Crónicas de guerra: Peligro, Alberto endiosa a Moyano

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Parte diario: 1.054 contagiados. 29 muertos. 248 recuperados.

Como periodista trato de tener una actitud responsable y prudente frente al combate contra la pandemia. Hay que acatar lo que las autoridades recomiendan, asesorados por los mejores científicos.

Pero eso no significa que los periodistas debamos callarnos ni mirar para otro lado cuando el Presidente comete alguna barbaridad o desmesura. Unificar nuestras acciones para derrotar al coronavirus, es lo que se debe hacer. Y lo estamos haciendo en esta radio y en este programa. Pero Alberto, tal vez emborrachado de popularidad según dicen las encuestas, cree que puede hacer y decir cualquier cosa. Hace un par de horas acaba de cometer un error gigantesco. Y estoy seguro que más temprano que tarde, lo va a lamentar. En el acto político de traspaso del sanatorio de Hugo Moyano, el presidente de la Nación dijo, muy suelto de cuerpo que el líder camionero es “inmenso” y es “un dirigente gremial ejemplar”.

Como si esto fuera poco, se dirigió a sus hijos y los instó a “no ceder” y a que sigan ese camino y que tomen la posta, cosa que Pablo sobre todo, ya hizo con toda contundencia. Alberto, no conforme con esos elogios insólitos dijo que a Moyano “los empresarios no lo quieren porque cuida a los suyos, a los trabajadores. Porque Hugo pide de todo, pero para los trabajadores y no para él”. Fue muy temerario Alberto Fernández. Nadie se atrevió a elogiar tanto a Moyano que está entre las tres personas de mayor imagen negativa de la Argentina y es un oligarca sindical enriquecido que vive como un millonario. Es uno de los que mayor capacidad de daño tiene y lo ejerce cada vez que puede con actitudes y acciones patoteras y amenazantes. Alberto no puede indultar a Cristina porque ahora es su socia. Alberto no puede ahora levantarle un monumento a Moyano, solo porque cedió su sanatorio para que las camas sean utilizadas en la emergencia sanitaria.

Las pandemias producen muchos cambios culturales, pero no borran los expedientes judiciales ni convierten en inocentes a los que son culpables. Cristina es el ejemplo más claro. Pero Moyano le sigue de cerca. Si Moyano, como dice Alberto, es el dirigente sindical ejemplar en el que se tienen que mirar todos sus pares, este país no tiene salida. Hay tanto delegado de base, obrero y combativo pero honrado y democrático que colocar a Moyano en un altar es una metida de pata de la que se va a acordar toda su vida. Nadie obligó a Alberto a sobreactuar. Podría haber agradecido el gesto de Moyano y listo. Algo formal y sanseacabó. Pero Alberto está cebado con el apoyo que cree tener de la sociedad. No registra que parte de ese apoyo es al solo efecto de que lidere la batalla contra el virus y nada más. Es una falta de respeto utilizar esta situación para llevar agua para el molino de la política o para intentar blanquear a personas absolutamente anti democráticas y nada transparentes.

A la salida del sanatorio, Alberto se fue manejando su propio auto pero no hizo declaraciones. Moyano se acercó al periodista de TN y con una sonrisa irónica, después de mirar el logo del canal, dijo dos veces: “Saludos a Leuco, saludos a Leuco”. ¿Por qué lo hizo? Porque anoche en mi programa de la tele, el doctor Carlos Claa hizo un informe especial respecto de todas las irregularidades que hay en el sanatorio y sobre la causa que está en la justicia. Le cuento rápidamente. La obra social de camioneros compró ese edificio maravilloso en pleno Caballito, a pasos de Acoyte y José María Moreno. Lo compró muy barato en una quiebra. Pagó 10,5 millones de pesos a fines del 2009. Hasta ahí, todo correcto. Pero tres años después, el sindicato de Moyano le compra ese edificio a la obra social, también de Moyano, en 334 millones de pesos. Todo queda en familia porque la encargada de remodelarlo y ponerlo en valor fue, sin licitación previa, la empresa Aconra SA cuya propietaria es Liliana Zulet, la esposa de Hugo Moyano. Graciela Ocaña presentó una denuncia por la sospecha de un pase de manos, de un blanqueo o lavado de dinero porque ese mecanismo lo suelen utilizar para todas las compras del poderoso gremio. Cero licitación, cero transparencia y siempre lo realiza una empresa propiedad de la Liliana Zulet.

Qué casualidad tan casual.

El sanatorio nunca fue habilitado porque tiene que cumplir con reglas muy estrictas vinculadas a la actividad. Moyano fue imputado por esta causa que en principio llevó el doctor Claudio Bonadi. Cuando falleció, el expediente pasó al juzgado de Martinez di Giorgi. No sabemos si ahora va a dormir el sueño de los justos en los cajones de tribunales. Pero es muy probable. Esto fue lo que contamos anoche en TN. Parece que a Moyano no le gustó y por eso me envió ese saludo tan cariñoso que por supuesto le retribuyo: Saludos don Hugo.

Un cronista le preguntó porque no estaba habilitado el sanatorio y Moyano mintió: “No sé, pregúntenle al gobierno de la Ciudad”. ¿Cuál es la verdad? El sanatorio está habilitado desde el 18 de marzo en forma provisoria mientras dure la lucha contra la pandemia. Hay razones de fuerza mayor y 330 camas vienen muy bien para combatir semejante drama. Si habilitan hoteles comunes o clubes, ¿ Cómo no iban a autorizar que funcionara el sanatorio de Moyano?. Fue habilitado en carácter excepcional mientras dure la emergencia sanitaria. Una vez que termine este problema, el expediente volverá a su situación anterior. Esta resolución fue firmada por cuatro funcionarios de la Ciudad. El propio Moyano contó que la gestión inicial fue del propio gobernador Axel Kicillof que cuando vió el sanatorio dijo “Esto es como encontrar agua en el desierto”.

Alberto también quedó maravillado con el nivel del Sanatorio. Dijo que no creía que hubiera muchos de semejante excelencia. Se ve que Alberto, sale poco. Pero, en fin, ese no es el problema. Alberto aprovechó para bajar línea cristinista en esa ocasión. Primero reveló que él había nacido en ese sanatorio cuando se llamaba Antártida y al final miró a Moyano y su familia y les dijo: “Prometí que íbamos a volver mejores y volvimos mejores. Volviste mejor, Hugo. Gracias”. Fue indignante. Mirar para otro lado frente a personajes nefastos está muy mal. Pero llenarlo de elogios y bendecirlos como paradigmas del sindicalismo que este país necesita es Too Much, diría Cristina.
Mientras una parte de la población pide austeridad y recortes a los sueldos y las prebendas de los funcionarios, Alberto aprovechó para retrucar ese planteo y dijo que el “problema de Argentina no son los políticos ni los sindicalistas. El problema son los que especulan”. En eso coincido.

El problema no son los políticos ni los sindicalistas honrados. Uno de los graves problemas son los políticos y los sindicalistas millonarios, antidemocráticas que se enriquecieron robando el dinero del pueblo. No se Alberto conoce a alguien que haya cometido esos delitos de lesa indignidad.

Después quiso bajar línea cultural y social. Dijo que el éxito no es ganar plata. Porque el bichito del virus los hizo perder fortuna. “¿Para que les sirvió acumular tanta plata?”, se preguntó. Acumular plata, dijo. No estoy seguro, pero creo que hablaba de los Kirchner. ¿De qué les sirvió a Néstor y Cristina robar montañas de dinero?, me pregunto yo.

Moyano como siempre, después se quiso victimizar diciendo que no pueden creer que sea bueno porque es “morocho, feucho y laburante”. Y eso no es cierto. Lo que produce rechazo es su autoritarismo que suele bloquear empresas para lograr sus objetivos, la prepotencia permanente y el hecho de que viva como un magnate y no como un laburante. El día que este país obligue a los dirigentes sindicales a presentar su declaración jurada de bienes, tal vez esto cambien alguna vez.

Hace poco, Moyano dijo que “los periodistas la van a pagar. Que han hecho mucho daño y que la tienen que pagar. No puede ser gratis lo que dijeron o lo que le mandaron a decir.” Lo que no aclaró Moyano es quien los va a juzgar y quienes son los periodistas que tienen que pagar. Por cuales notas van a tener que pagar ni cuál va a ser el castigo que les vá a imponer. Porque se supone que el será el juez supremo y el determinará y ejecutará el castigo.

La justicia y la democracia ya le dijeron claramente que sus deseos y denuncias son una atentado a la libertad de prensa y un intento de censurar al periodismo independiente. La Cámara Federal rechazó el pedido de Moyano de investigar las fuentes de varios periodistas, entre los cuales estaba quien les habla.

Moyano no puede confesarlo, pero lo único que busca es impunidad para poder cerrar todas las causas sobre corrupción que están abiertas por su comportamiento y el de su hijo Pablo tanto en el gremio como en el club Independiente. Hay muchas pruebas y en varios casos fueron descubiertas por el trabajo riguroso y valiente de muchos periodistas.

Pero para Alberto Fernández a partir de ayer, Hugo Moyano es un “inmenso y ejemplar dirigente sindical”. Que Dios y la patria se lo demanden.

Editorial de Alfredo Leuco en Le Doy Mi Palabra, por Radio Mitre.