Entrevistado en Palabra de Leuco, el filósofo se refirió a la polémica generada tras los dichos de la ministra de Educación porteña sobre los docentes que adoctrinan. “Aprender a preguntar significa proponer la responsabilidad de interpretar, no con el objeto de generar una sola opinión sino de mostrar que la realidad pide interpretaciones y no evidencias”, dijo.
Continúa la polémica que se desató esta semana tras las declaraciones de la ministra de Educación de la Ciudad, Soledad Acuña, en las que apunta contra los docentes “militantes” y llama a “denunciar” cuando se den actos de “adoctrinamiento” en las escuelas. Su reflexión despertó la furia en el oficialismo y en los dirigentes sindicales, que hasta pidieron la renuncia de la funcionaria porteña.
“Es evidente que se trata de homologar la educación al adoctrinamiento, y esto nos lleva a preguntarnos ¿qué significa enseñar’. Enseñar es fundamentalmente transmitir información y significa proponer un debate en torno a la información que te traje. Porque creo que un auténtico maestro, alguien que transmite la emoción de aprender, propone problemas, no propone sumisión a respuestas ya constituidas”, analizó el prestigioso filósofo Santiago Kovadloff, entrevistado en Palabra de Leuco por TN.
Y siguió con su explicación: “¿Qué es un alumno? Alguien sin luz propia. Si la luz que ha de iluminarlo proviene de no saber, lo que yo exijo es subordinación y no una interlocución. ¿Qué es preguntar? No significa plantear interrogaciones cuyas respuestas ya están contenidas en el enunciado que se formula. Aprender a preguntar significa proponer la responsabilidad de interpretar, es decir de poner en juego un punto de vista crítico, de intercambio, no con el objeto de generar una sola opinión sino de mostrar que la realidad pide interpretaciones y no evidencias”.
En esa línea, el también ensayista, poeta y profesor aseguró que “está claro que este concepto de la educación como adoctrinamiento, es una extensión de la subordinación a una doctrina de Estado que así como ha hecho que las dependencias del Estado sean de un partido político, también transformaba los centros de educación en espacios de obediencia a la doctrina de ese partido”.