmensidad de su cultura. Por hablar y leer perfectamente en inglés, francés, italiano y latín. Gracias por haber redactado junto a Mariano Moreno el Plan Revolucionario que se presentó a la Junta. Gracias por decir que la patria es educación. Por haber donado sus sueldos para construir la biblioteca pública y varias escuelas que se construyeron 170 años después. Gracias por el coraje de haber combatido en las invasiones inglesas y por tomar las armas y convertirse en general de la Nación cuando su formación era de abogado, economista, diplomático y periodista. Es la patria que Belgrano nos legó. La etimología de la palabra bandera lo dice todo: viene de banda, de lazo que amarra, que nos liga y nos mantiene estrechamente abrazados. Nos une en nuestra identidad. Una bandera como el cielo refulgente, ostentando sublime majestad, después de haber cruzado el continente, exclamando a su paso: ¡¡Libertad, Libertad, Libertad¡¡.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre