La libertad de prensa no se toca

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Hace unos días, el diario “El País” de España, tituló: “Los jueces no se tocan”. Fue un duro comentario que rechazó el intento recurrente del cristinismo de colocarle su camiseta partidaria a los magistrados. Hoy podemos apelar al mismo concepto, ante el proyecto Nodio: “La libertad de prensa, no se toca”. En su editorial, el diario “La Nación” lo definió como “ese esperpento institucional… una inquisición, tan descabellada como ilegal”.

La inquisición fue, entre otras cosas, un tribunal dedicado a descubrir y castigar las faltas contra la fe o la doctrina de la Iglesia. En este caso la vigilancia de estado se ocupará de patrullar a los medios y los periodistas para criminalizar el pensamiento. La ilegalidad de la iniciativa parece tomar cuerpo con la decisión del fiscal federal Carlos Stornelli que imputó a Miriam Liliana Lewin y le solicitó a la jueza interviniente la declaración indagatoria de la jefa de la Defensoría del Público y el “no innovar” hasta tanto se resuelva la situación.

En relación a los hechos, Stornelli, escribió en su resolución que “El objeto procesal de las presentes actuaciones, versará sobre presuntas acciones ilícitas desplegadas mediante posible abuso de autoridad y/o violación de los deberes de funcionario público y con la aparente finalidad de impedir o estorbar la libre circulación de publicaciones o manifestaciones amparadas por la libertad de prensa y/o la libertad de expresión y/o de alentar o incitar la persecución contra una persona o grupo de personas a causa de sus ideas políticas, impidiendo, obstruyendo, restringiendo o de algún modo menoscabando el pleno ejercicio sobre bases igualitarias de los derechos y garantías constitucionales por cuestiones ideológicas u opinión política, sin perjuicio de toda otra acción ilícita que con tal finalidad pudiera desprenderse de la instrucción”.

Esta fue la respuesta a una denuncia que presentaron los diputados Waldo Wolff, Fernando Iglesias, Graciela Ocaña, Alvaro de Lamadrid, María Luján Rey y Omar de Marchi, entre otros. La sociedad democrática y republicana debe permanecer en estado de alerta frente a este tipo de atropellos. Miriam Lewin ahora le quiere bajar el tono, diciendo que solo será “un centro de estudios para proteger a la ciudadanía de los discursos del odio y el golpismo”. Ese organismo hoy tiene 139 empleados y un presupuesto millonario. Y para castigar ese tipo de expresiones nefastas, ya están el INADI, la ley antidiscriminatoria y hasta el Código Penal.

No se puede bajar la guardia porque en manos del kirchnerismo, estos planes, siempre apuntan para el mismo lado: la construcción del nacional populismo chavista. Y a las pruebas me remito. El Director General de Planificación Estratégica e Investigación de la Defensoría del Público se llama Glenn Alvin Postolski y es un firme defensor de Hugo Chávez en general y de su “Ley Resorte” en particular. Esta norma denominada ley de Responsabilidad Social en Radio y Televisión (Resorte por sus siglas) permitió encarcelar periodistas, censurar medios y establece penas de hasta 20 años de prisión para aquellos que no reciten los versos oficiales y se atrevan a contradecir el camino revolucionario de la dictadura de Nicolás Maduro.

Suena insólito y stalinista, pero en Venezuela, instauraron el “Ministerio de la Verdad”, funciona un observatorio de Medios y la que se conoce popularmente como “la ley contra el odio”. Todos y todas han sido excusas y mecanismos para asfixiar la libertad de prensa y perseguir a los periodistas independientes. Como escribió Diego Cabot en referencia a intento de Lewin: “no quieren que nadie se cocine su dieta informativa. Prefieren darles de comer en la boca. La comida que ellos decidan”.

Primero Néstor y ahora Cristina, tienen una obsesión infatigable contra los medios de comunicación. Desprecian y combaten al periodismo desde su temprana militancia en Río Gallegos. Hay cientos de ejemplos en estos años. Señalamientos personales de cronistas, escraches de todo tipo, estigmatización cotidiana en los medios del estado, llamado a escupir afiches con la cara de periodistas, látigo y zanahoria con la pauta publicitaria, violentas patoteadas y acción directa, censura y levantamiento de programas y hasta un juicio musoliniano en la plaza pública. Hay montañas de ataques a la prensa.

