La mega corrupción del chavismo K

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La justicia condenó a cuatro años y medio de prisión de Claudio Uberti. Es un hecho sumamente importante porque este delincuente tenía vínculo directo con Néstor Kirchner y porque fue la llave que abrió las relaciones carnales y mega corruptas entre el chavismo y el kirchnerismo. La pena es por un caso menor pero que tuvo gran repercusión mediática. Se conoció como: “La valija de Antonini Wilson”, porque ese empresario venezolano intentó introducir al país casi 800 mil dólares y fue descubierto por una agente de la Policía Aeroportuaria. Dos datos que le dan la verdadera dimensión al hallazgo.

Primero: Guido Alejandro Antonini Wilson hoy vive en Miami y confesó ante el FBI de Estados Unidos que se dinero sucio “era para la campaña de Cristina”.

Segundo: Hugo “Pollo” Carvajal, ex jefe de la inteligencia venezolana, reconoció ante la justicia española que esos dólares eran solo una parte de un total de 16 valijas por 21 millones de dólares.

Los negociados y estafas que hicieron Hugo Chávez y Néstor Kirchner hizo que muchos rebautizaran a los líderes de la “Patria Grande” como se auto percibían como los jefes de la “Plata Grande”.

Uberti, en aquella madrugada de agosto del 2007 fue directamente a la quinta de Olivos a informar a Néstor Kirchner y a ver como hacían para encubrir el delito. Era tanta la confianza que tenía el presidente fallecido con Uberti que lo colocó como el capo de lo que se conoció como “la embajada paralela” en Venezuela. Formalmente Uberti era solo el encargado de controlar los corredores viales. Pero en la práctica era el custodio y ejecutor de los monumentales negociados corruptos que hicieron entre ambos presidentes. El que más indignación produjo, lo contó Uberti, como uno de los 31 testigos arrepentidos en la causa de los cuadernos de las coimas K. Consta en el expediente y frente a Claudio Bonadío y Carlos Stornelli, Uberti reconoció una operación colosal digna de una película de terror. Chávez compró 500 millones de dólares en títulos de la deuda argentina. Luego hizo una bicicleta aprovechando la brecha terrible que había en Venezuela entre el dólar oficial y el mercado paralelo o dólar blue, diríamos ahora. El resultado de la trapisonda fue que “ganaron” o se robaron, mejor dicho, 100 palos verdes. Chávez dijo que la mitad fue para pagar comisiones y otras yerbas a bancos y cuevas financieras. Y de los 50 que quedaron se repartió la mitad con Néstor. Uberti fue el encargado de traer los 25 millones de dólares que le tocaron a Néstor en un avión. Eran billetes verdes físicos, contantes y sonantes y estaban acomodados en valijas. Esa fue la dimensión de la híper corrupción de estado. Pero para que la cuestión sea más tragicómica, le cuento como termino el cuento. En una reunión de los presidente de Iberoamérica en la Isla Margarita, Néstor le dijo a Uberti que le reclamara a Chávez, los otros 25 millones porque no creía en eso de las comisiones. Era una discusión de fulleros y malandras. Ambos tenían una bulimia sin límites por el poder y por el dinero. Pero se llenaban la boca hablando de los pobres, del socialismo del siglo 21 y de la admiración hacia Fidel Castro. El resultado fue que ambos países de la mano del chavismo y el kirchnerismo cayeron en crisis económicas brutales con pobreza escandalosa, inflaciones estratosféricas y autoritarismo feroz.

Hoy, 16 años después, Uberti fue condenado solo por el tema de la valija de Antonini.

Julio de Vido fue absuelto porque Uberti lo puenteaba y le llevaba las valijas directamente a Néstor, igual que lo hacían Ricardo Jaime y José López.

Esos casi 800 mil dólares estuvieron durmiendo en la bóveda del Banco Central hasta que por suerte salió un tiro para el lado de la justicia que resolvió destinarlos a construir jardines de infantes, uno en Tucumán y otro en Misiones.

Le recuerdo que en la actualidad, desde Teherán, le envían petróleo y dinero para sostener al régimen de Nicolás Maduro. Hoy, en la Venezuela chavista están haciendo ejercicios militares con drones artillados de última generación en forma conjunta Irán y Rusia.

Los negociados sucios fueron de una gran dimensión y variedad. La maquinaria agrícola y la industria láctea, por ejemplo.

El llamado “clan Levy” fue condenado por la justicia por sus maniobras oscuras entre ambos gobiernos.

Oscar Laborde, el actual embajador argentino en Caracas pareciera hablar en nombre de un dictador investigado por crímenes de lesa humanidad en La Haya, como es Nicolás Maduro.

Defensora de la libertad y la democracia en Venezuela y en la región, Elisa Trotta, hace tiempo dijo sobre Laborde que “es una vergüenza su defensa a un régimen responsable de muertes, torturas y desapariciones forzadas”.

Nos produce vergüenza ajena que siempre, el gobierno de Cristina, Alberto y Sergio Massa se ponga del lado de una narco tiranía donde los presos políticos son torturados diariamente. 

Por conveniencia ideológica o por dinero, fueron capaces de sellarse la boca y rendirse cuando Nicolás Maduro a los gritos se mostró “indignado” por lo que calificó del robo de ese avión iraní, ploteado como venezolano tan sospechoso. ¿Se acuerda?

Maduro le pidió ayuda para recuperar la aeronave a lo que llamó “la Argentina peronista”, como si el presidente y la vice fueran macristas. Pobre autoritario ignorante. “Ya basta de abusos contra Venezuela, pretenden robarnos descaradamente el avión”, disparó al exigirle a los movimientos sociales que les dieran una mano.

Hoy Alberto, Cristina y Sergio Massa siguen siendo cómplices del chavismo que destruyó Venezuela y expulsó al exilio a más de 6 millones de sus ciudadanos.

Todo empezó con aquella valija de Antonini para la campaña de Cristina. Pasaron 16 años y fue condenado Claudio Uberti, el recaudador de esa relación carnal y cleptocrática. Está claro que la ideología era apenas un escudo para robar fortunas siderales a los pueblos de Venezuela y Argentina. Que nadie lo olvide. Ni olvido ni perdón.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre