El ex juez Eugenio Zaffaroni es el jefe del operativo impunidad para Cristina. Ya lo había planteado en agosto del año pasado pero acaba de insistir con que Alberto Fernández debe indultar a la condenada vice presidenta.
En una radio K, Zaffaroni mintió hablando de persecución y de Lawfare contra Cristina.
La gran novedad fue que esta presión de Zaffaroni ocurrió después de su encuentro con el Papa Francisco que defendió la falsedad del Lawfare como si fuera un militante de La Cámpora y que dijo que Zaffaroni era su “gran amigo, un gran tipo y un gran jurista”.
A esta altura no sorprende que el Papa confiese su relación de amistad con Zaffaroni ya que hizo lo mismo con el dictador cubano Raúl Castro, Hebe de Bonafini, Juan Grabois y Milagro Sala, entre otros.
Bendecido por el Papa, Zaffaroni, sin que se le cayera la cara de vergüenza, propuso el indulto presidencial para hacer zafar a Cristina de una condena por corrupción de estado.
Zaffaroni, es el autor intelectual de todas las trampas y chicanas para eludir a la justicia. Por segunda vez, directamente recomendó que el presidente Alberto Fernández apele al indulto porque es la “única herramienta disponible para preservar la democracia”.
El defensor y amigo íntimo del condenado Amado Boudou, aseguró que quieren proscribir a Cristina.
Hay un fuerte debate entre los especialistas respecto de si es posible otorgar el indulto a alguien que, por ahora, no tiene condena firme. Tal vez por eso Zaffaroni lo propone para el caso de que eso ocurra. Pero hay otros más salvajes todavía que dicen que el indulto debe ser ahora mismo para evitar el sufrimiento y el escarnio de la jefa. Y exhiben jurisprudencia. Fue, en 1989, cuando Carlos Menem indultó a criminales guerrilleros y a terroristas de estado.
En aquel momento, la Corte respaldó semejante mamarracho.
El prestigioso constitucionalista, Daniel Sabsay dijo que esto “es un disparate” porque no puede haber indulto sin pena. ¿Qué sería, un indulto preventivo?, se preguntó.
El indulto perdona un delito. Por lo tanto debe estar firme. Y es la confirmación de que el delito se produjo.
Políticamente, sería la máxima humillación a la que se puede someter a Alberto y a Cristina. Alberto, por obligarlo a apelar a un resabio monárquico que lo convertiría en cómplice de la cleptocracia y a Cristina porque su nombre quedaría asociado de por vida a ese instrumento nefasto. Y algo más. Y en lugar de “condenaaada”, como ella dijo, se transformaría en indulatada. ¿Qué pasará con las otras causas, como los cuadernos de las coimas K, que parecen tener el mismo destino de condena que la de Vialidad? ¿Cuántas veces propone Zaffaroni que indulten a Cristina?
En abril del año pasado, destaqué el comunicado de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas, ADEPA que repudió enfáticamente lo que llamó “un nuevo intento de asociar a los medios de comunicación con los diarios de Hitler y Stalin”. Zaffaroni había vomitado estas palabras producto de lo que considera “una concentración de medios que genera una realidad única”.
Habla de “nuevo intento” porque ya lo había hecho un año antes.
Adolf Hitler, el culpable del Holocausto, aparece muy seguido en la boca sucia de Eugenio Zaffaroni. Aquella vez, fue como un regalo tenebroso para el día del periodista. Comparó a nuestro oficio con “un partido único, como el de Hitler”. Una amenaza repugnante.
Zaffaroni, por el contrario, cosechó un repudio generalizado encabezado por la representación política de la comunidad judía argentina y la entidad que agrupa a todas las entidades periodísticas. Fue acusado de “banalizar el holocausto” y de estigmatizar el ejercicio del periodismo en libertad y con independencia.
Esa fue la última vez que Zaffaroni apeló a Hitler como argumento.
Pero la primera vez fue contra Néstor Kirchner. Suena raro, pero es rigurosamente cierto. Se pueden consultar los archivos de la época. Fue en 1998 y en Santa Cruz. Había sido invitado por el Frepaso para ayudar en la lucha contra la reelección eterna que Kirchner quería instalar y logró instalar en la gobernación. Zaffaroni apeló a “la Constitución de la República de Weimar “y a “Hitler”.
Zaffaroni es una de las personas que más daño le hizo a nuestro país en los últimos años. Tuvo relaciones carnales con dos dictaduras.
Hoy defiende la narco dictadura chavista de Nicolás Maduro y a la Cuba de los Castro. Durante el terrorismo de estado no le dio lugar a ninguno de los 120 habeas corpus sobre detenidos desaparecidos que pasaron por su despacho y que por el contrario redactó un manual militar en el que justificaba los golpes de estado y en el que discriminaba a los homosexuales para que no fueran parte del Ejército.
Las Madres de Plaza de Mayo encabezadas por Hebe de Bonafini hace unos años lo definieron como “juez de la patria” porque milita para el kirchnerismo pero antes lo habían incluido en una lista de 437 jueces que colaboraron con la dictadura militar.
Hay fallos suyos denigrantes de la condición humana y decididamente inmorales y humillantes para las víctimas. Ese fallo debería enseñarse en las facultades de derecho como un ejemplo de agresión a la dignidad de las mujeres, pese a que muchas mujeres militantes contra la violencia, jamás dijeron una palabra de esto, tal vez para proteger a un compañero cristinista.
Hablo del fallo Tiraboschi donde minimizó la violación de una nenita porque fue realizada con la luz apagada y porque no fue penetración sino sexo oral al que fue obligada la chiquita.
Zaffaroni impuso una pena por abuso deshonesto y sostuvo que no correspondía aplicar la pena máxima porque, entre otras razones, la víctima, una niña de ocho años, había sido abusada con la luz apagada y, en palabras de la sentencia, “el único hecho imputable se consumó a oscuras, lo que reduce aún más el contenido traumático de la desfavorable vivencia de la menor”. ¿Escuchó bien? Zaffaroni llamó “desfavorable vivencia de la menor” a la penetración que un degenerado hijo de puta le hizo por su boca.
El gran amigo del Papa, según su propia confesión, solo pagó una multa por haber alquilado sus departamentos para que en 5 de ellos se ejerciera la prostitución.
Y como si todo esto fuera poco, ahora Zaffaroni propone hacer zafar a Cristina con un indulto. ¿No será mucho?
Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre