En manos de los Kirchner y los Moyano

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Nunca es triste la verdad. Lo que no tiene es remedio. Y la verdad es que los argentinos no estamos en la lona. Mucho peor, estamos tratando de subir a la lona. Este es un país quebrado por la inflación, la pobreza, la inseguridad y las malas o nulas decisiones que toma este gobierno en descomposición. Con este panorama tal vez lo más grave que hoy se vio fue una multitudinaria manifestación a Plaza de Mayo de integrantes de este gobierno para protestar contra su gobierno. Son opositores de sí mismos.

Es el frente de todos contra todos. Como si ese delirio fuera poco, los líderes de la convocatoria fueron Máximo Kirchner y Pablo Moyano. Tienen mucho que ver entre ellos. Ambos se apropiaron de sus lugares por portación de apellido. Son los príncipes herederos de Cristina y de Hugo. Máximo y Pablo no trabajaron nunca en relación de dependencia, nunca tuvieron que pagar un sueldo o sufrir por un descubierto en el banco. No terminaron sus estudios. Son millonarios que viven como millonarios y que dicen combatir a los millonarios.

La familia Moyano acaba de ser aceptada en el country “Abril”, uno de los más sofisticados y caros de la Argentina donde habitan importantes empresarios. Las 312 hectáreas, en su momento, pertenecieron a Higinio Pereyra Iraola.

Y Máximo se refugia en una mansión con embarcadero y todo, en el lujoso club de Chacras de Puerto Panal donde viven Julio de Vido y Fabián de Souza, entre otros. 

 Es la nueva oligarquía político sindical. Tanto Máximo como Pablo encabezan la lista de los personajes con mayor imagen negativa de la Argentina. Sin embargo ocupan lugares claves del poder y ambos tienen una gran capacidad de daño. Llevaron miles y miles de personas a la concentración del día de la “deslealtad” como dicen los memes de las redes. En un día laborable, arrearon a una muchedumbre en miles de colectivos con el aparato de siempre que se banca con la nuestra. Es un mecanismo que funciona con el combustible del dinero de los contribuyentes. La metodología extorsiva del apriete también los une. Jamás ganarían una elección a diputado o a concejal si se presentaran encabezando la lista y si se llamaran Pérez o Gutiérrez, mucho menos. Ambos tienen causas abiertas en la justicia donde tienen que dar explicaciones.

Y como si esto fuera poco, esos dos muchachos fogonean un pliego de condiciones que es nada más y nada menos que un programa del chavismo de Venezuela o a la Santa Cruz de los Kirchner.

Se proponen para liderar un país que sea socio de los que más violan los derechos humanos y van a presionar para construir una autocracia nacional populista y ladri progresista. Sus objetivos son cambiar la Constitución, voltear esta Corte Suprema para instalar una con sus amigos y cómplices, insistir con la Ley de medios para sojuzgar al periodismo libre e independiente y respirarle la nuca a lo que ellos llaman “formadores de precios” y empresas de alta concentración económica.

También imaginan un control estatal absoluto del comercio exterior y patear todos los tableros.

Máximo Kirchner y Pablo Moyano deliran cuando dicen que hay “un poder fáctico corporativo que opera por encima del sistema democrático, burlando la voluntad popular, para preservar sus privilegios”. No dicen nada de sus propios privilegios.

En otro fragmento, del documento de

propuestas  en Plaza de Mayo dice que “estos grupos utilizan el endeudamiento externo con el FMI como un arma del Imperio para extorsionar y disciplinar y manipulan a la opinión pública y al partido judicial para perseguir y proscribir”.

Mas chavista no se consigue. Mas

autocrático y cristinista no se consigue.

El dirigente radical Álvaro de Lamadrid definió muchas cuestiones en su Twitter:

 “No tienen lealtad con el pueblo argentino, menos la van a tener con Perón y entre ellos. Se sacan los ojos, la única lealtad que tienen es con el negocio. Son una corporación y escuela de mafia que lucha por mantener sus insostenibles privilegios.”

Fue de alto impacto que los camioneros envolvieran el Cabildo de la Nación con una bandera de su gremio. Nadie se había atrevido a tanto. Es casi una confesión. Se sienten los dueños del país. Hacen lo que quieren cuando quieren. Estamos en manos de Máximo Kirchner y Pablo Moyano. Y así nos va.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre