Durante la cuarentena estricta, el hombre no pudo ver a su hija antes de que muriera de cáncer. Mientras, en la quinta presidencial festejaban cumpleaños y recibían a personas no esenciales. “Se nos cagan de risa en la cara”, repudió.
Pablo Musse, el padre de Solange, la joven enferma de cáncer que murió durante el aislamiento estricto de 2020 en Córdoba, no pudo ingresar a la provincia para despedirse de su hija, por eso estalló contra el Gobierno ante las visitas a la Quinta de Olivos de allegados y amigos en la etapa más restrictiva de la cuarentena. “El adiestrador del perro (del Presidente) tuvo más derechos que mi hija”, expresó con bronca.
El papá de Solange criticó -en diálogo con Radio Rivadavia- la postura de todo el arco político ante los datos revelados por Poder Ciudadano sobre las personas que asistieron a la quinta presidencial los días que cumplieron años el presidente Alberto Fernández y su pareja, Fabiola Yañez.
“Quimioterapias y cirugías suspendidas por el tema del Covid-19 y el señor Presidente con su Primera Dama festejando sus cumpleaños. Se nos cagan de risa en la cara”, se quejó el hombre que no pudo despedirse de su hija a causa de las restricciones impuestas por la pandemia.
El caso generó una fuerte conmoción: el 15 de agosto de 2020, en plena discusión por las restricciones de circulación generadas por la cuarentena, Pablo Musse, papá de Solange, viajó desde Neuquén para visitar a su hija en Alta Gracia. Había gestionado el permiso para poder trasladarse.
Tras 40 horas de manejo, acompañado por su cuñada, llegó a la localidad cordobesa de Huinca Renancó. Allí le hicieron un testeo que tuvo resultado “dudoso”. Repitieron la prueba y el resultado fue el mismo. Quiso hacer una cuarentena en un hotel de esa provincia, pero lo obligaron a regresar a Neuquén, escoltado por patrulleros.
Menos de una semana después, Solange se descompensó y murió. Luchaba contra un cáncer de mama y estaba realizando un tratamiento alternativo. Sabía que su salud se había deteriorado y quería despedirse de su papá. No pudo.
Pablo fue finalmente autorizado a ingresar a Córdoba para estar presente en el entierro de Solange. Al regresar a Neuquén un nuevo hisopado le había dado negativo. Un mes después hizo la denuncia, que quedó en manos de la Justicia Federal.
“Alberto Fernández desconocía el caso de Solange, a partir del cual la gente empezó a hacer denuncias por el atropello que estábamos recibiendo. El Presidente en esa época nos trataba de tarados, de asesinos si salíamos a la calle”, lanzó Musse y cuestionó la “doble vara” del Gobierno, debido a la evidencia que demuestra que la prohibición de la circulación no regía para todos de igual manera. “Nosotros que teníamos todos los permisos no nos pudimos reunir con Solange”, se lamentó.
“Hago referencia a Florencia Peña que está ofendida. No se podía circular y ella tuvo el privilegio de hacer una reunión con el Presidente”, dijo al criticar a la actriz y a las agrupaciones feministas que la defendieron ante las agresiones misóginas que padeció en redes sociales. “Todas esas agrupaciones feministas no hablan de derechos humanos sino de los de los K, de (Santiago) Maldonado, de Florencia Peña, pero el resto de la gente no existimos”, aseguró.
Por otro lado, Musse contó que presentó a legisladores de Córdoba y a diputados nacionales la “Ley del Último Adiós”, para permitir a los familiares de pacientes terminales poder realizar visitas a los sitios de internación. Aunque señaló que no se concretó “por cuestiones políticas”.
Por último, destacó que en Neuquén la normativa fue aprobada a partir de la iniciativa de un partido político minoritario. “Es una ley humanitaria, no política. Pero lo humanitario no le importa a nadie. El año pasado nadie se expresó por las violaciones a los derechos humanos de Solange y de muchísima otra gente”, cerró.
Información de Clarín