Los Fernández atacan al campo y la República

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Aníbal Fernández tuvo que recular en chancletas. Se hizo el guapo y dijo que los productores agropecuarios “Ni sueñen” con entrar con tractores a la Plaza de Mayo a la protesta que mañana van a realizar. Le contestaron con dureza y con argumentos y tuvo que dar marcha atrás. Esta mañana estaba hecho una seda, un corderito patagónico. Dijo que el gobierno nacional no tenía nada que hacer frente a un reclamo absolutamente legal y pacífico y que desde la ciudad le confirmaron que habían extendido los permisos correspondientes. Que Aníbal ni sueñe con prohibir, frenar o reprimir el reclamo genuino de los argentinos que trabajan y que eligieron un sábado para molestar a la menor cantidad posible de ciudadanos.

Aníbal se tuvo que tragar sus palabras, pero Gabriela Cerruti, como siempre, quedó colgada del pincel. Dijo que los chacareros estaban protestando “por las dudas, contra un proyecto que no conocen” y que eso la transforma en una protesta política. Después dijo otra falacia monumental sobre Venezuela, que es una democracia que está mejorando. Pero eso es otro tema. La noticia de alto impacto es que mañana habrá una marcha masiva de compatriotas del campo y de la ciudad. Van a unir sus reclamos de justicia independiente, de basta de asfixia impositiva, de bajar el gasto político y de que dejen de meterle la mano en el bolsillo a los que trabajan. Hay otros gritos, por supuesto. Por la falta de gasoil, por el ataque permanente contra silos y conceptos del mundo agropecuario. Es insólito que el estado no haga nada cuando hay bloqueos a empresas por parte de los Moyano o que custodien a “los barras bravas” cuando van a la cancha. De eso Aníbal no dice nada.

Sebastián Quiroga, de la organización “Campo Más Ciudad” fue irónico y recordó algo de la historia negra de Aníbal que él niega: que tuvo que escaparse de la justicia de Quilmes en el baúl de un auto. “Tal vez por eso no le gustan los tractores, porque no tienen baúl”, dijo Quiroga.

Luis Etchevehere fue a fondo y dijo que esta situación es parecida a la 125. Que el campo produce el 75% de las  divisas que entran al país.

Se han sumado casi 200 entidades de todo el país aunque la mesa de enlace se mantuvo al margen. Otros referentes cruzaron a Aníbal porque “tiene una doble vara. Los piqueteros cortan todos los días la 9 de julio y acampan sobre el Metrobus, en muchos casos financiado por el gobierno del Frente de Todos y no hacen nada.”

A las 15 hs van a llegar a Plaza de Mayo. Simbólicamente van a participar unos 20 tractores o pocos más. Pero habrá mucha gente en autos, motos, bicis, alguna cosechadora, camionetas y otros caminando con banderas democráticas y republicanas.

Por las dudas, varios diputados entre los que están Waldo Wolff y Ricardo López Murphy presentaron una medida cautelar en la justicia para que nada ni nadie altere un derecho constitucional a manifestar y a protestar. No estarán haciendo nada ilegal. Dijo Wolff que a la patota de los Fernández hay que responderle con más democracia, más libertad y más república. De hecho se van a repartir en forma gratuita diez mil libros de la Constitución Nacional. Todo un símbolo de racionalidad, de paz y de respeto a las normas vigentes.

Pero cuando digo que los Fernández atacan al campo no me refiero solamente a Aníbal. También a Alberto y Cristina.

La amenaza de Aníbal incita a la violencia, pero esa actitud, va a caer en saco roto. Salvo que algunos gurkas con K produzcan una provocación. Siempre hay salvajes dispuestos para todo servicio.

Este desgobierno de los Fernández no aprende nada. El fanatismo

ideológico, la fractura expuesta de la coalición y la desesperación por buscar la impunidad de Cristina, empuja al gobierno hacia el precipicio. Chocan y chocan contra las mismas piedras. Rolo Villar, con su humor tan filoso dijo: “Habiendo tantos errores nuevos por cometer, ¿Por qué siguen cometiendo los mismos viejos errores?” El genio de Albert Einstein definía a la locura como “hacer la misma cosa una y otra vez y esperar un resultado diferente”.

Otra vez los Fernández pisotean al campo. Otra vez le quieren meter la mano en el bolsillo y matar la gallina de los huevos de oro.

Y otra vez, los productores agropecuarios argentinos, los más competitivos del mundo, van a ponerse de pié para frenar los atropellos. “Allá vamos”, dice la consigna diseminada como semilla en la tierra fértil de la bronca campesina. Dicen que llegó la hora de la acción y que se terminó la paciencia de las palabras porque desde el gobierno no quieren escuchar.

Un trabajo de FADA (la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina) lo dice todo. De cada 100 pesos de la renta agraria, los estados nacionales, provinciales y municipales se quedan con 64,9 pesos. Hablamos de los cultivos de soja, maíz, trigo y girasol.  Es absolutamente confiscatorio. Pisotea cualquier brote de crecimiento con inclusión. Expulsan las inversiones. Castigan al que trabaja. Así le va a este gobierno en descomposición que agravó todos los problemas y no resolvió ninguno.

Todas las medidas del gobierno son mensajes beligerantes. Les mojan la oreja a los productores agropecuarios, los desafían a otra guerra como en la 125 pero sobre todo, es un daño terrible para el país.

Nos costó sangre, sudor y lágrimas volver al mercado internacional y ahora tiramos todo ese esfuerzo a la basura por dogmas jurásicos que perjudican a todos y no benefician a nadie.

¿De dónde viene la vocación suicida de los Fernández?

Todo esto resurgió con la destrucción de silo bolsas solo por odio. Después siguió con el intento de expropiar Vicentín. Todos son misiles contra el campo. Nunca hay un gesto de apoyo. Un mimo. Las agresiones y el robo de ganado son sistemáticas. La ayuda por las sequías, es casi nula.

Incluso antes de la pandemia, el presidente Alberto Fernández había dicho que los “autoconvocados son opositores disfrazados de chacareros”. ¿Se acuerda?

En aquel momento, el mayordomo de Cristina, Oscar Parrillitudo los quiso humillar diciendo que era un “orgullo” que el campo haya declarado el paro. Dijo que es el sector de los “que se enriquecieron, fugaron el dinero y son los responsables de la crisis económica que vivimos”.

El escriba Mempo Giardinelli, trató de “terrorismo agrario” a los reclamos del campo de aquél momento. Fue más a fondo aún. Como un talibán K dijo que los que protestan “son multinacionales latifundistas que defecan sobre lo que votó el Congreso” y “se lanzan al golpismo para eternizar los privilegios que le dio el macrismo radicalismo genuflexo”.

Todos los K tienen el mismo pensamiento del atraso y la decadencia. En aquella ocasión Cristina los denigró como “piquetes de la abundancia con generales mediáticos” y su tropa habló de “agrogarcas”. Nadie se olvida. Hoy repiten lo que hicieron ayer. Siguen chocando con las mismas piedras. Con Cristina, Alberto y Aníbal a la cabeza, los Fernández siguen atacando al campo.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre