Cristina Elizabet Fernández de Kirchner está atravesando una tormenta perfecta. La ex presidenta afronta graves problemas de todo tipo que vale la pena detallar. Vamos por partes.
El presidente Donald Trump por sugerencia del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio resolvió prohibir la entrada a Cristina, sus hijos Máximo y Florencia y al cajero en jefe, Julio de Vido y su esposa Alessandra Minnicelli.
Rubio hace años que viene bregando por este castigo. Cuando era senador por Florida, calificó a Cristina como “cleptócrata convicta que robó miles de millones de las arcas estatales y permitió que actores malignos como China e Irán concentraran su influencia corrupta”. Fueron declaraciones rigurosas y demoledoras. Incluso se refirió a los negociados sucios de dólares y las relaciones carnales con el chavismo.
Pero en la resolución del gobierno norteamericano se acusa a Cristina y su banda de hacerse ricos con “múltiples esquemas de soborno”.
Y hablando de sobornos de la “cleptócrata convicta, Marco Rubio no se equivocó en nada. La cleptomanía, según el diccionario de la Real Academia Española es “la propensión morbosa al hurto”. Y “convicta” tiene como sinónimos a “condenada, rea, culpable a quien se le ha probado su delito legalmente.” Y esa es la situación de Cristina, doblemente condenada por corrupción y espera y desespera por la decisión que debe tomar la Corte Suprema que es la última instancia. Si la doble condena es ratificada no podrá ser candidata en las elecciones parlamentarias. Debería ir presa o quedar en detención domiciliaria con una tobillera electrónica. También existe la posibilidad de que el máximo tribunal postergue la decisión hasta después de los comicios de medio tiempo. En ese caso, Cristina logrará los fueros que tanto necesita. Hablamos de la causa “Vialidad”, donde fue condenada a 6 años de prisión e inhabilitación perpetua para ejercer cargos públicos.
Cristina también debe devolver al estado 1.579 millones de pesos. En lugar de cantar “vamos a volver” debería cantar “vamos a devolver”.
Quienes frecuentan los tribunales aseguran que más temprano que tarde, Cristina deberá afrontar las acusaciones en las causas conocidas como “Hotesur y los Sauces”, “Los cuadernos de las coimas K” y el siniestro pacto firmado para la impunidad de los iraníes que participaron en los atentados a la embajada de Israel y la AMIA.
Hotesur y Los Sauces es por lavado de dinero de sus empresas familiares y va camino al juicio oral. Allí Cristina deberá responder como jefa de una asociación ilícita y su hijo Máximo como organizador.
Cuaderno de las coimas K es la causa de corrupción más monumental de la corrupción argentina. El 6 de noviembre comenzará el juicio con 147 imputados, entre ellos empresarios coimeros e integrantes del “cartel de los pingüinos millonarios K” encabezados por Cristina.
Y en el tenebroso pacto de impunidad con Irán que comenzó con la denuncia del asesinado fiscal Alberto Nisman, Cristina está acusada de encubrimiento agravado del atentado a la AMIA.
Solo falta que se fije la fecha del juicio.
Cristina tiene la agenda muy cargada como puede verse. Pero la tormenta perfecta también incluyó otra vez las falacias sobre el papel que tanto ella como Néstor Kirchner jugaron durante la dictadura militar.
La movilización de ayer, la incentivó a convocar a todos “a la plaza porque ni a Videla ni a Massera le prohibieron la entrada a los Estados Unidos”.
Una chicana, una ironía barata. Eso puso nuevamente en primer plano su desempeño en aquellos años del terrorismo foquista de ultra izquierda y el terrorismo de estado de Videla y compañía.
Siempre es bueno ejercer la memoria y relatar los hechos con rigurosidad. Para desarmar tanto relato mentiroso del kirchnerismo. A Cristina no le resulta gratis hacerse la combativa. Otra vez utilizó y fingió en el tema de los derechos humanos para utilizarlos como escudos para intentar ocultar la mayor corrupción de la historia democrática.
Como siempre, profanan hasta los valores más sagrados.
Vergüenza le debería dar.
Es cierto que sobraba pánico y hartazgo social frente al desastre económico que había hecho el peronismo de Isabelita y a la macabra competencia de asesinatos que se había instalado entre Montoneros y la Triple A. Todos los días aparecían cadáveres que arrojaban los terroristas de Mario Firmenich y los para policiales fascistas de José López Rega.
Firmenich vive como un duque en Barcelona y reapareció la semana pasada con la cara de piedra para convocar a la marcha de la violencia. López Rega murió hace 36 años y seguro que no descansa en paz.
Ambos levantaban la bandera del peronismo. Y la inmensa mayoría de la sociedad miraba, aterrorizada, semejante orgía de sangre.
Durante la dictadura, apelando a la memoria, recuerdo algunos colaboracionistas que hoy son parte del cristinismo. Horacio Verbtisky, empleado de la Fuerza Aérea y doble agente de inteligencia.
Eugenio Zaffaroni, juez durante tres gobiernos militares que no aceptó un solo habeas corpus por los desaparecidos y que redactó un manual militar donde se condenaba a los homosexuales. Y funcionarios como Carlos Tomada o Alicia Kirchner. Todos ellos estuvieron y están al lado de Cristina.
Todos los luchadores que pedían libertad, aparición con vida y castigo a los culpables en Santa Cruz, recuerdan que Néstor y Cristina Kirchner no abrieron la boca. Y que amasaron su primera gran fortuna en el ejercicio de la usura, y quedándose con las casas de gente humilde que no pudo pagar las cuotas y a favor de una ley de esa dictadura. Es más, peronistas honrados como Rafael Flores y abogados radicales presentaron habeas corpus y mostraron dignidad. Transcurrieron 9 años de democracia, repito: 9 años, con Néstor intendente primero y luego gobernador hasta1992, y las Madres de Plaza de Mayo no eran bien recibidas y los Kirchner se negaban, incluso a prestarles algún local para que hicieran sus actos.
Esta es la verdad histórica.
Nuestros corajudos colegas de OPI Santa Cruz publicaron un trabajo riguroso donde muestran que Néstor, Cristina y Alicia no hicieron ni una misa, no publicaron ni una solicitada, durante los 24 de marzo hasta 1992.
Hay fotos de Néstor Kirchner, sonriendo junto al general Oscar Guerrero, que había sido sucesor del führer Ramón Camps en la jefatura de la Policía Federal.
Nunca se quejaron de la ley de autoamnistía que quería mantener Italo Luder y no dijeron una palabra de los indultos de Carlos Menem.
Por el contrario, lo apoyaron y compartieron boleta electoral con el riojano en todas las elecciones siguientes.
El día que Néstor hizo bajar el retrato de Videla, tuvo la caradurez de pedir perdón en nombre del estado que –según dijo- “no había hecho nada en materia de derechos humanos”.
En realidad, los Kirchner y el peronismo no habían hecho nada. Raúl Alfonsín y su gobierno, habían hecho muchísimo. Fue tan salvaje la mentira que Néstor tuvo que pedirle disculpas a Raúl Alfonsín, aunque lo hizo en privado cuando debería haber sido en público.
La realidad es la única verdad, decía Perón. Y le acabo de contar la crónica real de los hechos. Por eso me permito preguntarle a los muchachotes de La Cámpora. ¿Quiénes son los negacionistas? ¿Quiénes son los que custodiaron la memoria y buscaron verdad y justicia en los momentos más peligrosos?
Néstor y Cristina, seguro que no.
Editorial de Alfredo Leuco en El diario de Leuco por LN+