Brandoni, actor de la Nación

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Hoy cumple 83 años Luis Brandoni. Da gusto ver como disfruta sobre las tablas cada vez que interpreta a León, en esa obra a su medida llamada “Parque Lezama” que dirige Juan José Campanella. Brandoni es tan feliz en el teatro que casi no se cansa. Es un trabajo físico agotador pero Beto, a su talento, le agrega la energía del pibe de Dock Sud que fue. Brandoni marcó una época del cine, el teatro y la televisión y eso también lo marcó a él.

Su autobiografía se llama “Antes que me olvide” y es realmente maravillosa. Uno de los prólogos lo escribió Sergio Renán, quien lo dirigió en “La tregua”, la primera película argentina nominada como mejor extranjera para un premio Oscar. Y el otro prólogo es obra de Campanella, que con “El secreto de sus ojos”, ganó el Oscar.

Renán aseguró que Brandoni tiene los instrumentos actorales para hacer teatro “culto” pero también, para que los sectores populares terminen adorándolo porque “lo ven a Beto como un cómplice, como parte de su familia”.

Campanella escribió que “este hombre logró hacerlo llorar de risa en un programa de televisión y de emoción en una película. Es el truco del mago. Te arranca carcajadas y te pone un nudo en la garganta en un lapso de segundos”.

Un dato sobre la ética de Beto. Era diputado y no tenía un peso. No había aceptado un trabajo en televisión por el que le pagaban fortunas porque no quería descuidar su trabajo legislativo. Muchos amigos le tuvieron que prestar dinero. Más dramático fue aquel momento cuando Beto sufrió las amenazas del terror de estado. Carlos    Rottenberg había programado en un pequeño teatro de Pinamar a Mercedes Sosa, Marikena Monti y a Brandoni.  Un día tenebroso, todos los departamentos del edificio del barrio de Caballito donde vivía Rottenberg, recibieron por debajo de la puerta un panfleto repugnante donde les avisaban a los vecinos que ahí vivía un protector de subversivos. Los condenaron a muerte y por supuesto, Beto se quedó sin actuar en Pinamar.

Hoy Brandoni, le pone el cuerpo y la cara a los banderazos.

No se vende ni se calla. Tiene convicciones profundas, y unos huevos del tamaño del Congreso de la Nación. Porque esa actitud, le ha multiplicado el amor de las multitudes pero, simultáneamente, el odio de los fanáticos. Con tristeza, confesó que esta fractura social expuesta le hizo perder amigos de toda la vida.

Brandoni contagia esperanza porque enarbola sus convicciones y no tiene un gramo de especulación. Su protagonismo no tiene ningún interés personal. Podría quedarse en su casa a disfrutar las mieles del éxito que tuvo y tiene en todos los planos. Pero elige ser más ciudadano que nunca y comprometerse por sus ideales aunque eso no le traiga ningún beneficio personal.

Beto Brandoni, a esta altura, es un prócer de la cultura y la libertad. Es un canto a la honradez republicana y a la democracia.

Luis Brandoni Celebra porque dice que su actividad, es una de las pocas artesanales que quedan. El teatro se hace igual que hace 3.000 años.

Brandoni, ya fue distinguido como ciudadano ilustre de la ciudad y la provincia hace tiempo. Pero creo que se ganó largamente la condición de ciudadano ilustre de la República y la democracia. Y no lo digo solamente por esos videos que con su emoción, ayudó a movilizar a tantos argentinos preocupados el avance de la cleptocracia y el chavismo K. Lo digo por su trayectoria impecable como Actor de la Nación, como dirigente sindical valiente y perseguido por la dictadura y como ex diputado del radicalismo que hizo honor a la honradez de presidentes como don Arturo Illia o Raúl Alfonsín.

Adalberto Luis Brandoni nació en el Dock Sud, en el empedrado y con los sonidos de bandoneón arrabalero de los conventillos. Por eso es tan tanguero y miembro de la Academia del Lunfardo.

En los cines de barrio, el “Selec” y el “Eden”, se enamoró de esa pantalla gigante y dedicó su vida entera a dignificar el oficio de actor.

Instaló para los tiempos en la memoria colectiva personajes y películas que son parte de nuestra identidad como pueblo. “Esperando la carroza”, es una película de culto que hoy se ve más que nunca a través de las redes. Todos repiten esas palabras de Antonio Musicardi, su personaje, el hijo de Mama Cora, cuando dice, falsamente compungido: “Me partieron el alma. Que miseria. ¿Sabes lo que tenían para comer? Tres empanadas… tres empanadas”.

Eso dice mientras va saboreando como si nada, una de esas empanadas. Una escena memorable del grotesco criollo costumbrista de Alejandro Doria. No hizo otra cosa que meterse en el corazón de la gente y dar cátedra con sus personajes y de ser un ejemplo de vida. Cada uno elige: La Tregua, por ejemplo. Por ese trabajo, la Triple A, lo condenó a muerte y lo obligó a exiliarse por un tiempo en México. Era una organización terrorista de ultraderecha que nació al amparo del estado peronista y de su jefe el ex ministro José López Rega.

La Triple A criminal (Alianza Anticomunista Argentina) tuvo su contracara con la Triple A luminosa, la Asociación Argentina de Actores de la que Brandoni fue secretario general de 1974 hasta 1983. Había que tener la valentía del tamaño de la catedral cuando los fachos de López Rega y los criminales de lesa humanidad de Videla perseguían, secuestraban y asesinaban a mansalva. Brandoni fue reelecto en su gremio, incluso estando en el exilio. Y eso muestra su lealtad con sus compañeros de trabajo, su pluralismo y su valentía a prueba de balas en todo el sentido de la palabra balas.

El terrorista de estado Aníbal Gordon secuestró a Brandoni y su esposa de entonces, Martha Bianchi. Los “chuparon” como se decía en aquellos tiempos macabros. Fue llevado a “Automotores Orletti”, un campo de concentración donde fue torturado y donde salvó su vida de pura casualidad.

Aunque suene increíble, durante los tiempos de cólera con K, Alejandra Darín y otres muchaches adoradores de Cristina fueron crueles en sus críticas cuando Brandoni renunció como afiliado a lo que definió como “Asociación Kirchnerista de Actores”. A un prócer que deberían reverenciar lo trataron como un traidor.

Otros compatriotas llevan en sus neuronas para siempre, obras maestras como “La Patagonia Rebelde”, “Made in Argentina”, el “Cuento de las Comadrejas” y el super éxito de  “La odisea de los Giles”, dirigido por Sebastián Borensztein.

¿Quién no disfrutó con Mi Cuñado o Buscavidas? Brandoni es por lejos el actor que hizo más obras de autores nacionales y es el único que no trabaja los primeros de mayo aunque pierda una gran recaudación. Su horizonte en la vida es la ética de las convicciones.

Consideró a Raúl Alfonsín como su padre político.

Fue su asesor en el tema cultural y un día inolvidable, en ese carácter tuvo una charla deliciosa con Jorge Luis Borges. Hincha de River, su máxima felicidad son Florencia y Micaela, sus hijas del alma. Y sus nietas, Olivia, Catalina, Macarena y Tomás, por orden de aparición. Y cultiva su amor por Saula Benavente, su novia desde hace años.

Brandoni es un argentino inmenso y ejemplar. Brandoni no se vende ni se alquila. Se puede romper, pero no se dobla, según el testamento  de Leandro Alem, justo el nombre de la calle en donde nació, en el Dock, con el corazón mirando al Sur…

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre