No lo puedo creer

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No puedo creer que un sector del radicalismo conducido por Martín Lousteau y una parte del PRO que lidera Rodríguez Larreta, estén transitando la misma vereda que el kirchnerismo, la CGT y los piqueteros ultraizquierdistas.

No puedo creer que frente al mega DNU del presidente Javier Milei, también se dediquen a poner palos en la rueda el bloque de Miguel Pichetto que contiene nada menos que a Margarita Stolbizer y Emilio Monzó.

No puedo creer que estos dirigentes con una postura profundamente conservadora se conviertan en comparsa de los sectores más corruptos y autoritarios de la Argentina. Utilizan los  mismos argumentos de los extorsionadores y mafiosos de la corporación oligárquica autodenominada CGT. O del kirchnerismo que dedicó su vida al robo sistemático condenado por la justicia y a intentar colonizar la justicia para lograr la impunidad de su jefa espiritual, Cristina Kirchner. En las últimas elecciones que Javier Milei ganó por paliza con más de 14 millones de votos quedaron supuestamente dos sectores. Por un lado, los que votaron a Sergio Massa. Ellos apostaron a mantener los mismos curros y metodologías de siempre que nos trajeron hasta este fracaso lleno de pobres. Y por el otro los que por distintos caminos apostaron a un cambio porque estaban hartos de un populismo autoritario y cleptocrático que enriqueció a los burócratas de los gremios y al Cártel de los Pinguinos Millonarios liderados por Cristina. La gran mayoría son millonarios. Se robaron todo mientras se llenaban la boca diciendo que defendía al pueblo pobre de la patria. Hipócritas, falsos, tramposos. Jamás respetaron las leyes ni las normas. Ni siquiera acataron los fallos de la Corte Suprema de Justicia. Atacaron y metieron en un juicio político absurdo y vengativo a la Corte. Y son los mismos que ahora se disfrazan de catadores de constitucionalidad. Son los mismos que aplaudieron y defendieron los 270 Decretos de Necesidad y Urgencia de Néstor Kirchner. Son los mismos que aplaudieron y defendieron los 76 decretos de necesidad y urgencia de Cristina.

Se entiende perfectamente la actitud de esta casta política que no quiere que nada cambie porque a ellos les fue muy bien en todo este tiempo de decadencia económica y moral. Quieren seguir con sus choreos. Con la maraña de impuestos e impuestitos. Con el bosque de regulaciones. Con el festival de ventanillas habitadas por delincuentes que se llenan los bolsillos mientras congelan el crecimiento del país.

Que Pablo Moyano, Héctor Daer, Máximo Kirchner y Axel Kicillof apuesten a que todo siga igual es absolutamente comprensible. Son los arquitectos y los beneficiarios de este despropósito.

Lo que no puedo creer es que, los que alguna vez levantaron banderas del cambio, se pongan en híper exigentes y busquen pelos en el huevo de la legalidad. La candidata de ese espacio les ganó con mucha amplitud en la interna de Juntos Por el Cambio. Hablo de Patricia Bullrich que venció a Larreta, Lousteau y Elisa Carrió. Ella dijo que su programa era muy similar a este, que el paquete del DNU se lo había armado Federico Sturzenegger para ella y que ya le votaron DNU a Mauricio Macri y que no hay motivo para voltear el DNU de Milei. Mauricio Macri, Rogelio Frigerio y Diego Santilli, entre otros van por el mismo camino de Milei.

La diputada Laura Rodríguez Machado con muy buen criterio, recordó que jamás el Congreso rechazó un Decreto de Necesidad y Urgencia. ¿Por qué lo tendría que hacer ahora? La mayoría de los decretos ni siquiera se tratan y hoy rigen. Incluso muchos de esos decretos de dudosa aplicación porque rozan lo tributario, también rigen en estos momentos. Está todo previsto en la Constitución.

No puedo creer que Martín Lousteau, con la soberbia que lo caracteriza y sin haber ganado una elección en su vida, levante el dedito y diga que “el presidente debería reemplazar este inválido DNU por una ley que se pueda votar en capítulos”. Perdón. Incluso varios dirigentes de ese sector dicen que no hay necesidad y urgencia. ¿Perdón? Lo único que falta es que con la hecatombe económica que vivimos, con la catástrofe que nos tiene al borde de la híper inflación haya que demostrar lo evidente. Basta de boludear. Hay recontra necesidad y urgencia en salir de este pantano que sigue condenando a los más débiles y que dinamita la convivencia en este país.

No puedo creer que Lousteau dicte cátedra y diga que “ninguna crisis se resuelve avasallando la institucionalidad democrática”. Perdón. ¿Quién lo dice? El autor de la 125 que nos dejó al borde de una guerra civil con el avasallamiento de los derechos de campo?

No puedo creer que Horacio Rodríguez Larreta diga que “Así No”. Su metodología de sobreactuar prudencia hizo que la Ciudad de Buenos Aires se convirtiera en la capital de los piquetes. Su vocación valorable por juntar la mayor cantidad de aliados fue rechazada en las urnas por los proyectos que ofrecieron una aceleración mayor que mediante cambios drásticos superara lo establecido.  Una cosa es respetar la ley y ser absolutamente rigurosos con lo que dice la Constitución y otra muy distinta es ser más papista que el Papa y demorar que el cambio arranque de una vez. La justicia irá diciendo si en el Decretazo hay aspectos cuestionables. La Corte deberá juzgar si no se cumplió algún aspecto constitucional. Pero mientras tanto la política tiene que ir al frente, empujar el cambio y apostar al éxito de este gobierno sin firmar cheques en blanco.

Pichetto le recuerda a Milei que esto es una República. No lo puedo creer. ¿Alguna vez usted escuchó a Pichetto decir que Cristina es corrupta? ¿Ese silencio es republicano? Ojo muchachos que hay un huracán de cambio que está pidiendo reformas profundas. Como diría Perón, con los dirigentes a la cabeza o con la cabeza de los dirigentes. Una cosa es ser legalistas y eso está muy bien y otra cosa es ser retardatarios. O directamente conservadores reaccionarios.

Axel Kicillof ahora actúa de republicano cuando se llevó por delante todas las normas. Dentro de 18 días todo el pueblo argentino va a tener que pagar 16 mil millones de dólares porque el aspirante a revolucionario jugó al che Guevara con YPF. Y ahora se hace el respetuoso de las normas. No lo puedo creer.

Fue Cristina la que inventó este tema de la Bicameral para los Decretos de Necesidad de Urgencia. Fue un traje a medida de las necesidades de Néstor. Y ahora se oponen porque se utiliza ese mecanismo absolutamente ajustado a derecho. Por favor. No disfracen de republicanismo sus temores y su defensa de lo viejo. Si Lousteau, Máximo y Cristina, Pablo Moyano, Axel y Rodríguez Larrreta están en la misma vereda hay algo que no funciona. Hay un brutal error político de apreciación. Hay una lectura equivocada de la etapa. Hay una falta de interpretación del voto mayoritario de los ciudadanos. Por eso, no lo puedo creer.

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre