Para ser lo más ecuánime y riguroso posible en el análisis, conviene marcar las luces y sombras del gobierno de Javier Milei.
Los elogios de Donald Trump hacia el liderazgo del presidente argentino y un posible acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, aparecen como el principal logro de las últimas horas junto al inminente acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
Incluso Elon Musk celebró esa posibilidad. Es un mensaje tranquilizador para que los inversores pongan más dólares y no solamente elogios. Es un respaldo clave en momentos en que muchos empresarios, también norteamericanos, cuestionan el tema del Juez Ariel Lijo y su designación por decreto en la Corte Suprema. También genera rechazo lo que ambos, Trump y Milei hicieron con el héroe de Volodímir Zelenski. Le soltaron la mano al jefe de una Ucrania invadida por Vladimir Putin.
Más de 40 años de democracia todavía no le enseñaron a los distintos gobiernos, y al de Javier Milei tampoco, que la única verdad es la realidad. Su rústico aparato de propaganda pierde tiempo, energía y dinero al ocultar situaciones e insultar a periodistas. Limitar el acceso a la información pública, y el movimiento de los periodistas en casa de gobierno o en el Congreso es más oscurantismo y menos libertad. Va a contramano de la propia ideología liberal que presuntamente debería guiar a este gobierno. Llegan a cometer disparates stalinistas como ordenar que las cámaras de televisión no muestren a legisladores opositores como Facundo Manes o que la guillotina de la gran hermana, Karina, le corte la cabeza a la vice presidenta de la Nación, Victoria Villarruel.
Es un boomerang. Logran el efecto contrario al buscado. Le dan un lugar más importante a Manes y a Villarruel. Lo mismo ocurre con el cripto gate. La justicia dirá si hubo torpeza o delito, pero no se pueden ocultar las reuniones y las relaciones que Milei tejió con estos lumpenes de la timba financiera. Hay que explicar todo. Por ahora todo fue un papelón y un tiro en los pies.
En el rubro económico es donde aparecen las luces más potentes y las que le dan el mayor poder político a Milei por que atienden las principales demandas de la mayoría de los argentinos. Haber evitado la híper y domar la inflación genera orden en la macro y mucha tranquilidad en la micro de las familias. Eso vale oro
Siempre fue subestimado por el populismo autoritario chavista y corrupto de Cristina y su banda. Los números indican que al derrumbar la inflación, diez millones de argentinos dejaron de estar debajo de la línea de la pobreza. Es una gran noticia que tiene impacto electoral. Y eso permite anunciar que más temprano que tarde se van a seguir bajando las retenciones a los productores agropecuarios y que se acerca la salida del cepo.
El presidente lo defiende a capa y espada. Dice que Santiago Caputo es una mente brillante. Es uno de los integrantes del triángulo de hierro. Pero a los presidentes no les conviene enamorarse ciegamente de sus colaboradores. La historia política está llena de ejemplos de funcionarios que intentan ayudar al jefe del estado y terminan lastimando su investidura y su imagen. Caputo en las sombras asesoraba a Milei y conducía la brigada tuitera de ataque. Después empezó a colocar a sus hombres en lugares claves del estado como los servicios de inteligencia, justicia y la AFIP. Pero Caputo levantó su perfil y en dos apariciones le trajo dolores de cabeza y desgaste a Milei. Invadió una entrevista con Joni Viale y fue a apretar e intimidar a Manes.
- Puso su cara a centímetros de la del diputado y fue acompañado de un custodio que tenía un aparato de comunicación en su mano y de un muchachote apellidado Antunes que se autopercibe periodista. Segundo error de Caputo en poco tiempo. Cambió el eje de la comunicación. El discurso del presidente, con luces y sombras, pasó a un segundo plano de la conversación pública. Y no fue por una operación de una periodista del grupo Clarín. Toda la responsabilidad fue de Caputo. Si se hubiera ido a su casa, nada de esto hubiese explotado. Milei lo defiende pero un sabio consejo de la política dice que los generales no deben comprar las derrotas de los coroneles.
Cuando Javier Milei decide combatir a los narcos y todo tipo de delito, suma luces y apoyo popular. Ir a fondo contra los falso progres zafaronianos como Axel Kicillof, lo ayuda a dar mayor seguridad ciudadana. Eso es muy valorado por los más pobres que Kicillof dice defender.
- ENTIERRO DE KIM
Los asesinados y asaltados, en su mayoría, son gente de trabajo y jubilados. El crimen de la chiquita Kim, es solo una muestra.
Y cada vez que Milei califica a Cristina como lo que es, una doble condenada por la justicia por corrupción, eso, también le suma puntos. Lo aleja del kirchnerismo al que se acerca con alguna metodología típica de las patotas piqueteras o de La Cámpora.
- La soberbia que oscurece
Un lugar común dice que “la soberbia te hará sentir grande un instante. La humildad, te hará fuerte y sabio toda la vida”. Es útil para todos los aspectos de la vida, pero mucho más útil para los gobernantes. Milei repite una y otra vez que este es el mejor gobierno de la historia. Ojalá lo sea por el bien de todos los argentinos y para que de una vez por todas, dejemos atrás mafias estatistas K y las burocracias que nos hundieron en el pantano. Pero Milei, que es futbolero, debería saber que “no hay que cantar victoria antes de tiempo”. Que hasta que el árbitro no toca el silbato final, el resultado no se puede asegurar. Y este partido que está jugando ni siquiera completó el primer tiempo. Falta mucho presidente. Hay demasiados desafíos bien complejos por delante. Sería mejor que diga: “Mi objetivo es hacer el mejor gobierno de la historia”. Y la historia lo juzgará. Al final de su mandato la sociedad sacará sus conclusiones. Podrá valorar si desapareció la inflación, si creció la prosperidad y el trabajo registrado, si la corrupción bajó y el futuro asoma venturoso.
Millones de argentinos juzgarán si le dan la reelección a Javier Milei, si le renuevan el contrato de alquiler de la casa de gobierno por 4 años más, o lo mandan de nuevo al llano y que pase el que sigue. Nadie lo sabe. Veremos. Las urnas y las fuerzas del cielo tendrán la palabra. Vox populi, Vox Dei.
Editorial de Alfredo Leuco en El diario de Leuco por LN+