La reina Cristina convirtió a la Argentina en el reino del revés. El presidente que no preside y que fue vaciado de poder por su jefa, ahora quiere súper poderes. Ese objetivo es un verdadero esperpento. Alberto demostró que no tiene autoridad ni para echar de su cargo a un subsecretario de tercer nivel y, sin embargo, quiere que el Congreso le delegue facultades extraordinarias.
Pregunta obvia: ¿Para qué quiere lo más si no tiene lo menos? Dicen que la última vez que estuvieron a solas y cara a cara la discusión fue a los gritos y que Alberto incluso, amenazó con irse del gobierno. Esa es la batalla que debe dar Fernández. Recuperar el sillón de Rivadavia y la investidura presidencial le expropió Cristina. El poder ejecutivo es unipersonal, según la Constitución y si Fernández tiene responsabilidad y coraje debería hacer valer ante su jefa que nos guste o no, el voto popular lo eligió a él. Tal vez sea un irresponsable que perdió hasta la dignidad o un cobarde. Tal vez ya se haya entregado de pies y manos y solo pueda pronunciar dos palabras: Si Cristina.
Habría que sincerar esa relación de amo y esclavo que mantienen Cristina y Alberto y dejar de hacerle perder tiempo, trabajo y vidas a todos los argentinos. Insisto: exige súper poderes un mini presidente. ¿Para que los quiere? ¿O son para que los ejerza Cristina en las sombras y pueda descargar todo su daño y resentimiento sobre una sociedad que cada día la rechaza más y la vota menos.
El proyecto de ley es un nuevo atropello anticonstitucional y evidencia que este cuarto gobierno kirchnerista está confundido por tantos fracasos y no puede ni siquiera fijar las prioridades. En lugar de conseguir vacunas, de aplicar rápido las que tiene, de testear todo el tiempo y de seguir aumentando la capacidad del sistema sanitario, están empecinados en atacar a Horacio Rodríguez Larreta con el tema de las clases presenciales de la primaria.
Tanta mala suerte tiene Alberto que hasta el presidente del gobierno de España le refregó en sus narices que ninguna ley ordinaria está por encima de la Constitución. Y le habló de seguridad jurídica y garantías legales.
Fue una casualidad pero pareció hecho a propósito. Son tan similares algunas problemáticas que tienen ambos países que pareció que se lo decía en la cara a Alberto.Y el video, se hizo viral.
Fue tan así que Daniel Sabsay, se subió a la ola y dijo que “Pedro Sanchez le dio una clase magistral de derecho a Pinocho (como llama al presidente por sus mentiras seriales). Si aprende, cuando regrese, tiene que retirar el proyecto de delegación de facultades que va en sentido exactamente contrario. Y desprenderse de Vilma (por la doctora Ibarra) por su asesoramiento contrario al texto constitucional”.
El proyecto de ley que el Senado aprobará rápidamente, es un traje a medida para castigar e intervenir la autonomía de la Ciudad de Buenos Aires y de Mendoza. No se sabe si se van a atrever a meterse con dos provincias muy poderosas como Córdoba y Santa Fe que también apuestan a las aulas abiertas pero que están gobernadas por peronistas.
La ley que pretenden es absolutamente anti federal porque reduce a los gobernadores casi a la categoría de peones del ajedrez nacional que maneja la reina y sus alfiles. Y va en contra de la Constitución que exige que la delegación de facultades se haga por un tiempo determinado bien claro. Debe ser a plazo fijo y con una fecha concreta. Y acá hay una trampa. El plazo es mientras dure la emergencia sanitaria y eso lo fija el gobierno nacional por decreto. Es decir que los súper poderes para Alberto o para Cristina en realidad, serán hasta que ellos lo decidan.
Uno de los artículos del proyecto de ley asegura que se “faculta al poder ejecutivo a adoptar medidas razonables, oportunas y temporarias”. Y para una inmensa mayoría de los ciudadanos, desde el primer momento, este gobierno casi no tomó ninguna medida razonable. Llenaron a este país de imprudencias, torpezas y corruptelas.
Horacio Pietragalla y Victoria Donda, en sus respectivos organismos han llegado al delirio de poner teléfonos al servicio de los padres que quieran denunciar discriminación por si le ponen faltas a sus hijos en los colegios de la Ciudad. En lugar de fomentar la “deserción cero”, como todos los modelos educativos más avanzados del mundo, impulsan la delación y les dan excusas a aquellos que no quiere estudiar. Pretenden que los chicos no se capaciten y se aíslen de sus compañeros con todo lo que eso significa para su salud mental. Y que no vengan con esa excusa mentirosa de que es para proteger la vida, porque todos los indicadores ya demostraron con rigurosidad que el colegio primario no contagia y que tampoco genera demasiada movilidad en el transporte. Es lo que hoy sostienen Horacio Rodríguez Larreta, Rodolfo Suárez, Juan Schiaretti y Omar Perotti que no creo que sean suicidas.
Santiago Cafiero, en su sobreactuación permanente para ocultar que todavía está muy verde y a tiro de Cristina, llenó de ofensas a Larreta. Dijo que ejecuta un libreto que le escribe Macri desde Miami. Y aseguró lo siguiente: “Que te digan que tu país es una mierda y que no se puede producir y trabajar, es porque alguien lucra atrás de esa idea de producir desánimo”.
La verdad es que Argentina no es una mierda. Lo hicieron mierda los que lo gobernaron y la mayoría de ese tiempo, en el país y en la provincia de Buenos Aires, gobernó la fuerza política que integra Cafiero. Y si los dirigentes emblemáticos de Alberto son un patotero como Hugo Moyano y un señor feudal como Gildo Infrán, está todo dicho.
A esta altura deberían entender que el horror de la catástrofe sanitaria y la hecatombe económica no se resuelven con más autoritarismo, caprichos, prohibiciones y arbitrariedades. Bastante daño ya hicieron.
En el día del himno nacional bien vale la pena recordar que la libertad es nuestro grito sagrado y que las vacunas, los cuidados, los testeos y el sistema sanitario es lo único que nos va a salvar. Es lo que todos nos merecemos. Al gran pueblo argentino, salud.
Editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi Palabra por Radio Mitre