Hace menos de dos años, frente al Muro de los Lamentos, el Kotel, Volodimir Zelensky, de visita en Israel, le contó a Bibi Netanhayu que era nieto de sobrevivientes del Holocausto, la Shoá. Era el acto por los 75 años de la liberación de Auschwitz. A este presidente de Ucrania, los nazis le asesinaron a toda su familia.
Zelensky, fue elegido por el 73% de los votos, apenas tiene 44 años y está entrando en la historia como un héroe valiente que enfrentó al poderoso criminal de estado, Vladimir Putin. Es una reedición de la historia bíblica de David y Goliat. Zelensky tiene una honda pero está del lado de los justos invadidos. Goliat es el que más ojivas nucleares posee en el mundo, pero es el invasor expansionista que quiere extirpar la libertad y la democracia.
Volodimir nació en KRIUYI RIG, al este del país, en una familia judía no demasiado religiosa. Habla tres idiomas y se recibió de abogado en el 2000. En la universidad conoció a Olena, su esposa que es guionista y una gran defensora de los derechos de la mujer.
Aleksandra, su hija tiene 18 años y Kirlo, el varón, apenas 9 años.
En pocos días, Zelensky tuvo tres intentos de asesinato. Y cataratas de fake news rusas diciendo que se había exiliado. Pero sigue peleando con coraje y astucia aunque reconoció que “el objetivo número 1 de Putin soy yo y el número 2 son mi esposa y mis hijos”.
Ganó un concurso de inmenso rating, muy similar al “Bailando por un sueño” de Marcelo Tinelli.
Zelensky fundó su propia empresa productora de espectáculos y se convirtió en un humorista y comediante popular y muy exitoso. Su programa de televisión luego fue el nombre su partido: “Al servicio del Pueblo”. Su personaje era un profesor de historia que combatía la corrupción y que luego se convirtió en presidente. Fue premonitorio. Primero en la ficción y luego en la realidad. Se hizo sumamente conocido porque sus actuaciones fueron viralizadas en las redes sociales.
Hacía reír pensando y ahora conduce un país donde quiere evitar las lágrimas de su pueblo. Lágrimas como las de ese chiquito que se va llorando de Ucrania, y nos hiela el alma.
Su creatividad y carisma llegaron a la cima el día que protagonizó un video convocando a su adversario de la segunda vuelta electoral a debatir en un estadio.
La guerra desatada por Putin, con su fanatismo, ya logró un fracaso global más allá del final que puede ser con una victoria militar parcial. Su liderazgo y su país están con un desprestigio multiplicado y lo único que logró es despertar a la Unión Europea que estaba dormida en defensa de la libertad y en contra de las prepotencias militares con delirios zaristas y stalinistas.
Nadie olvidará nunca la familia de ucranianos muertos en las calles de Irpin que te duele en el corazón, y esa valija llena de sueños que quedó solitaria, en pleno bombardeo.
Como una mueca maldita del destino, esos civiles asesinados, mientras trataban de huir del infierno, quedaron tendidos frente al monumento de un soldado, que sostiene la bandera de su patria.
Irpin está muy cerca de Kiev y allí está ubicado un puente que fue dinamitado para evitar que ingresaran los tanques de Putin. La lluvia criminal de morterazos, hizo que la ciudad haya quedado casi vacía.
Ucrania tuvo en época de los pogromos, una fuerte impronta antisemita, pero hoy, según reveló Alejo Shapire, es por lejos el país con menos antisemitismo de la región. Su fuente fueel Pew Research Center con sede en Washington.
En esa tierra nació Golda Meir y Scholen Aleijem, autor entre otras genialidades de “El violinista sobre el Tejado” que se desarrolla en un pueblito ucraniano llamado Anatevka y que aquí protagonizaron Raúl Lavié y Raúl Rossi.
Bombas de Rusia cayeron cerca del complejo de homenaje llamado Babi Yar, que recuerda a las decenas de miles de judíos masacrados por los nazis en la Segunda Guerra Mundial.
Son muchos los fantasmas que resucitan de un pasado hitleriano. Por eso tantos lo comparan con Putin. Ahora está por bombardear el histórico puerto de Odesa, del cual partieron muchos ucranianos hacia la Argentina.
Hay infinidad de motivos para gritar contra la invasión rusa. Sobre todo porque el silencio, la complicidad y el mirar para otro lado permitió que se perpetraran los peores genocidios de la historia.
Andrez Roberts, biógrafo de Churchill, bautizó a Zelensky como “El Churchill de Kiev”. Y el filósofo francés, Bernard Henri Levy dijo que Zelensky es de esos civiles que “tuvieron que hacer la guerra sin amarla” y por eso se transformó en “la pesadilla de Putin”. Churchill solía reflexionar que “la valentía es la primera de las cualidades humanas, porque es la que garantizaba todas las demás”. En eso anda el pueblo ucraniano que en su himno nacional asegura que “la canción de la libertad resonará con eco en los Cárpatos y retumbará a través de las estepas”. Que así sea.