El hijo de la vicepresidenta pegó el portazo luego de criticar el acuerdo con el FMI. “No comparto la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación”, aseguró.
La señales eran claras y la cuerda algún día se iba a cortar. Y finalmente llegó ese día. La relación entre Máximo Kirchner y el presidente Alberto Fernández no da para más y así lo mostró el hijo de la vicepresidenta al renunciar a la jefatura del bloque del Frente de Todos en Diputados. El líder de La Cámpora tomó la decisión, en disconformidad con las condiciones que se firmó el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional.
“Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional“, dejó en claro el hasta ahora jefe de la bancada oficialista en la Cámara Baja, sin vueltas.
Sostuvo que seguirá siendo parte del oficialismo. “Permaneceré dentro del bloque para facilitar la tarea del Presidente y su entorno. Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional”. escribió el camporista.
“No aspiro a una solución mágica, solo a una solución racional”, afirmó.
El diputado recordó que, pese a estar en desacuerdo con algunos artículos, como Jefe de Bloque acompañó la sanción de la Ley que aprobó la reestructuración de la deuda privada en moneda extranjera, sin quita de capital pero con quita de intereses, realizada por el Gobierno en 2020: “Comprendí el contexto y arreciaba la pandemia”. Y complementa con una de las frases más duras de la carta: “Dejé los prejuicios de lado y también los agravios recibidos para conformar el Frente de Todos, no así las convicciones”.
El comunicado completo de Máximo Kirchner
He tomado la decisión de no continuar a cargo de la presidencia del Bloque de Diputados del Frente de Todos. Esta decisión nace de no compartir la estrategia utilizada y mucho menos los resultados obtenidos en la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI), llevada adelante exclusivamente por el gabinete económico y el grupo negociador que responde y cuenta con la absoluta confianza del Presidente de la Nación, a quien nunca dejé de decirle mi visión para no llegar a este resultado.
Permaneceré dentro del bloque para facilitar la tarea del Presidente y su entorno. Es mejor dar un paso al costado para que, de esa manera, él pueda elegir a alguien que crea en este programa del Fondo Monetario Internacional, no sólo en lo inmediato sino también mirando más allá del 10 de diciembre del 2023.
Desde el día en que, en el año 2018, Mauricio Macri trajo de regreso a la Argentina al FMI, a quien Néstor Kirchner a través de la cancelación histórica de una deuda de 9.800 millones de dólares, lograra desterrar de nuestro país por ser el detonante clave en cada crisis económica desde la vuelta de la democracia y cuyo símbolo más elocuente fue la crisis del año 2001, sabíamos que este sería el problema más grande para nuestro país. Sobre todo por la magnitud y excepcionalidad del préstamo que alcanzara los 57.000 millones de dólares (casi 6 veces el monto cancelado en el año 2005) y del cual se desembolsaron 44.500 millones de dólares en sólo un año, perdonando además, todos y cada uno de los incumplimientos del Gobierno de Macri y violando su propio Estatuto constitutivo. Macri tenía que ganar la elección.
No aspiro a una solución mágica, sólo a una solución racional. Para algunos, señalar y proponer corregir los errores y abusos del FMI que nunca perjudican al Organismo y su burocracia, es una irresponsabilidad. Para mí lo irracional e inhumano, es no hacerlo. Al fin y al cabo, el FMI demuestra que lo importante no son las razones ya que sólo se trata de fuerza. Quizás su nombre debiera ser Fuerza Monetaria Internacional. Y como veo que siempre se interesan por los gastos, podrían ahorrar en economistas caros ya que para hacer lo que hacen sólo basta con gente que sepa apretar prometiendo el infierno si no se hace lo que ellos quieren.
Y si algunos dudan de mi nivel de pragmatismo les recuerdo que como Jefe de Bloque acompañé la sanción de la Ley que aprobó la reestructuración de la deuda privada en moneda extranjera, sin quita de capital pero con quita de intereses, realizada por el Gobierno en el año 2020, a pesar de estar en profundo desacuerdo con algunos de sus artículos. Comprendí el contexto y arreciaba la pandemia.
Dejé los prejuicios de lado y también los agravios recibidos para conformar el Frente de Todos, no así las convicciones. No lamento haber brindado un trato que no fue recíproco. Entendí desde el momento en que CFK nos dio la instrucción de construir el Frente de Todos que lo sucedido hasta su conformación no podía obturar lo que vendría. Lamentablemente fui uno de los pocos que actuó de esa manera.
Sería más que incorrecto aferrarse a la Presidencia del Bloque cuando no se puede acompañar un proyecto de una centralidad tan decisiva en términos del presente y los años que vendrán.
Algunos se preguntaran qué opción ofrezco. En principio, llamar a las cosas por su nombre: no hablar de una dura negociación cuando no lo fue, y mucho menos hablar de “beneficios”. La realidad es dura. Vi al presidente Kirchner quemar su vida en este tipo de situaciones.
En la cena de fin de año, realizada en la Quinta de Olivos, cada uno de los integrantes del bloque, así como el Presidente de la Nación, me pudieron escuchar cuando aseguré que cualquiera de mis compañeros y compañeras podía hacerse cargo de mi lugar.
Asimismo, ningún Diputado ni Diputada de nuestro bloque recibió una instrucción para expresarse en contra de la imposición del Fondo. Es cierto también, que no recibieron una instrucción para hacerlo en su favor. Y es por ello mismo que decido liberar al Presidente para que no se sienta “presionado”, como tantas otras veces ha hecho trascender su entorno. ¿Presionar? No. Eso lo hace el Fondo Monetario Internacional.
Agradezco a cada compañero y compañera el trabajo realizado: la Ley de Fuego, el Aporte Solidario y extraordinario, Etiquetado Frontal, Ley de Cupo Trans, Ley de Tele-Trabajo, la Ley de Zona Fría, Ley de personas en situación de calle, fondo PREIMBA, Equidad en Medios y otras tantas que buscaron cumplir en parte demandas y necesidades de nuestros ciudadanos y ciudadanas. Muchas de ellas en acuerdo con diferentes bloques y otras no, como es lógico en democracia. Y otras, como fue recientemente en Bienes Personales, de vital importancia para el Gobierno, que se logró por el trabajo de acuerdos realizado en la Cámara de Diputados.
Seguiré trabajando, como lo hice hasta ahora, con una agenda que incluya leyes como Humedales, Producción de Cannabis Medicinal y Cáñamo Industrial, Acceso a la Tierra, Envases, Fomento al Desarrollo agro-industrial Federal e Inclusivo y Promoción de la Industria Automotriz.
Agradezco también a los Presidentes de los demás Bloques, con quienes hemos discutido fuerte pero siempre sin faltarnos el respeto y de quienes también aprendí mucho. Entre otras cosas, el lamentarse por no haber levantado su voz cuando no estaban de acuerdo en temas de extrema centralidad promovidos por su propio Gobierno.
Por comprensión histórica, por mandato popular y por decisión política, mi postura no busca señalar a quienes acompañan de manera crítica o directamente festejan, como he leído. Ojalá todo salga en los próximos años como el sistema político, económico y mediático argentino promete y mis palabras sean las de alguien que en base a la experiencia histórica solo se equivocó y no hizo otra cosa que dejar un lugar para seguir ayudando. No busco estar a la izquierda, ni mucho menos a la derecha de nadie, categorías que ya no alcanzan para explicar la realidad.
Abrazo muy fuerte a todos mis compañeras y compañeras, y a cada argentino y argentina, con quienes, voten como voten, compartimos el mismo suelo y la misma bandera.