La victoria de Patricia Bullrich

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Esta vez no hubo ninguna duda sobre quién ganó el debate. La victoria de Patricia Bullrich fue contundente.

Anoche, se lució en el segundo tiempo y dio vuelta el resultado del partido. Lo logró porque ocupó el centro de la escena y desnudó con firmeza las inconsistencias de Sergio Massa y Javier Milei. Patricia se sacó de encima el plástico del coaching que la había empaquetado y esta vez fue auténtica, se mostró tal cual es. Fue tan claro que los dos grandes diarios de la Argentina casi, casi, utilizaron las mismas palabras para la conclusión en sus títulos de tapa. Clarín definió: “Bullrich aguerrida, Massa disociado y Milei opaco”. La Nación vio a una Bullrich “más combativa” a Sergio Massa “a la defensiva” y a un Milei “errático”.

Nada indica que el gran despliegue dialéctico de Patricia Bullrich se refleje en su totalidad en el resultado electoral. Por lo general, los debates reafirman el voto que ya tiene decidido el espectador. Pero son muy útiles para darle mística y energía a su militancia en el último tramo de la campaña. Le recuerdo que faltan 9 días hábiles para que los argentinos decidamos que tipo de país queremos para los próximos 4 años. Y tal vez, para los próximos 20 años. No me apoyo en las encuestas en las que no creo. Pero la experiencia en el análisis político me indica que Sergio Massa, todos los días está bajando en su intención de voto. Es lógico. Anoche recibió todos los cachetazos porque la realidad le impacta tanto en el tema de la pornográfica corrupción de Martin Insaurralde y la de Chocolate, como en la angustia que produce una inflación y un dólar absolutamente descontrolados.

Si esto se verifica el 22 de octubre, tal vez nos encontremos con una segunda vuelta entre Milei y Patricia Bullrich y con la disgregación del peronismo que buscará otros rumbos muy lejos de Cristina y La Cámpora. En realidad todo indica que la fuerza que no ingrese a la segunda vuelta va a sufrir un terremoto interno que puede pulverizar sus estructuras.

Antes del debate, Patricia mostró una foto con el ex presidente Mauricio Macri, su probable ministro de Economía Carlos Melconian y todos los gobernadores o casi seguro gobernadores. Fue una exhibición de potencia en la gobernabilidad que es una de las principales debilidades de Milei. Juntos por el cambio puede llegar a tener 10 u 11 gobernadores, 500 intendentes y aspirar a ser la primera o segunda minoría en diputados y en senadores. Eso es clave a la hora de cambiar en serio y para siempre, como dice el slogan de Bullrich.

Hubo varios momentos culminantes de mucha tensión. Patricia Bullrich en una sola jugada denunció las alianzas entre Milei y Barrionuevo y las de Massa con Moyano y dijo que su gobierno iba a defender a los que trabajan y no a los que bloquean empresas o cortan rutas.

Fueron golpes de nocaut porque son datos reales y porque Barrionuevo y Moyano son dos de los integrantes de la casta sindical patotera, extorsiva y millonaria que más daño le hizo a la Argentina.

Patricia Bullrich no se privó de utilizar un lenguaje directo y callejero cuando se preguntó: ¿Cuándo van a dejar de afanar o cuando le dijo a Massa : “déjate de joder con esos plancitos” y aprovechó para enrostrarle la brutal inflación que generó desde que se sumó como ministro al cuarto gobierno kirchnerista. Varias veces utilizó la carta de la corrupción del kirchnerismo, de la actual y de la de Cristina, los bolsos de López para demostrar que se trata de un sistema cleptocrático que hundió en la miseria a millones de argentinos.

Otro momento en los que Bullrich castigó a ambos aspirantes a la presidencia fue cuando recordó que Milei “ofendió a los mogólicos, insultó a católicos y judíos, fomentó la violencia con la imagen de la motosierra” y casi, de paso cañazo, le dijo a Massa “no nos defiendas Massa, las mujeres nos sabemos defender solas”. Fue porque Massa le había preguntado a Milei cuando “iba a dejar de faltarle el respeto a las mujeres”.

Milei tuvo su lucimiento cuando con mucha ironía se burló de la propuesta de Miriam Bregman de bajar la cantidad de horas de trabajo. Dijo impostando la voz, “bueno, trabajemos una hora por día y todo el mundo va a tener trabajo. Eso funde a las empresas y es inviable”. Pero estuvo contra las cuerdas cuando balbuceó incoherencias porque no pudo explicar aquellas propuestas desquiciadas de la libre circulación de armas y la venta de órganos. Bullrich le mencionó hasta el lugar de su plataforma en el que figuraban semejante locuras.

Massa tampoco tuvo éxito al decir que se hizo cargo del país cuando otros agitaban el helicóptero. Primero, nadie le pidió ese “sacrificio” entre comillas. Por su ambición agarró la papa caliente y “nos hizo puré”, como le dijo con humor, Patricia. Pero hay algo peor: los únicos que hablaron de helicóptero o de asamblea legislativa como metáfora de la entrega anticipada del poder, fueron sus propios compañeros peronistas. Y esa idea nefasta de agitar un helicóptero la inventaron los kirchneristas para evidenciar su expresión de deseo durante el gobierno de Mauricio Macri.

Durante todo el debate flotó esa sensación de pacto entre Milei y Massa. No solamente por la cantidad de peronistas que integran sus listas, también porque en un par de ocasiones sus preguntas fueron alfombras rojas para que el otro aclarara temas calientes. Massa pudo hablar contra Hamas y decir que los va a incluir en la lista de grupos terroristas y Milei pudo matizar aquellos mamarrachos que planteó referidos a un tema tan delicado como el de las cardiopatías congénitas.

Milei hizo un planteo razonable al responsabilizar a Zaffaroni de alterar la realidad y convertir a los delincuentes en víctimas. Y dijo que son necesarias leyes y actitudes que le hagan cada vez más costoso el delito a los victimarios. Bien ahí.

Pero en ese rubro, Patricia Bullrich exhibió su experiencia exitosa como ministra de seguridad y atormentó a Massa con la irresponsable y criminal liberación de presos que hizo este gobierno durante la pandemia y que “en estos 4 años aumentaron un 70% los homicidios” y el narcotráfico. Massa tuvo que retroceder en el tiempo y puso como ejemplo resultados positivos que tuvo en Tigre allá lejos y hace tiempo y no pudo decir nada de la mala praxis, cuando no lo complicidad de este gobierno con el crimen organizado. Y como si esto fuera poco, citó a Tigre donde su esposa Malena Galmarini fue derrotada en las elecciones pese al intento de proscribir al actual intendente y al derroche brutal de regalos que hizo en el distrito.

Massa pudo ganar unos puntitos cuando quiso remarcar cierta sobreactuación de Bullrich en su lenguaje: “gritar o ser vulgar o hablar canyengue, no va a hacer que mejores” en su campaña.

En su cierre, Massa repitió una mentira que no se verifica en la realidad cuando dijo que “estamos saliendo de la crisis. Lo peor ya pasó”. Nada de eso es cierto. Estamos profundizando la hecatombe económica, cada vez nos hundimos más según dicen todos los indicadores económicos y la realidad y todo indica que cada día podemos estar peor.

Estas palabras son solo análisis y conjeturas sobre lo que se vio y especulaciones sobre lo que puede pasar. Nada más. La única verdad de la democracia es la voz del pueblo expresada en las urnas. Falta muy poco para ese día histórico. Estamos en la recta final y todavía hay tiempo para los cambios. Pero anoche, Patricia Bullrich logró avanzar varios casilleros para dejar atrás, a un Sergio Massa que no tiene un solo resultado positivo para exhibir. Y que, como si esto fuera poco, tiene que cargar con varias mochilas de piedra que tienen nombre y apellido: Cristina, Alberto, Lázaro, Insaurralde, Chocolate y siguen las firmas”. Solo cuando se cuente el último voto sabremos cómo se repartieron los triunfos y los castigos. Ya falta poco.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre