Los ocho imputados por el crimen del joven en Villa Gesell se probaron las tobilleras electrónicas y la Justicia determinó que sus domicilios están aptos para ser monitoreados.
A poco de cumplirse dos meses del asesinato de Fernando Báez Sosa, la posibilidad de que los ocho rugbiers acusados obtengan la prisión domiciliaria ya no es muy lejana. El abogado defensor de los ocho imputados, Hugo Tomei, había solicitado en febrero esa condición para los jóvenes que desde el 30 de enero están detenidos en el penal de Dolores.
En los últimos días, el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB) confirmó que los domicilios de los acusados son aptos para el monitoreo electrónico, en un informe entregado al juez David Mancinelli. En tanto, también se probaron las tobilleras electrónicas y ahora, sólo queda esperar a que el juez resuelva otra solicitud por la atenuación de la prisión preventiva que también presentó el letrado.
Por el momento, se aguarda los resultados de la prueba scopométrica, que busca determinar quién pateó a Fernando a la salida del boliche Le Brique, a partir de la comparación de la huella levantada en el cuerpo de la víctima y las zapatillas con mancha de sangre secuestradas a los rugbiers en la casa que alquilaban. Además, falta el estudio de ADN cuyos resultados estarían a partir de la segunda semana de marzo.
Por el asesinato se encuentran detenidos en el penal de Dolores, Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Blas Cinalli, Luciano y Lucas Pertossi, Matías Benicelli, Ayrton Viollaz y Enzo Comelli. Los ochos rugbiers están acusados de ser coautores del delito de “homicidio doblemente calificado por alevosía y por concurso premeditado de dos o más personas”.
Dos semanas atrás, Juan Pedro Guarino y Alejo Milanesi fueron liberados pero siguen estando imputados por ser “partícipes necesarios”.