Por primera vez, estoy de acuerdo en algo con la senadora Juliana Di Tullio. En que la deuda con el Fondo Monetario la paguen los delincuentes. O mejor dicho, estoy de acuerdo solo con una parte de sus palabras. Lo mejor para nuestra bendita Argentina es que la deuda con el FMI la paguen los ladrones, los corruptos, los evasores, los estafadores y los lavadores. La gran diferencia es que yo creo que la primera en la lista, debe ser Cristina Elisabet Fernández de Kirchner que es la jefa política de la senadora Di Tullio. La vice presidenta, su familia, sus amigos, cómplices y testaferros se enriquecieron colosal e ilícitamente y edificaron una cleptocracia sin antecedentes en democracia.
Primero fue Néstor, pero cuando falleció, Cristina se convirtió en la jefa de una asociación ilícita que se dedicó a saquear al estado. Por eso hay por lo menos dos causas que en la justicia están avanzando sin prisa pero sin pausa. Hablo de los cuadernos de las coimas K y de Vialidad.
Néstor fue la vanguardia de los que fugaron dineros del estado. Los tristemente célebres fondos de Santa Cruz se evaporaron en el aire y no hay una sola boleta de depósito ni un resumen de cuenta bancaria. Una fortuna nunca vista, alrededor de mil millones de dólares, fugó e hizo desaparecer Néstor Kirchner. Ni hablemos de los más de 5 millones de dólares termosellados que Cristina fugó de una cuenta y depositó en la caja de seguridad de su hija Florencia.
Cristina todavía no está condenada, pero en los expedientes sobran pruebas, cruces telefónicos y testimonios de arrepentidos que confirman los mecanismos del latrocinio. Recaudación de coimas y sobre precios en la obra pública a cargo de Julio de Vido, Roberto Baratta, José López y Carlos Santiago Kirchner. Menos el primo de Néstor, todos pasaron por la cárcel y todavía tienen mucho que explicar ante la justicia.
El primo Carlos, que era un funcionario menor, se metió en el bolso 14 propiedades y 14 autos de alta gama. Acaba de procesarlo el juez Julián Ercolini. José López fue filmado infraganti traficando bolsos llenos de dólares sucios en un falso monasterio. Y encima, arrepentido, confesó que esa montaña de billetes se la había entregado el secretario de Cristina.
En la causa de Vialidad, la familia Kirchner aparece como socia de la familia Báez. Lázaro está cumpliendo prisión domiciliaria porque fue condenado a 12 años de cárcel por haber lavado alrededor de 60 millones de dólares. ¿Escuchó bien? Condenado por la justicia por haber lavado 60 palos verdes. Y esa es apenas la punta del iceberg.
Para el Caballo Suárez, los fiscales están pidiendo 6 años de cárcel por liderar una organización ilícita que cometió todo tipo de fraudes, con el gremio, la obra social y la mutual. El gremialista mafioso amigo de Cristina, es solo una muestra de los que hacen e hicieron otros de su misma calaña.
Amado Boudou no puede faltar. Tiene que devolver todo lo que robó con las coimas y los intentos de apropiarse de Ciccone, la máquina de hacer billetes. Fue condenado por 15 jueces y confirmado por la Corte Suprema.
Ni hablar de los secretarios personales de Néstor y de Cristina. Ambos murieron con un patrimonio típico de magnates. Daniel Muñoz, había comprado propiedades en los lugares más lujosos de Miami, Nueva York y Turk and Caicos.
No está claro si era dinero que Muñoz y Fabián Gutiérrez le robaban al matrimonio presidencial por aquello de que el que le roba a un ladrón tiene 100 años de perdón. Algunos aseguran que era dinero de Néstor y Cristina y que ellos solamente eran el instrumento para blanquear esa fortuna delictiva.
Podríamos seguir por mucho tiempo. Los empresarios que se corrompieron con los Kirchner, los sindicalistas que viven como potentados, los funcionarios de distintos niveles que se cansaron de robar. Hay que recuperar ese dinero y pagarle al fondo con eso. Es una buena idea. Para poder avanzar en esa reparación, es necesario que los kirchneristas y peronistas voten la ley de Extinción de Dominio que presentó la diputada Graciela Ocaña.
Con esta norma que el gobierno no quiere ni ver, el estado se puede quedar con los dineros, las propiedades y cualquier otro bien de los malandras.
Para saber en dónde está escondido el botín producto de tanta trampa, sería muy positivo que la justicia tenga la posibilidad de pedir el levantamiento del secreto bursátil, bancario y fiscal. Que la justicia disponga de todos los instrumentos para que haya el correspondiente juicio, castigo, condena y recuperación de lo robado. Sería un ingreso muy importante de fondos que volverían a sus dueños, que es el pueblo argentino y, además, una señal de que el que las hace las paga y no hay impunidad ni coronita para nadie.
El día que no haya impunidad para nadie aunque se llame Cristina, habremos refundado la democracia. O por lo menos, habremos firmado un nuevo contrato democrático que incluya la transparencia, la ética y la honestidad. Podríamos empezar por que todos los legisladores apoyen la ley de extinción de dominio y no miren para otro lado cuando los llama Cristina.
Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre