Andahazi: “Inseguridad, negación y kirchnerismo”

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Hoy traigo a esta mesa un estudio interesantísimo de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.

Se acaban de publicar hoy las conclusiones y si bien son temas de los que venimos hablando hace rato, es muy importante contar con estadísticas serias sobre el impacto de las medidas políticas en la población. Los resultados asombran porque las conclusiones atraviesan la grieta.

Ante la verborragia y el monotema de ciertos funcionarios, pareciera que lo único que le ocurre a la población es el coronavirus. Obviamente no es así.

En principio, la encuesta da cuenta de una cansancio emocional muy importante, consecuencia de la cuarentena impuesta por el gobierno desde el 20 de marzo, hace ya cinco meses.

El gobierno produjo, al principio del confinamiento, uno de los peores gestos de desprecio hacia el ciudadano que vive en el marco de la ley, me refiero a la liberación de tres mil quinientos presos con la excusa del coronavirus.

No hay que olvidar nunca que este fue el argumento para sacar de la cárcel a más de un preso kirchnerista, como Boudou que se fue a su casa mientras cuarenta el resto de la sociedad quedó encerrada.

La jugada no le salió gratis al pueblo argentino. Los casos de inseguridad más violentos tienen como protagonistas, en su gran mayoría, a estos delincuentes que deberían estar presos.

Las consecuencias son trágicas: asesinatos, robos, heridos y gente cuya vida se ve arruinada porque en el intento de defenderse matan a un delincuente armado, como el caso del jubilado de Quilmes o el caso reciente en Almirante Brown.

Entonces, ¿es como dijo la Ministra de Seguridad Sabina Frederic, que sostiene que los medios de prensa amplifican los hechos de inseguridad?
Aparentemente para los 3.512 encuestados en la zona del AMBA la respuesta es “no”.

El trío delincuencia-robo-inseguridad lidera las preocupaciones con una cifra que atraviesa clases sociales y preferencias políticas: 78% de la población asegura que ese el principal problema de los argentinos.

A juzgar por la agenda presidencial ¿las otras preocupaciones serán la necesidad de reformar la justicia o de expropiar empresas endeudadas? No, tampoco. El segundo tema que los encuestados señalaron como prioritario es la corrupción con el 69% y la pobreza, muy cerca, con el 66%.

El OPSA (Observatorio de Psicología Social Aplicada), responsable de este trabajo, muestra que la sociedad argentina se siente amenazada por tres pandemias: la primera y obvia, la del coronavirus.

La segunda, ya evidente, producto de la cuarentena más brutal y larga del mundo, es la pandemia psico-socio-económica. Recordemos que la Unicef avizora una pobreza infantil del 63% para fines de 2020. Y a este panorama devastador sumamos la tercera pandemia: la de la inseguridad.

La presión hacia el ciudadano es inmensa: “Quedate en casa, pero no te fundas; que tus hijos se eduquen, pero sin escuela. Si tenés empleados mantenelos, pero no abras tu negocio. Cuidado, va a aumentar la delincuencia, te puede matar un delincuente, pero abrimos las puertas de las cárceles y no vamos a hacer nada porque somos abolicionistas. No te quejes porque te voy a acusar de contagiador. No te angusties: lo angustioso es morir. No violes la cuarentena (que ya no tiene nombre) porque la policía te puede matar o desaparecer, pero a Maldonado lo asesinó la gendarmería de Bullrich”.

Estamos viviendo una época siniestra y la marcha de ayer demostró que la gente no está dispuesta a resignarse ni a dejarse enredar en una semántica delirante, psicótica, sin ningún anclaje en la realidad.

Para el relato kirchnerista toda esta angustia ciudadana se redujo a un adjetivo de “terraplanista”, cuando el terraplanista más notorio y literal es Gastón Pauls, un kirchnerista que junto a Andrea del Boca se sentaba a la diestra de Néstor Kirchner durante los actos de Cristina.

El mismo actor kirchnerista que dijo con el tono de un científico: “La tierra es plana por eso se llama planeta, si fuera redonda se llamaría redondeta”. Pero los terraplanistas y los bobos son los otros.

El jefe de gabinete bonaerense Carlos Bianco nos dio una clase de negación de la realidad propia de los años dorados del kirchnerismo.

Parece que no comprendió las razones de la movilización: “Rechazo a la reforma judicial, no a la corrupción, el reclamo de los jubilados que siguen perdiendo ante cada cálculo abusivo de sus haberes, la inseguridad, la necesidad de trabajar, la calidad institucional, la libertad, la división y pleno funcionamiento de los tres poderes”.

Nada de esto escuchó Bianco. Dijo que las personas que se hicieron oír eran nazis, terraplanistas y dirigentes que terminan su carrera abrazados a flota-flota, en clara alusión al querido Luis Brandoni.

Un poco más lejos fue Grabois quien aconsejó multar a los manifestantes por sus patentes, “hay que aplicar la autoridad” dijo el dirigente que vive de los pobres y que manda a las mujeres embarazadas o con bebés en brazos como barrera humana para cortar el tránsito.

Para estos burócratas, la inseguridad es una sensación, la angustia es una frivolidad burguesa y la pobreza una excusa para volver a convocar “la mesa del hambre” con Tinelli en la cabecera, una autoridad indiscutible en la materia, sin dudas.

Así, desnortados, negando lo que tienen delante de los ojos, obstinados en lograr como sea la reforma judicial en beneficio de una sola persona, intentan pasar por encima de todo, mientras la gente ruega que no la maten en la calle para sacarle el celular o no se les metan en la casa durante la noche los delincuentes que Frederic niega en medio de una cuarentena que no existe.