Sonia Rojas Decut y Carlos Arce quedaron en el ojo de la tormenta por haber cambiado su voto a último momento y provocar el fracaso del proyecto.
En una sesión que prometía ser histórica para la transparencia política en Argentina, el Senado terminó sepultando el proyecto de Ficha Limpia por un solo voto. La sorpresa no vino del kirchnerismo, sino del cambio de postura de los senadores misioneros Sonia Rojas Decut y Carlos Arce, quienes hasta último momento eran contados entre los apoyos a la iniciativa. Su viraje en el recinto resultó clave para que la propuesta no alcanzara los 37 votos necesarios para convertirse en ley.
La norma, que buscaba impedir candidaturas de personas condenadas por corrupción con sentencia en segunda instancia, había sido defendida por diversos sectores como una herramienta para recuperar la confianza ciudadana en la política. En cambio, desde el kirchnerismo la denunciaban como una movida para proscribir a Cristina Kirchner, quien podría haber quedado fuera del juego electoral. El resultado fue 36 votos afirmativos contra 35 negativos, y el proyecto deberá volver a discutirse desde cero en 2025.
Lo más llamativo es que ambos senadores misioneros habían expresado públicamente su respaldo al proyecto. El 5 de abril, Rojas Decut aseguraba en Radio Up: “Creemos que la política argentina necesita hoy más transparencia, las instituciones debemos responder a la confianza de la gente con herramientas claras y eficaces”. También afirmaba: “Nosotros sí, por supuesto, vamos a actuar en correspondencia con lo que hacen nuestros diputados nacionales”. Pero en el Senado, actuaron en dirección opuesta.
El bloque al que pertenecen, el Frente Renovador de la Concordia-Innovación Federal, responde políticamente al histórico caudillo Carlos Rovira, exgobernador que todavía maneja los hilos del poder en Misiones. En los pasillos del Congreso es vox populi que los legisladores de Rovira votan lo que él decide, a veces sin saberlo hasta último momento. “Somos menos que un cero a la izquierda”, llegó a decir un exlegislador provincial tras quedar afuera por decisión del mandamás misionero.
Durante la sesión, algunos senadores oficialistas sospechaban que la orden de Rovira llegó cuando la votación ya estaba avanzada. De hecho, la senadora había reafirmado su voto positivo a una colega minutos antes. El gesto de sorpresa de Victoria Villarruel al ver el resultado en pantalla fue un reflejo de la incredulidad generalizada. Al cierre del debate, crecían las versiones de un posible pacto entre Rovira y la Casa Rosada, que podría explicar la inesperada voltereta.
Fuentes cercanas al oficialismo nacional deslizaron que al Gobierno no le convenía aprobar la ley, ya que busca polarizar electoralmente con Cristina Kirchner. Desde Misiones, admiten que Rovira habría negociado con Santiago Caputo en nombre del Ejecutivo. Así, una vez más, el Senado fue escenario de acuerdos en las sombras, que terminan definiendo leyes que prometían limpiar la política, pero que naufragan por un voto.