El motochorro volvió a ser detenido en Castelar, con la moto que utilizaba en sus delitos. Tenía dos condenas por ocho robos bajo la misma modalidad, todos a mujeres. En octubre de 2020 lo dejaron salir de la cárcel.
Este lunes cayó bajo arresto en Castelar el motochorro que asaltó y asesinó a una psicóloga en Ramos Mejía. Había dejado la cárcel de Batán en octubre de 2020 beneficiado por las liberaciones en la pandemia del coronavirus, pese a tener dos condenas por ocho robos bajo la misma modalidad, todos a mujeres.
Alejandro Miguel Ochoa, de 55 años, fue capturado en horas de la tarde en un allanamiento que se llevó a cabo en Hortiguera y Lamadrid, en Castelar, partido de Morón.
Al momento de ser detenido, lo encontraron con la moto que habría utilizado en el ataque contra María Rosa Daglio (56 años), quien falleció.
Daglio, que tenía cuatro hijos y dos nietos, fue asaltada en la tarde del viernes cuando caminaba por la vereda, en Belgrano al 300, Ramos Mejía. El delincuente le arrebató la cartera y la mujer cayó violentamente al suelo.
Aunque en un primer momento se dijo que había sufrido un infarto, la autopsia reveló que la psicóloga falleció por una hemorragia interna.
Tras el violento episodio, autoridades policiales relevaron las cámaras de seguridad de la zona. Observaron a un hombre robusto, con ropa negra y zapatillas amarillas y con casco de color blanco, manejando una motocicleta tipo Gilera YL- 200 gris sin patente, a contramano y sobre la vereda.
Horas más tarde, un llamado anónimo al 911 permitió que el atacante fuera identificado. También se informó el barrio donde vivía el sospechoso, en Merlo.
La causa quedó caratulada como “homicidio en ocasión de robo”. Interviene el fiscal Federico Medone, de la UFI temática de Homicidios, de La Matanza. La Policía hizo “averiguaciones encubiertas” entre los vecinos. Descubrieron que la moto y el casco habían sido puestos en venta tras la muerte de la psicóloga.
Finalmente, la Justicia ordenó tres allanamientos. En uno de ellos, en Castelar, los efectivos encontraron a Ochoa, junto a la moto y la indumentaria que habría utilizado en el asalto del viernes pasado.
Ochoa debería haber estado cumpliendo una condena. Pero fue beneficiado por la seguidilla de excarcelaciones que se sucedieron durante la cuarentena, por el estado de las cárceles.
En 2017, el delincuente había sido condenado a ocho años y medio de prisión, por dos asaltos a dos mujeres en un raid delictivo con la misma modalidad.
Fue en 2016. Una de las víctimas sufrió gravísimas e inhabilitantes fracturas en su brazo derecho, al ser arrastrada por la moto del ladrón y quedar atrapada en la cadena del vehículo. Ochoa fue detenido al no poder huir con la mochila que robó.
Por esa razón, fue condenado por robo en el primer caso y robo agravado por lesiones graves, en el segundo. La pena: ocho años y medio de cárcel. Pero contaba con más antecedentes.
En el juicio, se supo que el motochorro ya tenía una condena anterior por otros seis hechos similares: todos ataques contra mujeres y en tres de ellos, las víctimas fueron arrojadas al suelo.
El delincuente fue mandado a cumplir su condena al complejo penitenciario de Batán. Pero accedió al beneficio excarcelatorio en octubre pasado.