En los últimos tiempos, además del maltrato presidencial, la ministra de Seguridad quiso instalar el ciber patrullaje para medir el humor social, entre otras aberraciones. Poltoski, fue uno de los impulsores con mayor formación académica, de la llamada “Ley de Medios”, al igual que Damián Loretti, un abogado experto que también participó de la presentación en sociedad de Nodio. El 9 de agosto pasado, Postolski propuso una nueva Ley de Medios y en varias declaraciones y tuits se refirió a Papel Prensa, los medios hegemónicos concentrados en América Latina por orden del neoliberalismo y ubicó al diario Clarín como un claro enemigo. Salvo el 20 de setiembre de 2017, cuando se quejó porque “el desplazamiento de periodistas como Navarro y Verbitsky de C5N es un acto que cercena la libertad de expresión”.

Este es el perfil ideológico de los que impulsan Nodio. Tienen todo el derecho del mundo a pensar lo que quieran. Pero nosotros también tenemos el derecho a defender la libertad de prensa absoluta, como derecho de los ciudadanos a estar informados. Y a tener otros países plenamente democráticos como posibles modelos.
Florencia Saintout también participó de la mesa redonda donde se dio el puntapié inicial. Es una militante tristemente célebre porque en su rol de decana de la Facultad de Periodismo de La Plata, condecoró a Hugo Chávez por su aporte a la libertad de prensa. Es tragicómico, pero real. Es tan ridículo como premiar a Pablo Escobar Gaviria por su aporte al combate contra el narcotráfico. Pero es comprensible si tenemos en cuenta que Fernando Esteche, que fue el comandante de Quebracho y que se hizo kirchnerista en la cárcel, fue profesor de esa universidad, en ese mismo momento.

Esto es lo que inquieta a los medios de comunicación y a los periodistas profesionales e independientes. ¿Qué se puede esperar en materia de libertad de expresión de aquellos que admiran a Chávez y que reclaman una nueva ley de medios?

Ahora lo borraron de su página oficial, pero originalmente dijeron que el objetivo era “la detección, verificación, identificación y desarticulación de las estrategias argumentativas de las opiniones”. Después agregaron el concepto de “trazabilidad” de las noticias falsas o maliciosas, según el concepto que ellos tienen de la verdad y la mentira. Le doy un ejemplo: Yo digo que Alberto Fernández fue uno de los más feroces críticos de Cristina y la llegó a caracterizar irrespetuosamente de “psicópata” y aseguró que ella lo “persiguió durante 8 años”. ¿Eso es verdad o es mentira para los comisarios de la información? ¿Si les muestro los videos cambiarán de opinión o dirán que es una Lawfare inventada por la CIA, los jueces y los medios hegemónicos? Lo digo irónicamente, porque no se les cae de la boca el concepto de “medios hegemónicos y concentrados” en todas y cada una de las acusaciones que hacen. Agustín Rossi, retuiteado por el presidente de la Nación, el lunes, culpó a “Clarín y La Nación” por los multitudinarios banderazos.

Se sienten dioses y ven a los periodistas como los diablos. Miriam Lewin llegó a decir por televisión que “no se van a hacer informes contra Lanata, Diego Leuco o Baby Etchecopar”. Menos mal. Muchas gracias, señora Lewin por avisar. Me hizo acordar a otro militante, el doctor Daniel Gollán que como ministro de Salud, dijo que en Buenos Aires “iban a atender a todo el mundo, incluso a los que se oponen a la cuarentena”. Gracias por tanta generosidad republicana.

El gran constitucionalista Daniel Sabsay dijo que el NODIO “es una brutal modalidad de censura indirecta prohibida por el Pacto de San José de Costa Rica”. Y yo agrego que incluso, puede producir autocensura por el camino de la intimidación. Por eso nunca está de más ratificar los pilares de la Republica.

La libertad de prensa, no se toca. Y las noticias no se manchan.

Editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi Palabra por Radio Mitre