La verdad de los Kirchner y la dictadura

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Hoy se cumplen 46 años del golpe militar que instaló la dictadura más sanguinaria y feroz de nuestra historia. Terrorismo de estado y crímenes de lesa humanidad, liderados por Jorge Rafael Videla y su banda.

La Campora, la guardia de hierro de Cristina liderada por su hijo, movilizó su poderoso aparato bancado con el dinero de todos.

Me pregunto si esa caravana de militantes sabe realmente cual fue el rol de Néstor y Cristina desde 1976 hasta 1983 y aún después en plena democracia.  

Es bueno ejercer la memoria y relatar los hechos con rigurosidad. Para desarmar tanto relato mentiroso del kirchnerismo. Lamentablemente, el 24 de marzo de 1976, la sociedad civil no salió masivamente a la calle a defender las instituciones democráticas. Nada justifica que no se resista a un golpe y no se blinde la democracia. Pero, también es cierto que sobraba pánico y hartazgo social frente al desastre económico que había hecho Isabelita y a la macabra competencia de asesinatos que se había instalado entre Montoneros y la Triple A. Todos los días aparecían cadáveres que arrojaban los terroristas de Firmenich y los para policiales fascistas de López Rega.

Ambos levantaban la bandera del peronismo. Y la inmensa mayoría de la sociedad miraba, aterrorizada, semejante orgía de sangre.

Durante la dictadura, apelando a la memoria, en el día de la memoria, recuerdo algunos colaboracionistas que hoy son parte del cristinismo. Horacio Verbtisky, empleado de la Fuerza Aérea y doble agente de inteligencia. Eugenio Zaffaroni, juez durante tres gobiernos militares que no aceptó un solo habeas corpus por los desaparecidos y que redactó un manual militar donde se condenaba a los homosexuales. Y funcionarios como Carlos Tomada o Alicia Kirchner. Todos ellos estuvieron y están al lado de Cristina.

La Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, con Raúl Alfonsín y Graciela Fernández Meijide, entre otros, el CELS cuando era pluralista y lo conducía Emilio Mignone y las Madres y Abuelas, antes de ponerse la camiseta de Cristina, fueron algunos de los organismos que denunciaron con mayor energía y coraje a los asesinos con uniforme. El Partido Justicialista casi no movió un dedo.

Todos los luchadores que pedían libertad, aparición con vida y castigo a los culpables en Santa Cruz, recuerdan que Néstor y Cristina Kirchner no abrieron la boca. Y que amasaron su primera gran fortuna en el ejercicio de la usura, y quedándose con las casas de gente humilde que no pudo pagar las cuotas y a favor de una ley de esa dictadura. Es más, peronistas honrados como Rafael Flores y abogados radicales presentaron habeas corpus y mostraron dignidad. Bien entrada la democracia, con Néstor intendente primero y luego gobernador, las Madres de Plaza de Mayo no eran bien recibidas y los Kirchner se negaban, incluso a prestarles algún local para que hicieran sus actos.

Esta es la verdad histórica.

Hay fotos de Néstor Kirchner, sonriendo con el general Oscar Guerrero, que había sido sucesor del führer Ramón Camps en la jefatura de la Policía Federal.

Y otra fotografía de Héctor Timerman con Jorge Videla en el diario “La Tarde”.

Después de Malvinas, la dictadura comenzó a retirarse y para salvar a los genocidas, dictó una nefasta ley de autoamnistía.

El candidato al presidente del Partido Justicialista, Italo Luder, en campaña confirmó que la iba a mantener. Todos pedían derogarla porque era garantizar la impunidad de los criminales. Eso era negacionismo, señor Alberto Fernández. Y no se escuchó una sola queja del matrimonio Kirchner.

Y ni que hablar del generalísimo chavista Cesar Milani que Cristina puso al mando del Ejército. Tiene mucho que explicar de lo que hizo en La Rioja y Tucumán integrando las fuerzas represivas.

Alfonsín juzgó a las Junta Militares con una valentía y una lucidez republicana sin igual. Estableció la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, la Conadep que hizo un trabajo histórico y heroico. Pusieron el cuerpo mientras las balas todavía picaban cerca.

El peronismo en forma institucional y los peronistas en forma individual, se negaron a formar parte de ese gran paso para establecer la verdad y la justicia. Esos fueron los negacionistas, señor Fernández.

Carlos Menem, el ex presidente fallecido, decretó los indultos, incluso para delincuentes de lesa  humanidad y guerrilleros que todavía no habían sido condenados. Algo absolutamente inconstitucional pero que la historia se encargó de ignorar. No hay una sola declaración de Néstor ni de Cristina que haya manifestado su oposición a ese indulto. Por el contrario, lo apoyaron y compartieron boleta en las elecciones siguientes.

Néstor llegó a la presidencia en el 2003, y resolvió utilizar a los organismos de derechos humanos como escudo para  proteger los actos de corrupción. El día que hizo bajar el retrato de Videla, tuvo la caradurez de pedir perdón en nombre del estado que –según dijo- “no había hecho nada en materia de derechos humanos”. En realidad, Néstor Kirchner y el peronismo no habían hecho nada. Raúl Alfonsín y su gobierno, habían hecho mucho. Fue tan salvaje la mentira que Néstor tuvo que pedirle disculpas a Raúl Alfonsín. Eso sí, en privado.

La realidad es la única verdad, decía Perón. Y le acabo de contar la crónica real de los hechos.

¿Quiénes son los que custodiaron la memoria y buscaron verdad y justicia en los momentos más peligrosos?

¿Lo saben los muchachos de La Cámpora o compraron las falsedades que instalaron Néstor y Cristina?

Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre