Lo más suave que se puede decir de Aníbal Fernández es que la camioneta blanca en la que se movilizó para ir a la Casa Rosada, tiene deudas por infracciones de tránsito por 561.800 pesos. Pero, que le hace una mancha más al tigre. La realidad indica que hay millones de argentinos que, en las encuestas, dicen que es uno de los argentinos con mayor desprestigio. Por más lenguaraz que sea, por más vivillo que se crea. Cada vez que se somete a las encuestas está en el podio de los más rechazados, incluso por los kirchneristas. Cada vez que se somete a elecciones pierde por escándalo. Hizo mucho mérito para eso.
Le doy solamente algunos ejemplos.
- En Alemania hay más pobres que en Argentina.
- La inseguridad es una sensación.
- Este es un país de paso de la droga.
- Aníbal Fernández: “Alberto es un traidor, se cagó en la amistad de Néstor”.
- Aníbal Fernández: “Alberto, cerrá el pico y andante a tu casa”.
- Alberto Fernández:” Aníbal es un energúmeno verbal”.
- Alberto Fernández:” Aníbal se disfrazó de progresista para agradar a la Cámpora”
- Pino Solanas: “Aníbal es el narco estado”.
- Hasta Felipe Sola y Daniel Arroyo que fueron ministros hasta hace un rato, lo vincularon a la droga en un spot de campaña cuyo jefe era Alberto Fernández.
Aníbal Domingo Fernández a los 64 años, ocupa su cargo número 21 en el estado. Aníbal fue funcionario de Carlos Ruckauf, Eduardo Duhalde, Néstor y Cristina y ahora, de Alberto. Pero es junto a Guillermo Moreno, Hugo Moyano y Luis D’Elía, uno de los cristinistas de peor imagen pública. Es un perdedor serial y por eso, pasó 6 años en el llano. Cayó derrotado por María Eugenia Vidal, por 5 puntos, con un record de corte de boleta en su contra. Perdió en 7 de las 8 secciones electorales, incluido en Quilmes, su patria chica, donde supo ser intendente. Fue caracterizado como el mariscal de la derrota al igual que Cristina porque ella lo designó.
Le digo más: completó el papelón, porque perdió la interna del justicialismo en Pinamar a manos del surfista Gregorio Estonga.
Un spot de Vidal le preguntaba a los bonaerenses con quien dejarían a sus hijos: si con Aníbal o con ella. Aníbal declaró que prefería dejar sus hijos con Ricardo Barreda, un múltiple femicida que asesinó a escopetazos a su esposa, su suegra y sus dos hijas en 1992. Fue repudiado, hasta por sus propios compañeros como Facundo Moyano, Matías Lammens y el mismísimo Axel Kicillof. El colectivo “Ni una menos”, copado en su conducción por el kirchnerismo, no emitió opinión.
Aumentó su volumen machirulo contra Elisa Carrió. Ella le había dicho a Jorge Lanata después de hacer denuncias sobre el asesinato de Nisman, pidió públicamente que “Milani no la matara” y que “Aníbal no la mandara a matar”. Fernández reclamó que mediquen o internen a Carrió que “está muy enferma” y finalizó su tuit agrediendo así: “Por su condición de sucia, ruego abstenerse, no tiene solución”.
El colectivo “Ni una menos”, copado en su conducción por el kirchnerismo, esta vez, tampoco emitió opinión. Imaginen el escándalo que se hubiera generado entre el feminismo K si algún legislador de Cambiemos tratara de sucia a Cristina.
Elisa Carrió lo definió ayer como un “monstruo desgastado” que es parte de todas las mafias y denunció que “retira la Gendarmería de la ciudad como parte de un pacto con los narcos”
Hace poco, para defender a Alberto del cumpleaños clandestino en Olivos llegó a decir: “Que podía hacer Alberto, ¿Cagar a trompadas a su mujer? El colectivo “Ni una menos”, bien gracias.
En su molento, Cristina ordenó demoler el prestigio de Nisman y matar nuevamente al muerto, pero esta vez con mentiras de su vida privada. Aníbal Fernández fue el jefe del “Operativo basura” de toda la maquinaria estatal que incluyó el pedido de que metieran presa a la madre del fiscal Nisman.
Cuando lo designaron en Río Turbio, Graciela Ocaña dijo que con Aníbal, se confirmó que volvió lo peor, los de la omertá, y apeló a la ironía: “Parece que para tener un cargo en este gobierno, tenes que tener antecedentes penales” y recordó que Aníbal tiene un procesamiento firme con elevación a juicio en una causa que inició ella: Fútbol para todos, donde la presidencia de Cristina le compró a la AFA, insólitamente los derechos de televisación del fútbol para recuperar “los goles que habían sido secuestrados”.
Pero los fuertes cuestionamientos no son solamente de la oposición. El actual presidente, Alberto y Aníbal, tuvieron encontronazos feroces que no entiendo, cómo pueden olvidar. Se tiraron munición de las más pesadas después de ser socios en el “Ministerio de la Intimidación a los que piensan distinto”. Algunos no se acuerdan pero los archivos dicen que Aníbal, como vocero de la presidenta le dijo lo peor: que Alberto se cagó en la amistad de Néstor Kirchner, que durmió en la cama de Máximo y comió en la mesa familiar y que ahora se la pasa criticando como si fuera Macaya Márquez. Le ordenó que cerrara el pico y se fuera a su casa como hace un caballero y que dejara tirar piedras de la vereda de enfrente.
Tanta ferocidad tuvo una respuesta en los mismos términos. Alberto le dijo “energúmeno verbal” que sufre complejo de inferioridad y le enrostró que ahora se disfrace de progresista para agradar a La Cámpora, y le recordó que cuando era intendente de Quilmes tuvo que salir escondido en el baúl de un auto.
¿Qué me cuenta?
Hay un documento histórico del 28 de julio del 2011. Una carta abierta publicada en La Nación en la que Aníbal repitiendo conceptos de Cristina, acusa a Alberto de ser un traidor, vocero de Héctor Magnetto, el CEO de Clarin y de las corporaciones.
Muchos no se acuerdan. Pero este era el tono de los palazos que se pegaban Alberto, Cristina y Aníbal. Hoy volvieron a ser todos compañeros y hacen borrón y cuenta nueva, aunque le siguen bajando el pulgar.
Aníbal se peleó incluso con su flamante compañero de gabinete, Julián Domínguez que denunció “fraude y una mano negra en la interna” que perdió con Aníbal quien le contestó con un tuit: “Aparte de traidor, idiota”. Insisto porque esta acusación tiene gran actualidad ahora que se vienen las elecciones del 14 de noviembre. El peronista Julián Domínguez actual ministro de Alberto acusó al peronista Aníbal Fernández, actual ministro de Alberto de fraude y mano negra en las elecciones. Teléfono para Juntos por el Cambio. Deberán fiscalizar y estar alertas como nunca.
Sin embargo, ayer los enemigos íntimos se abrazaron como si fueran hermanos y Aníbal explicó que si no lo tragara, no se abrazaría con él.
En síntesis: Perdieron por paliza las elecciones y volvieron peores. Los Fernández, en el poder, ahora son tres. Son el peor rostro del pasado.
Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre