El padre de Lucas, fallecido en la Tragedia de Once, recordó a su hijo a 10 años del siniestro. Estamos esperando que la Corte confirme la condena a Julio De Vido”, indicó.
En un nuevo aniversario de la tragedia de Once, Paolo Menghini Rey recordó a su hijo Lucas como un joven “hermoso y talentoso” y aseguró que, desde aquel fatídico febrero, ya no conoció “la felicidad nunca más” como la supo concebir, ya que su vida “cambió 180 grados para siempre”.
“El tiempo ayuda a convivir con el dolor pero no cierra las heridas porque, a medida que pasa el tiempo, quien no está hace sentir su ausencia cada vez en más cosas, no en menos”, expresó el hombre conmovido en El diario de Leuco.
“Lo extraño horrores a ese chico. Está en un lugar donde los corruptos no llegan. Es el legado que nos dejaron los que se fueron. Cada uno de los 52 que fallecieron era una historia en sí. Lucas no es diferente de ninguno de los otros que se fueron esa mañana“, expresó Paolo.
Al repasar la situación judicial de todos los condenados por el hecho, dejó en claro que “están esperando que la Corte Suprema ratifique la sentencia a Julio De Vido”.
Los hechos ocurridos aquel 22 de febrero de 2012 fueron juzgados en dos etapas; en la segunda, el ex ministro de Planificación, Julio De Vido, recibió la pena de cinco años y ochos meses de prisión. El exfuncionario estuvo dos años y medio preso (en distintas modalidades) pero por otras causas. Si bien su condena por la tragedia de Once fue ratificada en 2020 por la Cámara Federal de Casación Penal, aún resta un pronunciamiento final de la Corte Suprema y hasta entonces el fallo no estará firme.
La historia de Lucas
Lucas Menghini Rey tenía 20 años. Su cuerpo fue el último en ser rescatado entre los vagones retorcidos del Tren Sarmiento que chocó contra el andén 2 de la terminal, el siniestro ferroviario al que se lo conoce con el triste nombre de la Tragedia de Once. Lo hallaron 57 horas después del impacto, que ocurrió a las 8.33 del miércoles 22 de febrero de 2012.
“El Chimu”, como le decían todos los que lo conocían, era flaco, morocho y de pelo crespo. Su pasión era la música. Integraba una banda llamada “Los Chimeneas”, con un estilo acústico, folk rock y minimalista, que incluso ese martes a la noche se había presentado en el carnaval de San Antonio de Padua, donde vivía.
Lucas trabajaba en un call center cercano a la estación de Once, y esa vez, cuando se produjo la tragedia que causó 52 muertes y dejó 789 heridos, había ido a trabajar, aunque nunca llegó a su empleo. Ese día, después del operativo rescate, a las seis de la tarde se dio por finalizada la búsqueda, pero su familia denunció ante las autoridades y los medios de comunicación que el joven había abordado el tren en la estación de San Antonio de Padua y, por ende, estaba desaparecido.
La mamá de Lucas, María Luján, y su papá, Paolo Menghini, insistían. El hombre, editor de video en Canal 7, fue quien terminó de impulsar la búsqueda. Paolo revisó las imágenes tomadas por las cámaras de cada estación y reconoció a Lucas entre la marea de gente que tomaba el fatídico tren 3779.
Su cuerpo recién fue hallado a las 18.20 del 24 de febrero de 2012 en una cabina de uno de los vagones de la formación. Estaba muerto entre el tercer y cuarto vagón. Habían pasado pasado 57 horas de la tragedia.