La derrota política y militar de Irán fue de una rapidez y una profundidad pocas veces vista. Benjamín Netanyahu y Donald Trump hicieron una exhibición de trabajo en equipo, de liderazgo y de una superioridad tecnológica y táctica inédita desde lo militar.
De hecho, hace unas horas, el primer ministro de Israel, en su discurso a la nación dijo: “Nos alzamos como un león y nuestro rugido estremeció a Teherán. Esta guerra será estudiada por los ejércitos del mundo”.
Se refiere a la destrucción de las plantas nucleares, gran parte de los misiles balísticos, la mayoría de los científicos que trabajaban en las bombas atómicas y casi toda la cúpula tanto de las Fuerzas Armadas como de la Guardia Revolucionaria de Irán. Ahora se han comprometido a liberar al medio centenar de rehenes, cuatro de ellos argentinos y a exterminar la capacidad militar del terrorismo de Hamas en Gaza.
Cómo en toda guerra hubo dos bandos. En este caso, por un lado los que defendieron la libertad y los valores judeo-cristianos de occidente y, por el otro, los que apoyaron al país que es una fábrica mundial de terroristas.
Netanyahu y Trump consolidaron sus fortalezas internas y su alianza estratégica. El presidente argentino, Javier Milei y el canciller de Alemania, Friederich Merz fueron los que más apoyaron el combate para destruirle las armas más poderosas al país más peligroso.
El mandatario demócrata cristiano dijo que “no tiene nada que criticarle a Israel ni a su ejército. Que está agradecido porque hicieron el trabajo sucio por todos nosotros. Merecen un homenaje por su coraje. El régimen de los ayatolas solo trajo muerte y destrucción al mundo con ataques, asesinatos y matanzas” Como si esto fuera poco, otro dirigente del oficialismo alemán, Rodrich KIESWETER dijo: “estamos dispuestos a defender la seguridad de Israel con nuestras vidas”.
Milei multiplicó su confianza con los aliados y dijo que “Irán es nuestro enemigo”.
Los grandes papelones que generan vergüenza ajena son los de Emmanuel Macrón y Pedro Sánchez.
Ambos están tremendamente frágiles en sus gobiernos. Macrón no pudo recuperar su imagen después del cachetazo a cielo abierto que le pegó su esposa y cada vez que pudo pidió un embargo de armas contra Israel y nunca de los terroristas ni de Irán.
Sánchez está colgado de un pincel con sus amigos y funcionarios corruptos y partícipes de escándalos sexuales y siempre encontró un motivo para ponerse en contra de Israel.
Ninguno se acordó de los atentados terroristas que Francia y España sufrieron en su territorio. Miraron para otro lado casi como cómplices.
Vladimir Putin y Xi Xing Pi, salvaron la ropa porque si bien apoyaron a Irán no movieron un solo dedo para ayudar a Ali Jamenei.
Lo dejaron solo, aislado y sin ningún tipo de respaldo militar.
Los presidentes más antisemitas y de extrema izquierda levantaron la bandera de la dictadura teocrática que castiga con latigazos a las mujeres que se atreven a sacarse el velo, que fusilan homosexuales y que cuelga de la horca a los pocos disidentes.
Es la misma postura que tuvieron marginales sin representación como Luis D’Elia, el senador peronista de Salta Segio Leavy y algunos troskos sueltos por ahí.
Hablo de Lula, Petro, Boric, Luis Arce, Miguel Díaz Canel y el más perjudicado y asustado de todos: Nicolás Maduro.
Se sabe que el chavismo, de Maduro mantiene relaciones carnales con Irán.
Convirtieron a Venezuela en la cabecera de playa de Irán en el continente. Por supuesto que apuestan a las dictaduras y se ayudan mutuamente a combatir con ferocidad a los opositores. Los tenebrosos integrantes del Basij, expertos en torturar y asesinar a persas democráticos, instruyeron a los tiranos al servicio de Maduro y Diosdado Cabello.
El intercambio es impresionante y no se conoce lo suficiente. Venezuela le dio 15 mil pasaportes express para que los terroristas de Hezbollah se desplacen por el continente con impunidad. Los criminales funcionarios de Jamenei, a cambio, le proveyeron misiles y los drones de ataque más sofisticados que no tiene ningún otro país de la región.
Pero lo más grave es el aporte que hace el fascismo de izquierda de Maduro al desarrollo nuclear de Irán que en la guerra de los 12 días fue destruido en gran medida.
Venezuela, en forma clandestina, aporta toneladas de uranio para que Irán los pueda enriquecer. Se utilizan empresas pantallas como cementeras o fábricas de tractores que no existen. El país caribeño extrae el uranio del yacimiento del Macizo de Roraima y lo transporta por mar, disfrazado de gas o petróleo.
Caracas se convirtió en un refugio operativo y logístico de Hezbolla que recauda fondos con el lavado de dinero del narcotráfico.
Estos criminales también operan en Colombia, la Triple Frontera, Ecuador y Bolivia que también les reparte pasaportes como si fueran caramelos.
Así entran y salen de América Latina sin problemas.
El gobierno de los Kirchner también envió tecnología nuclear a Irán por intermedio de Hugo Chávez. Ese fue el germen del tenebroso pacto con Irán que les dió impunidad a los autores intelectuales y materiales de haber dinamitado la AMIA y la embajada de Israel.
Allí aparecieron las valijas llenas de dólares sucios que se repartían el chavismo y el kirchnerismo.
Venezuela, por eso, es uno de los grandes derrotados junto a Irán. Geográficamente están muy lejos, pero ideológica y delictivamente, están muy cerca.
Si cae Jamenei en Irán, es más probable que caiga Maduro en Venezuela. Si eso llegara a ocurrir gracias a levantamientos populares contra tanto totalitarismo, el continente y el mundo serán un poco más libres y un poco más justos.
Editorial de Alfredo Leuco en Radio Mitre