El joven emprendedor digital lamentó que “el país tenga todas las de ganar y siempre pierda”. “Tenemos que pensar y defender ideas a largo plazo que logren que nuestro país se construya mirando hacia el futuro“.
Siempre se aprende de escuchar a Mateo Salvatto, el joven emprendedor de tan solo 21 años que creó una aplicación para celulares que facilita la comunicación de personas con discapacidad auditiva o de expresión oral (Háblalo), y es un ejemplo a seguir para las nuevas generaciones.
En diálogo con Diego Leuco en Ya somos grandes, insistió en la ciencia y la tecnología para el despegue del país en el mundo y se refirió a la importancia de dejar atrás viejas herramientas que nos tiene atascados hace décadas y nos imposibilita construir a largo plazo.
“Me parte el alma porque es un país que tiene todas las de ganar y pierde, más que nada en el ámbito de la tecnología y la ciencia, pero a la vez esto de que constantemente estamos con la cabeza enterrada y nunca la sacamos para mirar 10 minutos hacia adelante. Eso es lo que más duele. Nos imposibilita crear un país con una mínima proyección de futuro. Pensamos en los 10 minutos que nos quedan y no en los 10, 15 años que vienen, que es el país que le va a tocar a las nuevas generaciones”, explicó Salvatto, quien también es profesor en la Escuela ORT.
Y continuó con su análisis: “Lo que a mí me choca es que mi generación ha perdido las razones para creer en la Argentina, y en realidad es un país que tiene muchas razones para creer. El problema es que muchas veces los que toman las decisiones y de encaminar o marcar el ritmo, piensan como si estuviéramos en el siglo XX, con herramientas del XIX en el siglo XXI y tenemos que mirar para el siglo XXII“.
Consultado por la meritocracia, un término que se puso de moda en los últimos meses, Mateo no tuvo dudas en afirmar que “todo se construye con mérito, con laburo y con esfuerzo, aunque siempre hay un componente de estar en el momento correcto y la suerte”. “El problema es que la Argentina siempre se va a los extremos y los caminos en general son por el medio. O es todo con mérito sin ayuda de nadie, o es con ayuda de toda la gente sin mérito propio. Y no es así. A nivel nacional, mi generación no tiene en nada en que creer. No hay esperanza de proyección de futuro para permanecer en el país, y eso a mí me mata. Me duele ver la guerra constante que tenemos los argentinos, no nos podemos poner de acuerdo con nada. En Argentina polarizamos todo: la ley, la justicia, la democracia, la educación, con tal de responder a corrientes políticas, no importa cual.
Con un tono más político, el joven se quejó de que últimamente “se defienden personas y no defendemos ideas y principios. Y hacer eso es cortoplacista, porque las personas tarde o temprano cambian de parecer o buscan intereses personales”. “Tenemos que pensar y defender ideas a largo plazo que logren que nuestro país se construya a futuro. Estamos atrás de personas que no son la respuesta ni de un lado ni del otro, y en el medio estamos la gente de a pie que quiere laburar y llegar tranquilo a fin de mes y vivir tranquilo su vida”.