Korrupción se escribe con “K”

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“A los corruptos hay que sacarlos a patadas en el culo”. Eso dijeron el presidente Javier Milei y el senador cordobés Luis Juez.

“Vamos a limpiar la mugre del senado”. Eso dijo la vice presidenta Victoria Villarruel. “Hay que sacar las ratas del senado”. Eso dijo el senador entrerriano Alfredo de Angeli.

La inmensa mayoría de los ciudadanos argentinos piensa lo mismo. Están, estamos, hartos de ver a los ladrones de estado en los cargos. Diputados, senadores, intendentes, gobernadores, vice y presidentas aparecen mega millonarios y todo el mundo sabe que han robado a cuatro manos el dinero del pueblo. Delincuentes repugnantes que ensucian y degradan la democracia y que humillan al pueblo de la patria. Si hay un denominador común, más allá de la ideología de cada uno es que no se puede tolerar ni votar nunca más a los malandras de la cleptocracia. Los delincuentes son delincuentes y no importa la camiseta partidaria con la que se disfracen. Pero es cierto que la inmensa mayoría de los pistoleros que están procesados y condenados pertenecen al kirchnerismo. Está en el ADN de sus fundadores. Néstor y Cristina fueron los jefes de la asociación ilícita. Como una mueca del destino el apellido del senador que hoy todos repudiamos también empieza con “K”, y también se formó en esa universidad del afano y el choreo que fue el kirchnerismo peronista y chavista.

Edgardo Kueider entró en la boleta de Alberto y Cristina y fue acompañado por una camporista que ingresará en su lugar. Esa es su matriz, el ADN de los estafadores. También es cierto que Kueider se dio vuelta y se puso al servicio de los libertarios que lo premiaron con designaciones, ofertas y, algunos sospechan que con los 200 mil dólares que le encontraron en la aduana. Todo eso porque fue clave su voto en la aprobación de la ley base.

Esta es la verdad. Milei dijo que Kueider era todo de Cristina y ella dijo que se había transfugado a la Libertad Avanza. Los dos tienen razón. Es un corrupto que al servicio del mejor postor. Un mercenario que profana la democracia.

Me gustaría hacer dos observaciones. Una sugerencia respetuosa a Milei y Villarruel. Dejen de joder. No jueguen con fuego. Dejen de pelearse como dos chicos que se tiran tizas en el aula. No sean irresponsables. Fueron votados para gobernar y no para competir entre sí. La gente empieza a molestarse con el enfrentamiento y ya está generando problemas institucionales como la validez o no de una sesión que expulsó a un senador corrupto.

Y hablando de senadores corruptos. Oscar Parrilitudo, el mayordomo de Cristina, zafó de ser suspendido por su procesamiento por encubrimiento en el tenebroso pacto con Irán. Algo gravísimo. Pero su bloque, como siempre, funciona como un aguantadero y fuente de impunidad de los delincuentes como Cristina. Cuando pudo respirar tranquilo, Parrillitudo le hizo fuck you al resto de la cámara. En realidad estaba provocando con ese dedo amenazante a todos los argentinos de bien. Ya le llegará la hora y los tribunales lo condenarán como corresponde. Pero es intolerable que este despreciable muchacho desafíe al resto de la población que trabaja, estudia, padece problemas económicos y repudia con toda su alma a este tipo de estafador serial. Parrilli piérdase usted ese dedo en su bolsillo.

Y Cristina llegó a la cumbre de su hipocresía y falsedad. Fingió repudio a la corrupción porque le convenía para sumar una banca cuando ella es la corrupta y condenada más peligrosa de la Argentina.

Los Kirchner y sus cómplices que yo llamo el Cartel de los Pingüinos Millonarios robaron montañas de dólares y euros.

Decían que querían distribuir la riqueza y cumplieron: la distribuyeron entre ellos. Se enriquecieron ilícitamente en forma descomunal. Nunca nadie robó tanto durante tanto tiempo en la Argentina. Robaron casi todos sus funcionarios en casi todos los ministerios. Lo hicieron en su medida y armoniosamente a imagen y semejanza de sus caudillos políticos, es decir, Néstor y Cristina. Los amigos y funcionarios de los K multiplicaron su patrimonio metiendo la mano en el bolsillo de todos los argentinos.

Lázaro Báez, amigo, socio, testaferro y cómplice de Néstor Kirchner se convirtió en un mega millonario y en uno de los más grandes terratenientes de la Argentina. Transformó la vida de un humilde cajero bancario en un magnate, una especie de jeque de la Patagonia y alrededores.

 En total tiene condenas por 24 años de prisión. ¿Dónde está preso? En una mansión en El Calafate, el lugar en el mundo de Cristina. Báez la pasa bomba y disfruta de la gran vida. Es un premio insólito que le dio la justicia.

Báez fue condenado a 10 años por la causa de la ruta del dinero K que se hizo una película de terror cuando Jorge Lanata puso al aire, los videos de La Rosadita donde estos malandras de estado contaban montañas de dinero sucio mientras fumaban habanos y tomaban whisky. ¿Se acuerda? Esto es pornográfico.

En la causa de Vialidad, Lázaro fue condenado a 6 años de prisión, igual que Cristina. Y esa condena tiene doble conforme. Si la Corte Suprema se suma, Cristina debería ir a la cárcel. O por lo menos deberá colocarse la tobillera electrónica para las reas y reos.

Cristina también fue condenada a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Los colegas Hernán Capiello y Joaquín Morales Solá anticipan hoy en La Nación que la Corte Suprema, en estos días ordenará que Cristina vaya al juicio oral y público por lavado de dinero en las causas Hotesur y Los Sauces donde también está involucrado su hijo, el príncipe Máximo Primero.

Esa mega corrupción de estado, esos delitos de lesa indignidad transformaron a los cuatro gobiernos kirchnerista en una cleptocracia autoritaria y chavista.

Hay decenas de funcionarios kirchneristas condenados por la justicia pero muy pocos que siguen presos. Amado Boudou cumplió su condena que fue ratificada por la Corte Suprema y ahora espera otras causas graves que tiene en los tribunales. También está inhabilitado de por vida para volver a ser funcionario.

Seguramente Alberto Fernández también será condenado en las dos causas que se tramitan ahora: seguros y violencia de género contra su pareja.

No podemos olvidar a Julio de Vido, José López, Roberto Baratta, Milagro Sala,  Ricardo Jaime, Martin Insaurralde y Sergio Urribarri, entre otros. Hasta los secretarios de Néstor y Cristina se convirtieron en magnates de la noche a la mañana. Daniel Muñoz y Fabián Gutiérrez, murieron nadando en fortunas inexplicables. Algunos dicen que era dinero de los Kirchner y ellos eran meros testaferros y otros dicen que ellos se quedaron con una parte de las estafas del matrimonio por aquello de que el que roba a un ladrón tiene cien años de perdón. Este latrocinio sin antecedentes por su magnitud se transformó en una cultura de la inmoralidad. Y la inmensa mayoría de los “perokirchneristas” sintieron que tenía piedra libre para robar a cuatro manos como Edgardo Kueider.

Por eso le digo que en Argentina Korrupción se escribe con “K”, de Kueider y de Kirchner.

Editorial de Alfredo Leuco