Las provocaciones de un kirchnerismo contra las cuerdas

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El kirchnerismo está pasando por su peor momento pero sigue arriba del ring. No escarmienta ni tira la toalla. El kirchnerismo retrocede pegando, como esos viejos boxeadores que pierden el pelo pero no las mañas. Está contra las cuerdas, confundido, a punto de derrumbarse sobre la lona, pero sigue provocando. Son gestos defensivos. Por momentos, manotazos de ahogado. Lo hacen Cristina, De Vido, Capitanich y hasta Rodolfo Aguiar.

La rea con tobillera, la jefa de la asociación ilícita que más robó y durante más tiempo desde el gobierno, desafía con varios mecanismos. Cristina utiliza su prisión domiciliaria, como si fuera una unidad básica o peor aún como si fuera su despacho de presidenta del Partido Justicialista. Recibe a medio mundo y hace lo que quiere. Organiza actos cada vez más chicos en la puerta de su departamento y se asoma al balcón a saludar.

Tal vez delire como si ese balcón fuera similar al que utilizaba Perón o crea que San José 1111 es igual a “Puerta de Hierro”, en Madrid a donde todos peregrinaban para recibir instrucciones.

Cristina baila en la derrota.

Recibe a cantantes talentosos pero de ideas jurásicas que defienden dictaduras como el Indio Solari o Silvio Rodríguez.

Pero cada día sube la vara de sus provocaciones y humilla a la justicia y se burla de todos los argentinos honestos. Su reunión con jóvenes economistas es claramente violatoria de las condiciones de detención.

Es insólito. Un escupitajo en la cara de los jueces que la condenaron. Vamos a decirlo en criollo: la mayoría de los argentinos siente que Cristina hace lo que se le canta las pelotas.

Es verdad que no se puede sacar la tobillera ni para bañarse y no puede salir de su departamento ni para ir al supermercado. Es cierto que jamás en la vida va a poder ser candidata a nada y que se le viene, más temprano que tarde una nueva condena de más de 10 años de cárcel. Estoy hablando de la causa de los cuadernos de las coimas K, la más grave corrupción de la historia democrática argentina. La cleptocracia que instaló está probada absolutamente. Pero ella, en su cuesta abajo en su rodada apela a las mentiras flagrantes. Con cara de piedra llegó a decir que los testigos arrepentidos fueron extorsionados y hasta torturados para que contaran lo que pasó.

Obviamente no hay un solo dato que respalde estas falacias. El trabajo del fallecido juez Claudio Bonadío y del fiscal Carlos Stornelli fue ejemplar.

 Ningún arrepentido ni siquiera insinuó eso y el contador de toda la vida de los Kirchner, Víctor Manzanares y su abogado confirmaron que confesaron porque estaban arrepentidos genuinamente y que nadie los apretó.

Cristina marca el camino y provoca. Lanza mamporros al aire. La justicia debería estar a la altura de su responsabilidad histórica. Sancionar a la presa por violar todas sus obligaciones como reclusa, condenada a 6 años. No permitirle que haga lo que quiera. Y el otro tribunal, de una vez por todas, debería sesionar todos los días de la semana durante 8 horas, como cualquier laburante para que ese juicio termine lo antes posible. Y que sea en forma presencial y no por Zoom.

Lo dije y lo repito. Para la democracia y la honradez, este juicio debe ser un “Nunca Más” y que todo el mundo se entere de las coimas colosales, estafas, y lavados que hicieron los integrantes del Cartel de los Pingüinos Millonarios. Los delincuentes del latrocinio argentino no deben tener privilegios. Y los jueces, tampoco. Que trabajen solo en esta causa y que el resto las deriven.

La buena noticia es que el estado mayor de la corrupción que estuvo a las órdenes de Néstor y Cristina, está preso casi en su totalidad. En la cárcel de Ezeiza, en lo que se conoce como el pabellón K, estaban Lázaro Báez, Ricardo Jaime, José López y ahora se sumó Julio de Vido. Hay que agregarle a la golpeadora de mujeres y ladrona, Milagro Sala aunque está claro que todavía falta el juicio y castigo para muchos.

Pero lo de Julio de Vido, también superó todos los límites. Su esposa, Alessandra Minnicelli, la que lo debía controlar en la gestión pública, lanzó una serie de acusaciones que de inmediato se demostró que eran falsedades. El coro de cómplices en los medios y en las redes, armó una operación burda diciendo que a De Vido lo querían matar, que lo torturaban y que no le daban la alimentación ni la medicina para su condición de diabético y varias calumnias más. Encima decían que De Vido era inocente. Y eso que fue el gerente de la cleptocracia desde Santa Cruz hasta el último momento. Trenes chatarra comprados a España y Portugal, negociados truchos con la compra de gas natural, condenado por el siniestro de la estación Once y faltan las condenas que se vienen por la embajada paralela y el robo conjunto con Chávez y Maduro y los cuadernos de las coimas.

Fueron muchos los que repitieron esa letra que les dio la esposa de De Vido pero para muestra basta un botón: Pablo Duggan.

Otra provocación. Otro manotazo de ahogado. Al igual que el comportamiento de Jorge Milton Capitanich con la familia Sena, condenada a cadena perpetua por el crimen de Cecilia Strzyzowski. Coqui es el responsable político de haber alimentado con fortunas y poder a esos criminales. Por lo tanto la sangre de Cecilia, también lo salpica. Fue padrino de casamiento de Emerenciano y Marcela, hizo el prólogo de la biografía que ella hizo sobre él y ambos fueron candidatos de Capitanich en elecciones donde fueron derrotados.

Los Sena, además de robarse todo, instalaron un movimiento piquetero, kirchnerista, guevarista, extorsionador y mafioso al servicio de un peronista derechoso como el ex gobernador Capitanich.

El colectivo de mujeres llamado “Ni una menos”, copado en su cúpula por el kirchnerismo y la ultra izquierda trotskista y antisemita, tampoco abrió la boca. Solidaridad selectiva. A los femicidas, si son del palo todo, a los enemigos ni justicia.

Esas feministas calladas dan vergüenza ajena y profanan la sagrada defensa de la mujer ante la violencia de género.

Han perdido toda legitimidad y autoridad moral. Se convirtieron en cómplices de Alberto Fernández, José Alperovich,  Ezequiel Guazzora y el clan Sena, entre otros salvajes.

La última provocación fue de Rodolfo Aguiar, casi un delgado del chavismo en la Argentina. Es secretario general de ATE y tiene dudosa representatividad porque nunca dicen cuantos votos sacó sobre la totalidad de los afiliados en condiciones de votar. Y en general, es por lista única. No quieren presentar su declaración jurada pese a que manejan fortunas de las obras sociales y tiene dos obsesiones: liberar a Cristina y voltear a Milei.

El gobierno nacional a través de Patricia Bullrich lo denunció penalmente ante la justicia por “desestabilizador y golpista”  contra el orden constitucional.

Cristina, De Vido, Capitanich y Aguiar siguen contra las cuerdas y confundidos. Por eso retroceden pegando. Su única respuesta son las provocaciones.

Editorial de Alfredo Leuco en LN+