El asesinato que es una pesadilla para Cristina

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Pasado mañana, este viernes, se cumple un año del asesinato de Fabián Gutiérrez, el secretario privado de Cristina. Se trata de una verdadera pesadilla para la jefa del jefe del estado. Porque todavía queda mucho por aclarar de ese crimen atroz. Gutiérrez se hizo millonario en su cargo y luego fue un testigo arrepentido que confirmó, por ejemplo, que dos corruptos confesos como José López y Ricardo Jaime le llevaban bolsos a Néstor Kirchner a Olivos.

Siempre digo que una de las formas de medir la magnitud colosal de la corrupción que instaló el kirchnerismo es mostrar como dos secretarios que hoy están muertos, Gutiérrez y Daniel Muñoz, fallecieron millonarios.

Fabián Gutiérrez tenía solamente un viejo automóvil cuando empezó a trabajar con Cristina y con un sueldo del estado, logró construir un emporio de dos concesionarias de más de 55 autos Mercedes Benz, BMW, Porsche, Ferrari y tener 36 inmuebles y un hotel.

¿Eran dólares que se les caían de los bolsillos y las valijas a Néstor y Cristina? ¿Eran fortunas que Néstor y Cristina le daban a sus secretarios para que actuaran como testaferros y ellos se las robaron con la excusa de que el que roba a un ladrón tienen 100 años de perdón? No sabemos. Pero está muy claro que no fue magia, fue mafia.

Esto es lo que convierte al secuestro, desaparición, tortura y asesinato de Fabián Víctor Gutiérrez en un caso de extrema gravedad institucional. Y de alto impacto político. Y en una pesadilla para Cristina que hasta hoy, no dijo una palabra. Ni siquiera el pésame le dio a la familia de Gutiérrez que entró en un pánico tan grande que pidió que “no involucren a Cristina en los comentarios” sobre un homicidio con repercusiones en todo el mundo.

Todo Calafate estaba encandilado y asombrado por la mansión inteligente que Gutiérrez se había construido. Pileta cubierta, spa, lujos en casi 800 metros cuadrados y con una seguridad obsesiva, típica de los que quieren esconder algún tesoro.

Esto derivó en que Gutiérrez fuera expulsado del gobierno por ostentar riqueza y convertirse un imán para los investigadores judiciales y periodísticos.

Pero el muchacho no detuvo su carrera delictiva. Hizo lo mismo que sus patrones. Acumuló más y más en una codicia infinita.

No fue un asesinato de un amante despechado o de un taxi boy que reclamaba su paga en dólares? Fue lo que denominamos en su momento “La búsqueda del tesoro K”.

Todavía hay muchos misterios e incógnitas inquietantes en el homicidio. Fueron tres jóvenes, uno de los cuales sedujo a Fabián Gutiérrez. Lo torturaron durante tanto tiempo que los investigadores sospechan que buscaban un tesoro escondido o las claves de algunas cajas de seguridad.

El riguroso colega Héctor Gambini, hoy cuenta que todavía no se sabe quién conducía la camioneta que estaba esperando a los tres criminales para huir. Es clave establecer a quien llamaron desde el teléfono móvil de Gutiérrez mientras lo estaban cortando, literalmente, en pedacitos. Pero por ahora no es posible. Todos los celulares de la escena del crimen fueron enviados para su peritaje y el más importante, el de Gutiérrez, llegó con el sobre roto y no se pudo abrir para ver su contenido. Dice Gambini que es un teléfono de última generación que no se daña con una simple mojadura. Que hay que meterlo poco menos que en un balde de agua. Al parecer alguien hizo eso porque no se puede establecer a que persona llamaron mientras cometían semejante delito.

Por todos estos temas, el crimen de Fabián Gutiérrez es una pesadilla para Cristina. Hace un año, cuando la información conmovió al gobierno y la opinión pública, Santiago Cafiero dijo que Cristina no tiene un pomo que ver.

Yo no digo que Cristina lo mató ni que lo mandó a matar. Yo digo que el secuestro, desaparición, tortura y asesinato de Fabián Gutiérrez es una pesadilla para Cristina. Un fantasma que la va a perseguir por mucho tiempo.

Yo digo que el crimen tiene un alto impacto político porque Gutiérrez era pobre y se hizo millonario como secretario de Cristina y porque, como arrepentido, denunció ante la justicia el mecanismo de recaudación y el circuito que recorría el dinero sucio de la corrupción de estado.

Yo no digo que Cristina lo mató ni que lo mandó a matar. Yo digo que todo el país y las redes sociales, se estremecieron al conocer que otro denunciante de los delitos de Cristina, había sido asesinado.

Por eso en internet, gente anónima y sin aportar ningún dato, lo comparó con el caso Nisman.

También hubo comentarios muy contundentes al respecto de personas que se identifican. Augusto Salvatto, por ejemplo. Politólogo y máster en Ciencias Sociales de la Sorbona de Francia, escribió con ironía: “No todos los que dijeron que Cristina era corrupta aparecieron muertos. Otros terminaron siendo sus compañeros de fórmula. Digamos todo.”

En ese momento, Alberto calificó de “miserables y mafiosos” a los tres presidentes de los partidos políticos opositores solamente porque expresaron cuestiones de sentido común. Que el crimen de Fabián Gutiérrez es de extrema gravedad institucional. Que la investigación del delito debe pasar a la órbita de la justicia federal para garantizar imparcialidad y transparencia. Y que Natalia Mercado se tiene que apartar como fiscal del caso por ser la sobrina de Cristina, la persona que fue denunciada por el asesinado. Fueron todos pedidos absolutamente racionales y democráticos. ¿Dónde está la actitud de miserables y canallas? Son todos reclamos institucionales, republicanos y no hay un solo insulto ni descalificación.

Pero Cristina se llenó de ira contra Fabián, no solamente porque confirmó el mecanismo de recaudación y el circuito que recorrían las coimas y sobornos. Ella no le perdonó nunca que ante el juez Claudio Bonadio la describiera como una persona que nadie aguantaba y con la que nadie quería trabajar por el trato de esclavo que les daba a sus colaboradores. Es más, Fabián confesó como se referían a Cristina todos los empleados. Fue una manera cruel y muy machista de radiografiarla: “Le decíamos la loca o la yegua y otro término que no quiero mencionar por cuestiones de género”.

Roxana Reyes, diputada por el radicalismo de Santa Cruz dijo que “el estado es responsable de la muerte de Gutiérrez. Alberto y Cristina, son responsables porque no lo cuidaron”.

Eso le dio pié a muchos memes tragicómicos. “Investigar a los Kirchner tiene una tasa de mortalidad más alta que el coronavirus” o “hay que aplanar la curva de testigos”.

Muchos quieren ocultar lo que pasó. Pero la realidad vuelve una y otra vez. Hasta que se haga justicia.

Editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi Palabra por Radio Mitre.