En pocas horas vamos a conocer el resultado de dos apuestas políticas muy fuertes. Tanto Javier Milei como Martín Lousteau se juegan al todo o nada. El presidente de la Nación, que está callado por pedido de Guillermo Francos, sabe que será fundamental para la consolidación de su gobierno, la aprobación o no de la Ley Bases. Si consigue los 37 votos que necesita en el Senado, esa victoria será leída por gran parte de los ciudadanos y por los mercados como una gran victoria que calmará ansiedades y que podría ser el comienzo de una etapa más racional y eficiente de la gestión. Bajará el riesgo país, subirán los bonos y las acciones argentinas y con la inflación menor al 5% conformarán la plataforma de relanzamiento del gobierno. Eso es el todo.
Pero la nada también está al acecho. Sería frente a un triunfo de la oposición destituyente del kirchnerismo y sus aliados como el senador Martín Lousteau. En ese caso, entraríamos en una turbulencia institucional que alegraría a Cristina y que aumentaría la fragilidad de Milei. Los mercados que mostraron tener mucha menos paciencia que la mitad de la población, ya mostraron sus uñas haciendo que crezca el riesgo país y se desplomen las acciones y los bonos. Entraríamos en una situación imprevisible porque seguramente Javier Milei patearía el tablero con más agresiones verbales e inestabilidades en los puestos de ministros. Ya dijo que ese caso va a redoblar la apuesta con el ajuste más feroz que haya ocurrido hasta hacer entrar en razones a la “casta”.
- Veremos.
El senador Martín Lousteau es uno de los enemigos preferidos de Milei y uno de los nuevos aliados del cristinismo en el llano. Presentó un dictamen propio con la intención (o el acuerdo, no sabemos) de que el kirchnerismo lo apoye. En ese caso, estaríamos al borde de una hecatombe del gobierno. Es que juntos suman 35 votos y si algún senador se da vuelta a último momento, o falta a la sesión por una gripe súbita, se derrumba el edificio que con paciencia viene construyendo al jefe de gabinete. Veremos. Es a todo o nada. La moneda está en el aire y no sabemos si va a salir cara o cruz.
Si Lousteau logra derrotar al gobierno consolidaría su sociedad con el kirchnerismo en el que ya estuvo y fue expulsado después de que desató la terrible guerra contra el campo con la resolución 125. Si eso ocurre, estaremos ante el récord histórico de un presidente del radicalismo que vota y se comporta al revés de la mayoría de los votantes de su partido, de sus compañeros de bancada y de los gobernadores de la UCR.
Lousteau va directo a un suicidio político y lleva a su partido al mismo lugar. Se puede estar a favor o en contra de leyes y medidas de Milei. Pero lo que los radicales y gran parte del voto de la clase media, no perdonan es un concubinato con el kirchnerismo. Es casi una ecuación matemática: mientras más te acercas al kirchnerismo, más lejos de tu propio electorado quedas.
La Unión Cívica Radical, como todos los partidos, sufrió una implosión luego del triunfo de Javier Milei. Está buscando donde pararse para encontrar nuevos liderazgos. Y en algún momento va a tener que sintetizar las diversas posturas que conviven. Desde los más cercanos a Javier Milei como los mendocinos Alfredo Cornejo y Luis Petri hasta los que fogonean un acuerdo con el peronismo para alejarse de lo que consideran un viraje a la derecha dura del Pro y de La Libertad Avanza.
Lousteau pagó cara algunas de sus decisiones. Se hizo meme cuando levantó su mano a media asta con la intención de esconder sus intenciones. Hoy mismo, el Niño, humorista de Clarín, lo caricaturizó con su “voto humo”.
Si Javier Milei supera la prueba del Senado, deberá aprovechar esos vientos para ordenar su gobierno. Para no designar ni echar a funcionarios con una liviandad que aterra. Para definir de una vez por todas la incorporación de Federico Sturzenegger y para empezar a ampliar la base de sustentación política de su administración que deje afuera a los corruptos y a los golpistas pero que incorpore funcionarios con experiencia y honradez del gobierno de Macri, por ejemplo. El ex presidente defendió siempre al oficialismo y tuvo definiciones durísimas contra los diputados que votaron los cambios en el cálculo de jubilaciones para asestarle un sablazo a Milei. Les dijo cínicos e indiferentes.
Los aciertos de Milei están en la baja de la inflación, en el equilibrio fiscal, en la recuperación de las reservas del Banco Central, en la lucha contra la inseguridad y los narcos y en las relaciones carnales con los países del mundo que más respetan la democracia y los derechos humanos como Estados Unidos e Israel. Esos activos deberán abrir las puertas a la inversión productiva que derive en un crecimiento de los puestos de trabajo privado y en blanco y que por el camino del consumo, se reactive la economía.
Lousteau por el contrario, deberá dejar de colocar en una posición muy incómoda a dirigentes que tienen mayor representatividad que él. Hablo de su amigo Maximiliano Pullaro, gobernador de Santa Fe o Rodrigo de Loredo para no hablar de los dirigentes que directamente se sienten en las antípodas de un radical que se mueve con un individualismo nunca visto dentro del partido de Alem e Yrigoyen.
Su propia correligionaria, Carolina Losada lo dijo con todas las letras en una radio. No representa al bloque, hace jugadas en solitario y no siempre viene a las reuniones.
Ya pasaron 6 meses de gobierno y parte del populismo cristinista, chavista y corrupto está en problemas. Hasta el senador José Mayans, obsecuente del señor feudal Gildo Insfrán ha dicho que no cree que Cristina sea la jefa del peronsimo.
El hartazgo social contra Cristina y su banda es el principal apoyo que tiene Milei. Y es también el principal obstáculo que tiene Lousteau. Ambos apuestan fuerte. A todo o nada.
Editorial de Alfredo Leuco en El diario de Leuco por LN+