Con un paro, Baradel apoya el delito

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No estoy en contra de las medidas de fuerza de los sindicatos. Estoy totalmente en contra de los delitos que muchos gremialistas cometen a la hora de reclamar. Históricamente un paro, en cualquier actividad es el último recurso, una vez que se agotaron todas las vías de negociación entre las partes. Pero en algunos trabajos, la decisión de ir a la huelga debe ser algo extremadamente inusual. Hablo por lo menos de dos sectores: la salud y la educación. El reclamo gremial debe ser de una gravedad límite para que médicos o enfermeros dejen sin atención a los pacientes que pueden hasta perder la vida por eso. Lo mismo para los docentes que deben pensar mucho antes de dejar sin clases a los alumnos que están el medio de un sistema escolar que “naufraga”, como dice la especialista Guillermina Tiramonti.

Pero estamos en Argentina. Y la CTERA de Baradel y compañía, decretaron un paro nacional para mañana. ¿Exigen aumentos salariales por la erosión inflacionaria? No. ¿Reclaman porque en muchas escuelas no hay condiciones para dar clases? No. Tomaron una medida tan grave y excesiva para defender a un jerarca sindical que cometió un delito grave y que fue condenado por la justicia.  Es incomprensible. El ex secretario general del gremio en Chubut, Santiago Goodman fue encontrado culpable por la jueza María Tolomei de haber cometido “un incendio gravoso” que redujo a cenizas parte de la legislatura provincial.

Un delito hecho y derecho. Fue en medio de una protesta sindical contra quien tal vez sea uno de los peores gobernadores de la Argentina, Mariano Arcioni. Debía varios meses de sueldo y propuso aumentar al doble su propio salario y el de los funcionarios. Aclaro que CTERA que hace el paro de mañana y el gobernador, son parte de la misma coalición electoral de Cristina, Alberto y Massa. Arcioni reprimió ferozmente con la policía y varios manifestantes prendieron cubiertas que las empujaron hasta las instalaciones del parlamento provincial.

Se perjudicaron los chicos sin clases y todos los chubutenses que debieron pagar de su bolsillo los arreglos del edificio.

La justicia dictaminó que Goodman es culpable. Y los Baradel de la vida decretaron un paro para defender a quien fue condenado por cometer un delito grave. ¿Estamos todos locos? ¿Qué culpa tiene un pibe que necesita aprender a leer y a escribir en Quilmes o en Santiago del Estero con ese despropósito? ¿Por qué le hacen pagar la sinrazón ideológica a los estudiantes? Dejen de hundir cada vez más a la educación pública y a los chicos que más necesitan y que menos tienen. Tengan piedad por esos changos de los lugares más inhóspitos y marginales que tienen al colegio como única tabla de salvación frente a la amenaza de la droga y la exclusión de la indigencia. Defiendan de verdad a los maestros y a la educación y dejen de defender sus privilegios de oligarquía sindical. Tengan piedad por esos muchachos que terminan el primario y no están alfabetizados. ¿Qué destino les espera? El ausentismo de alumnos y docentes es dramático. El abandono de los estudios es un camino de ida. Los burócratas y jerarcas sindicales no quieren apostar al mérito ni aceptan ningún tipo de capacitación. Son responsables junto al estado de la decadencia educativa.

¿Cómo van a hacer un paro nacional docente para defender a un delincuente que incendió la legislatura de Chubut? Están fanatizados. Dejen de mentir con eso de que se “criminaliza la protesta social”. Nada hay en el fallo de la justicia que hable de la libertad para protestar y reclamar. Pero no se puede cometer delitos en ese camino. Son delitos el incendio de instalaciones, la extorsión de los bloqueos, el pedido de coimas, las amenazas de patotas. Muchos sindicalistas millonarios están acostumbrados a manejarse con esos mecanismos del hampa. El gobierno y parte de la justicia, miran para otro lado. Pero esto es el colmo. Dejan a los chicos sin clase para defender a un colega que violó la ley.

Roberto Baradel es el ministro de Educación de facto y hace lo que quiere.

Y así nos va. Con este tipo de sindicalismo patotero, antidemocrático, corrupto y que se eterniza en el cargo, es muy difícil que la Argentina progrese.

Baradel, es el jefe del sindicalismo cristinista. Luchan a suerte y verdad contra el gobierno de Horacio  Rodríguez Larreta y cuidan celosamente al gobierno de Axel Kicillof. Son más militantes que docentes. Fomentan el adoctrinamiento.

No son defensores de los trabajadores argentinos. Son defensores de sí mismos.

Son la nueva oligarquía sindical. Son los patrones del mal del trabajo.

La falta de educación es la madre de todos los problemas, pero que además, se puede convertir en la madre de todas las soluciones.

Apostemos a un país donde un joven tenga más posibilidades de estar en clases o en el trabajo que robando o en la cárcel.

Nuestro sueño colectivo debe ser el de iluminar tanta oscuridad. De convertirnos en predicadores de la civilización contra la barbarie. Necesitamos una revolución educativa y productiva con los docentes como abanderados y los padres como escolta. Y el aporte de la sociedad civil. Un rediseño absoluto del sistema. Hay mucho por hacer. Construir el mismo amor por la libertad que por la ley. Que sean dos caras de la misma moneda. Para sembrar ciudadanía y equidad y recoger una mejor democracia. Por la ignorancia cero. Sin Baradeles que defiendan delitos.   

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre