Los expedientes le gritan a Cristina

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El fiscal Diego Luciani instaló esa frase que quedará en la historia: “Los expedientes hablan, no solamente hablan, gritan”. Es algo así como decir, “Señores jueces, Nunca más”. Nunca más mega corrupción de estado. Nunca más presidentes y testaferros que se enriquezcan en forma ilícita y descomunal con lo que le robaron el pueblo. La cantidad y calidad de las pruebas es abrumadora. Y le anticipo que todavía hay mucho para ver. Es que Néstor y Cristina se sintieron tan impunes que dejaron los dedos pegados en todos lados. Creían que se iban a quedar en forma eterna en el poder, como buenos señores feudales, pero se equivocaron.

Por eso hoy, en su segunda jornada de alegatos, el fiscal dijo que “el direccionamiento fue grosero e inadmisible a favor de Lázaro Báez”. Y que Néstor era Lázaro y Cristina era Lázaro. Las coimas monumentales pasaban de un bolsillo a otro.

Cristina, una vez más se borró y no puso la cara porque no se atrevió a escuchar esa catarata de verdades que derramaron los fiscales. Cristina faltó a la cita. Mandó a su abogado, Carlos Beraldi. Es un desafío a la justicia, casi una provocación. Es una forma de mostrar su desprecio y odio hacia los magistrados a los que ya les gritó en su momento. ¿Decidió no aparecer más? Ya le dije en otra ocasión. De nada vale que Cristina corra, el incendio va con ella. El fiscal lo dijo por el pasado, pero también sirve para la actualidad: “Cristina hizo maniobras para buscar su propia impunidad”. Y yo le agrego que todavía espera y la desespera: la impunidad que no llega y que tal vez no llegue nunca. Cada día está más cerca de una condena efectiva que va de un mínimo de 5 años y a un máximo de 16 años de prisión.

En una contra ofensiva que se parece mucho a un manotazo de ahogada, Cristina ordenó a su tropa que sembraran las redes y los medios con declaraciones sin argumentos serios y con acusaciones vacías.

“Todos con Cristina”, fue el hashtag. Recurrieron en forma unánime a la misma cantinela regimentada. Hay Lawfare. La persigue el poder económico, mediático y judicial para proscribirla porque ella es la líder de los pobres. Todo sarasa.

Algunos fueron más agresivos en sus ataques anti democrátricos. Nada menos que el ministro de Justicia, Martín Soria dijo que se trata de “un juicio payasesco que se va a caer a pedazos” porque solo existe en la tapa de los medios de comunicación “de la derecha”.

Oscar Parrilli, el mayordomo de Cristina, al que ella llama Parrilitudo, deliró directamente acusando al fiscal Luciani de seguir órdenes de Macri y al igual que su jefa, dijo que “la sentencia ya está redactada y firmada”.

Pero tal vez el más patotero y amenazante fue quien Cristina más desprecia y más veces maltrató. ¿Se acuerda de esa escucha en donde Cristina manda a Gioja a que se suture el orto?

Hablo de Jose Luis Gioja, ex gobernador de San Juan: “Como dijo el general, cuando los pueblos agotan su paciencia, suelen hacer tronar el escarmiento. Eso va a pasar en la Argentina”.

¿A qué escarmiento se refiere Gioja? ¿Es una incitación a la violencia colectiva? ¿Van a tomar por asalto los tribunales como una vez propuso Hebe de Bonafini? ¿Van a castigar al fiscal Diego Luciani a quien un para periodista militante comparó con el asesinado Alberto Nisman? Ojo porque todavía no hay demasiados datos pero uno de los custodios de Luciani fue atacado por delincuentes armados que iban en dos autos. Ojo. Hay que cuidar a Luciani. Si le llegara a pasar algo, estaríamos ante una hecatombe institucional.

Hasta el irrepresentativo Hugo Yasky quiere intimidar al decir que “A Cristina, la vamos a defender en la calle o donde sea. No pasarán”.

Le moja la oreja al pueblo que ha sido esquilmado por los Kirchner. ¿Quiénes no pasarán? ¿Los jueces, los fiscales? ¿Qué tipo de gobierno propone? Porque admira al castro chavismo que viola derechos humanos y hambrea al pueblo”.

La justicia está actuando conforme a derecho y con la verdad de las pruebas. Le quiero recordar dos testimonios más que contundentes de quienes nadie se atrevería a calificar de anti kirchneristas. Todo lo contrario. Ambos son defensores de Cristina. Sin embargo, el primero de ellos, el operador de medios Pablo Duggan dijo en su otra vida que “cuando José López le pedía coimas a las empresas contratistas, sabía que las estaban pidiendo el presidente Néstor y Cristina Kirchner.”

Cambia, todo cambia. Pero el otro cristinista humillado fue el propio presidente decorativo de la Nación, Alberto Fernández. En el texto de su renuncia le recomienda a Cristina que preste atención en lo que está pasando en la obra pública. En ese momento, dice Alberto, comenzaban las denuncias de Carrió”.

El nivel de hipocresía de Alberto, que luego fue cómplice de Cristina cuando le tocó declarar en esta causa, supera todos los límites. Lo reduce a la servidumbre de su ama. Lo degrada en su condición humana.

Nadie puede negar la cleptocracia más grande de la historia democrática argentina. Salvo que sea un fanático negacionista. Fueron montañas de millones de dólares sucios, durante 12 años. Una organización criminal y mafiosa que saqueó al estado desde el estado. Estamos ante un momento clave. Los argentinos debemos exigir memoria, verdad, juicio y castigo a los ladrones de los dineros del pueblo. Juicio y castigo para Cristina y los integrantes del Cartel de los Pinguinos Millonarios. Y que devuelvan en las fortunas que robaron. Hay mucha gente pobre que lo necesita. Los expedientes se lo gritan a Cristina.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre