Paka Paka, del relato K al manual libertario: NO al adoctrinamiento

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La batalla cultural no se gana reemplazando un relato por otro, sino retirando al Estado de donde nunca debió haber estado: la formación política de los niños.


El adoctrinamiento ideológico no se justifica desde ningún bando. Durante años, el kirchnerismo desplegó una red de medios estatales, programas infantiles y espacios de difusión cultural que escondían un objetivo político: sembrar su relato desde la infancia. Canales como Encuentro, Paka Paka o incluso las transmisiones de Fútbol para Todos fueron parte de esa estrategia sostenida con fondos públicos.

Sin embargo, la solución a ese modelo no puede ser repetirlo desde la vereda opuesta. Si se considera que adoctrinar está mal, entonces también lo está reemplazar una narrativa por otra. No se combate el dogma con otro dogma. Se lo combate con libertad, pluralismo y respeto por el desarrollo crítico, sobre todo en niños y adolescentes.

Recientemente se conoció que Paka Paka —el canal infantil— comenzó a incorporar contenidos vinculados a las ideas libertarias. La decisión provocó sorpresa y debate. Quienes avalan la medida argumentan que, como el Congreso no permitió cerrar los medios públicos, entonces está bien usarlos para promover las ideas del Gobierno. Pero ese razonamiento es falaz: adoctrinar con ideas libertarias sigue siendo adoctrinar.

El punto más delicado es el uso de canales destinados a la infancia. Intentar moldear la visión política de los más chicos desde la televisión estatal, venga del color político que venga, es un acto de enorme irresponsabilidad. Hacerlo en nombre de la libertad, como pretende el mileísmo, es además una contradicción en sus propios términos. El liberalismo genuino no necesita lavar cerebros: confía en el juicio individual.

En ese marco, declaraciones como las del influencer oficialista “Gordo Dan”, quien dijo que enseñar su ideología a los niños “no es adoctrinamiento, sino la verdad”, sólo agravan el problema. Esa lógica —la de pensar que una sola ideología contiene toda la verdad— es la que ha guiado a autócratas, teocracias y regímenes opresores a lo largo de la historia. La democracia moderna no se construye desde verdades únicas, sino desde el disenso y la multiplicidad de voces.

Si el actual gobierno quiere diferenciarse del kirchnerismo, no puede repetir sus métodos. La batalla cultural no se gana reemplazando un relato por otro, sino retirando al Estado de donde nunca debió haber estado: la formación política de los niños. El mejor legado posible es que crezcan libres, sin slogans ni eslóganes incrustados en sus dibujos animados. Porque educar no es adoctrinar, y gobernar no es imponer una visión única del mundo.