El filósofo analizó que “el populismo tiene más presente que porvenir” y repudió el “pacto fundamental” entre Alberto y Cristina para evitar que avancen las causas contra la vicepresidenta.
Santiago Kovadloff participó de una charla virtual con alumnos de periodismo en la que manifestó su preoccupación por la relación política entre Cristina Kirchner y Alberto Fernández que, asegura, se basa en un “pacto fundamental” para que se caigan todos los cargos judiciales que pesan sobre la vicepresidenta.
El escritor opinó que el silencio de Mauricio Macri está inspirado en un análisis autocritico de Juntos por el Cambio, auqnue al mismo tiempo resaltó que “el populismo tiene más presente que porvenir”. De cara a los próximos comicios legislativos de 2021, no dudo en afirmar que “la oposición tiene grandes chances de ganar”.
La entrevista
—¿Qué cree que hubiese pasado si Argentina no hubiese entrado tan rápido en cuarentena?
—Es difícil saberlo, la conjetura inicial que uno puede hacer es que el Presidente en el orden político no habría ganado la adhesión que ganó. No hay duda alguna de que el mejor capital político recaudado por Alberto Fernández tuvo lugar en el momento en el que concibió la necesidad de reducir los riesgos posibles. En ese momento, lo ayudó el hecho de que la pandemia no había alcanzado los niveles devastadores que tienen en este momento.
—Algunos analistas sostienen que Alberto Fernández es un títere de Cristina Kirchner. ¿Usted qué piensa?
—Creo que la organización de la fórmula de gobierno que llevo a la candidatura de presidencia a Alberto Fernández está apoyada en un pacto fundamental: Cristina debe quedar exceptuada de todos los cargos judiciales que le pesan. No sé qué ganó Alberto con esto, a menos que el haya nutrido una ilusión de poder generar un poder alternativo al de Cristina en la conducción al Gobierno. Todo indicaría que, por el momento, eso está muy lejos de ser realidad. Al mismo tiempo veo que Cristina Kirchner está adueñándose de la organización del Estado y de todos sus poderes. El populismo tiene más presente que porvenir, en términos de capacidad de ampliar su espectro electoral. Está creciendo, en la opinión pública, la necesidad de que un concepto del poder político como el que ella representa no tenga provenir en la Argentina y se lo derrote electoralmente. En las próximas elecciones puede ganar la oposición. No me sorprendería que en las elecciones de término medio del año que viene gane la actual oposición. En la Argentina hay recursos sociales muy importantes para entender que es preferible correr el riesgo de construir una república que correr el riesgo de afianzar el populismo.
—¿Usted cree que Cristina Kirchner es la verdadera presidenta de este gobierno?
—No, ella es la que dirige este gobierno del cual no es presidenta. El peso primordial de la gestión política recae sobre lo que ella representa: un kichnerismo que no admite negociación alguna con otros sectores que no coincidan con ella y que van desde la oposición hasta el propio peronismo. Yo creo que mucha gente votó impulsada a favor de Fernández por la necesidad de creer. Con esto entramos a un terreno donde la creencia y el trasfondo religioso de la orientación política en un mundo secular merecería, algún día, que lo debatamos.
—¿Qué piensa de los que sostienen que Cristina Fernández de Kirchner está relacionada con el crimen de Fabián Gutiérrez?
—No tiene relación, de ninguna manera. Yo no creo que ella haya mandado a matar, pero sí creo que pertenece a un mundo cuya existencia, sin duda, ha promovido el delito y el crimen. Son recursos ineludibles para expresar la lucha por el poder, pero no le atribuiría jamás ese crimen. Lo que sí creo es que el kirchnerismo es un mundo sórdido, donde la búsqueda de acumulación de riqueza no vacila en una recurrida infinidad de recursos igualmente perversos. Me parece a mí que el kirchnerismo ha hecho de la posibilidad de acumulación de riqueza una meta sin reparos éticos de ninguna índole.
—¿A qué cree que se debe el silencio de Mauricio Macri?
—Creo que la oposición está terminando la etapa de la autocrítica, el silencio del expresidente es porque necesita revisar a fondo en que se equivocó su gobierno y también por razones estratégicas: no facilitarle la ferocidad critica al actual oficialismo. Juntos por el Cambio se equivocó en el orden económico y en el orden comunicacional. Pero profundamente en la sobreestimación del papel del futuro. Es indispensables que Juntos por el Cambio se critique pero no enfocándose en los liderazgos o sobre quien va a mandar y quien no, aun si el expresidente Mauricio Macri será la figura hegemónica del futuro. Creo que lo importante es entender mejor si Juntos por el Cambio tuvo la suficiente sensibilidad política para gobernar un país fragmentado como la Argentina
Entrevista a Santiago Kovadloff
—En algunas entrevistas usted resaltó que durante el gobierno de Macri la Justicia actuó con autonomía. ¿Usted siente que hoy la Justicia actúa con autonomía?
—Hubo episodios reprochables en el gobierno de Macri. Los delitos cometidos durante el gobierno precedente y, aun, en el anterior, ganaron transparencia pública. Esto no quiere decir que haya habido episodios durante el gobierno del Macri que no ganaron transparencia pública. Es decir, ambas cosas, de muy distintas magnitud son ciertas. Hay episodios reprochables en el orden de la Justicia, que tuvieron lugar durante el gobierno de Mauricio Macri, pero también hay episodios que señalan la independencia de la Justicia en su mandato. En cuanto a los periodos kirchneristas, el concepto de Justicia está caracterizado por esa falta de dualidad. Actualmente, es muy difícil encontrar hechos loables porque la Justicia hoy está subsumida al poder político. En el mandato actual y en los de Cristina la ley estuvo al servicio del poder político de una manera absoluta: se extinguió como ley. Tuvimos un poder Judicial espectral. Creo yo que si las cosas siguen siendo como son y las causas judiciales que pesan sobre la vicepresidente permanecen en la oscuridad o desembocan en la impunidad absoluta, allí encontraremos la diferencia entre los roles de la justicia de ambos gobiernos.
—¿Horacio Rodríguez Larreta es el mejor representante de la oposición para ser presidente en el futuro?
—Sin dudas es una de las figuras protagónicas e importantes que tiene la oposición de Juntos por el Cambio. No me parece que sea la mejor, creo que eso es prematuro. Para que Juntos por el Cambio sea una oposición solida necesitamos búsquedas de consenso con el oficialismo, que soslayen el papel que la Justicia tiene que cumplir con independencia en el esclarecimiento de los delitos imputados con pruebas al kirchnerismo empezando por el exvicepresidente Boudou y tantos otros. Necesitamos una gran oposición, pero si el divorcio entre ética y política pasa por la negación de los deberes de la justicia entonces tenemos una democracia simulada.
—¿Cuál es su visión sobre las nuevas tendencias musicales como el reggaetón y el trap?
—Trabajé alrededor de 15 años con Marcelo Moguilevsky y Cesar Lerner en la creación de espectáculos. Recientemente trabajé con Lucas Sedler, notable guitarrista y compusimos dos discos. Es muy importante, para mí, no asociar el valor de la música con los gustos personales. Confunden el gusto personal con la calidad estética del producto musical y no debe ser así. Para mí la música urbana es un síntoma notable de inquietudes, desvelos y sensibilidades de sectores sociales que han ingresado a la expresión estética más allá del tango. Durante largo tiempo, el tango concentró la expresión de sensibilidades urbanas de sectores sociales afectados por la pobreza y marginalidad. Hoy, la música urbana le infunde a esa marginalidad una estatura estética que es representativa de incontables sensibilidades. Yo no la necesito para configurar lo estético en mi vida. Pues a esa música urbana, yo le doy todo mi apoyo y deseo que se exprese más y más. Por razones sociopolíticas, la quiero libre y expresándose aunque no es de mi mayor interés.
Fuente: PERFIL