La Ministra de muy pocas mujeres

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Elizabeth Victoria Gómez Alcorta, es una funcionaria que no funciona. Es la ministra que más habla, que más gasta y la que menos hace. Me refiero a su total ineficacia para combatir el principal flagelo que sufren las mujeres: los femicidios y la violencia de género. Su fracaso se mide en cifras. Desde que se creó su ministerio, estos crímenes aumentaron. En Argentina, el año pasado, hubo un asesinato de una mujer por su condición de tal, cada 26 o 29 horas, según la fuente que se consulte. La ministra pontifica “Ni una menos”, pero cada vez son más. Encima es parte de ese aparato kirchnerista, con vetas trotskistas, que instalaron una consigna contra el FMI para este día de la mujer: “La deuda es con nosotras. Que la paguen los que la fugaron”. Insólito. Ejemplo brutal de cuando la inflamación ideológica les tapa el sentido común y las aleja de la realidad. Se auto perciben progresistas pero son profundamente reaccionarias y elitistas. Le hablan a la pequeña burguesía de Palermo Lenin y no trabajan a fondo para evitar los femicidios y proteger de verdad a las mujeres que sufren violencia de género.

Hoy era el día ideal para generar una corriente de opinión muy clara y con definiciones contundentes contra los violadores grupales de Palermo, por ejemplo. Aunque siempre es el momento para crear conciencia, repudio y rechazo a todo tipo de violencia contra la mujer. Sin embargo, la ministra de muy pocas mujeres gastó una fortuna en avisos en los diarios contra los hombres que revisan el celular de sus parejas cuando ellas se van a bañar. Si, así como lo escucha. Así de frívolo.

Por supuesto que hay que repudiar esa falta de confianza y esa actitud de espía, pero desde el poder se deben fijar prioridades. La lucha principal es una sola. Contra los crímenes de mujeres y por la seguridad de aquellas que están amenazadas. Allí hay que poner la mayoría de la inversión y de la energía. Allí hay que ejecutar políticas de estado que solucionen o disminuyan este drama. El resto de hay que dejarlo para las cátedras universitarias o para los experimentos de laboratorios en sociología.

No se puede gastar fortunas para que las chicas se la pasen en seminarios, conferencias, algunas de ellas en el exterior y con jugosos viáticos en dólares mientras en la realidad, miles de mujeres no pueden frenar a quienes las matan.

Gómez Alcorta viene de protagonizar varios papelones con el mismo contenido.

¿Qué dijo de los 6 energúmenos que violaron a una chica de 20 años? ¿Se acuerda?

 “Es tu hermano, tu vecino, tu papá, tu hijo, tu amigo, tu compañero de trabajo. No es una bestia, no es un animal, no es una manada ni sus instintos son irrefrenables. Ninguno de los hechos que nos horrorizan, son aislados. Todos y cada uno responden a la misma matriz cultural”.

Para bajarla a la feroz realidad cotidiana, Patricia Bullrich, la presidenta del PRO,  la tuvo cruzar y parodiando su estilo, escribió que: “Ella es tu hermana, tu vecina, tu madre, tu hija, tu amiga, tu compañera de trabajo. La drogaron y la violaron entre 6 cobardes. Millones de jóvenes trabajan, estudian y generan relaciones de amor y respeto. Pero no: ¡el gobierno justifica al que viola!. Renuncie, Ministra!!”.

Otra oportunidad perdida. Igual que cuando el impresentable estalinista K de José Schulman insultó, amenazó y golpeó a la empleada de la terminal de micros de Santa Clara. Como era del palo, ni la ministra ni el ministerio dijeron una sola palabra de condena. A los enemigos, ni justicia. Y a los amigos, todo.

Pasa lo mismo con Milagro Sala. Gomez Alcorta fue su abogada. Milagro, la jefa de una corrupción y un nivel de autoritarismo sin precedentes en Jujuy, fue una golpeadora de mujeres. Milagro será muy de izquierda para la Ministra y eso la pondrá feliz, pero si lee bien los expedientes judiciales, muchas mujeres humildes la denunciaron por sus cachetazos, golpes y hasta latigazos. Es esa doble moral que los obliga a ver siempre la paja en el ojo ajeno y justificar a los violentos que tienen su misma camiseta partidaria.

Pasó con el actual jefe de gabinete, Juan Manzur. Ella lo denunció por impedir que abortara una nena de 11 años que había sido víctima de una violación pero, después, terminó a los abrazos con su compañero de gabinete. Doble vara, doble discurso.

¿Escuchó usted algún comentario jugado de la ministra de muy pocas mujeres sobre José Alperovich? Es la persona con más poder de la Argentina que enfrenta una acusación por violación por parte de su sobrina. Silencio cómplice.

El talentoso Luciano Román, hoy las definió en La Nación como las representantes de “la malversación del feminismo y del garantismo de género”. Igual que Zaffaroni, siempre encuentran una justificación para los victimarios y se olvidan de la víctima. Y a eso le llaman progresismo. Es un infantilismo reaccionario que siempre protege al delincuente.

Hoy todavía no tiene presupuesto asignado pero el año pasado, la ministra que no funciona dispuso de 17 mil 582 millones de pesos. Y los malgastó porque los resultados son muy negativos. Es que el rumbo es totalmente equivocado. Los K profanaron todo tipo de valores sagrados. Al igual que con los derechos humanos, lo único que les interesa de la problemática de la mujer es copar sus organizaciones y ponerles la camiseta partidaria. Achican el universo de acción a la militancia pura y dura y se olvidan del resto del pueblo.

Ni una menos. Ni una violada más.

Ni un violador más.

A ellas, vivas las queremos.

Y a ellos, presos los queremos.

Gómez Alcorta, la ministra de muy pocas mujeres, debería saberlo.