Esta charla telefónica entre Cristina y su mayordomo, Oscar Parrilli no tiene desperdicio. Porque es una radiografía del pensamiento profundo de ella. Dice claramente: al partido nunca le dimos bola. Y su boca sucia de siempre llama pelotudos a sus compañeros y dice que se suturen lo que usted ya sabe. Políticamente es importante porque ambos coinciden en que tienen que trabajar para que vengan caras nuevas y no para que ellos vuelvan.
Sin embargo, hace unos días, Cristina armó una movida con sus esbirros mas cercanos para que le rogaran que se postule a la presidencia del Partido Justicialista. Si, escuchó bien: a ese partido que según ella dijo, nunca le dieron bola y a los que mandó a suturarse. En síntesis: cero paso al costado para que haya una renovación generacional. ¿Qué pasó? La verdad es que Cristina no quiere, pero necesita ocupar algún lugar de poder para superar este momento que claramente es el peor de su vida política.
Cristina está condenada por la justicia (y no por el periodismo) a 6 años de prisión y a inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos. Eso ya se sabía. Pero la novedad que Cristina espera y la desespera es que el 13 de noviembre, dentro de un mes, la Cámara Federal confirmará esa pena de 6 años y en consecuencia solo le quedará la instancia de la Corte Suprema de Justicia para apelar. ¿Se acuerda de aquel momento histórico del fiscal Diego Luciani?
El futuro se complica mucho para Cristina. Si se aprueba la ley de ficha limpia, ella no podrá ser candidata a nada en las próximas elecciones. Porque una condena en segunda instancia, como la que va a sufrir el 13 de noviembre, no le permite competir. Es posible que Cristina por su edad no vaya a una cárcel, pero deberá cumplir una prisión domiciliaria con una tobillera electrónica que manchará su vida política para siempre. Es lo que merece la jefa de la asociación ilícita que cometió el mayor robo de la historia política argentina en democracia. Y encima se vienen dos o tres causas más graves de corrupción como la de los cuadernos de las coimas K. Es una realidad aunque ella quiera creer que la historia ya la juzgó.
Uno de los que no le deja pasar esa mentira es el diputado José Luis Espert que con su lenguaje coloquial la califica de chorra.
Pero el peor momento de Cristina no pasa solamente por los juicios y castigos de la justicia. Políticamente está complicada porque por primera vez algunos se atreven a desafiar su liderazgo y conducción. Uno de ellos es el gobernador de La Rioja, el impresentable Ricardo Quintela. Convirtió a su provincia en un desastre. No paga deudas, inventó papelitos de colores en lugar de billetes a los que llama “Chachos” y quiere prohibir los canales y los portales nacionales de noticias. ¿Qué tal? Un aspirante a tirano que le falta mucha sopa para igualar a un señor feudal como Gildo Insfrán. Pero hay gobernadores e intendentes que medio en silencio lo apoyan. Son tímidos para el coraje y todavía le tienen pánico al látigo de Cristina. Incluso es probable que a Quintela le tiren el hueso de la vice presidencia del PJ y se baje del pony. Veremos hasta que punto está dispuesto a enfrentar a Cristina. Lo cierto es que quedan pocas horas para presentar las listas y hay todo tipo de negociaciones. Las elecciones internas se van a hacer el 17 de noviembre, solo 4 días después de la confirmación de su condena a 6 años de prisión.
Como si esto fuera poco, la candidatura de Cristina no tuvo un gran apoyo y no fue recibida con euforia. Todo lo contrario.
El intendente de Esteban Echeverría, Fernando Gray fue contundente. Dijo que no quiere ni dedo ni lapicera y pidió aplicar la ficha limpia. Quiere la renovación total del Partido Justicialista. Nada con Cristina.
Hasta esta tarde, su hijo putativo, Axel Kicillof no dijo una palabra y pasado mañana encabezará un acto por el día de la lealtad en el que no fue invitada Cristina ni Máximo.
El gobernador de Buenos Aires está muy enfrentado con Máximo cuyo único mérito para conducir el pejota bonaerense es la portación de apellido. Hasta su ex lugarteniente y cofundador de La Cámpora, el Cuervo Larroque está juntando avales para Quintela. Hay tanta bronca interna que Lucía Cámpora, la secretaria general de la agrupación que lleva su apellido, salió a acusar a Roberto Navarro de apoyar a Kicillof en contra de Máximo porque fue “adoctrinado por la pauta”.
Quedaron en el pasado aquellas fotos y mimos que se hacían los tres.
Según un informe periodístico de “El Disenso” Kicillof le puso publicidad oficial a Navarro por 908 millones de pesos entre febrero y junio de este año. ¿Escuchó bien? Más de 900 millones en 5 meses para un portal y una radio en franca descenso de audiencias.
Cristina registra que está transitando su momento más dramático. Su lista se llama “Primero la patria” pero debería llamarse “primero la impunidad” porque eso es lo que busca. Quiere ser candidata a diputada nacional por Buenos Aires el año que viene para conseguir los fueros que le permitan zafar de la prisión. Veremos si lo logra.
Por ahora, hasta la desprestigiada CGT reclama una autocrítica K, le dijo no a los personalismos y apoya a Kicillof. La central obrera, sembrada de millonarios y patoteros eternos, también está en crisis. Ya renunció Mario Manrique del sindicato de mecánicos y dicen que Pablo Moyano seguirá ese mismo camino.
Ellos si apoyan a Cristina. Pero para la sociedad, son como mochilas de piedras. Tienen un altísimo nivel de imagen negativa y la terminan de hundir. Por eso, Cristina espera y desespera. Necesita fueros para enfrentar la ratificación de su condena y no logra recuperar el poder absoluto en su partido que alguna vez tuvo y que hoy no tiene.
Editorial de Alfredo Leuco en El diario de Leuco por LN+