El método de Carla Vizzotti de vacunar al doble de gente con una sola aplicación de la vacuna rusa generó interrogantes. Señalan que cada dosis tiene un componente diferente.
La posibilidad de que en la Argentina se aplique sólo la primera dosis de la vacuna Sputnik V, barajada públicamente este lunes por la secretaria de Acceso a la Salud, Carla Vizzotti, sigue haciendo ruido. Y no sólo en la opinión pública, a la que se le explicó las bondades de la vacuna y se le aseguró que habría dos aplicaciones disponibles: parte de la comunidad científica duda respecto de la eficacia de la eventual aplicación de una sola dosis.
Vizzotti inauguró la semana, que por otra parte se espera que sea álgida en cuanto al incremento del número de casos de Covid 19, planteando la posibilidad de una dosis única. La funcionaria habló de “diferir la segunda dosis para cuando el brote esté controlado”.
“Sabemos que la eficacia con las dos dosis supera el 90%, pero no está publicado el detalle de lo que ocurre solo con la primera”, señaló Eduardo López, infectólogo del Hospital Ricardo Gutiérrez e integrante del comité asesor presidencial. López se refirió a estudios procedentes de Rusia, porque ninguna publicación internacional habló de porcentajes de eficacia de la Sputnik.
Según el experto, sería importante saber qué pasa con la efectividad en cuanto a la enfermedad global (la posibilidad de contraer el virus) y a la enfermedad grave (la chances de prevenir complicaciones serias). “Si protege contra la enfermedad grave al menos en un 70% podría ser útil. Pero es información que no tenemos”, explicó.
“Sabemos que habría que darse la segunda dosis, que tiene un vector diferente, entre los 21 y los 60 días. Tampoco contamos con certezas sobre qué puede ocurrir con la inmunidad si nos pasamos de esa fecha”, añadió López.
López destacó ante Clarín que vacunando solo con la primera dosis tampoco se podría conseguir la “inmunidad de rebaño”, ya que se debería alcanzar al 70% de la población. “En este sentido, tampoco podemos decir que va a bajar la circulación del virus”, remarca.
Arnaldo Casiró, jefe de Infectología del Hospital Álvarez, coincidió en que faltan precisiones sobre la efectividad y que tampoco se cuenta con un paper científico como para analizar posibilidades y comprender la nueva estrategia sanitaria.
“Por algo se dan dos dosis, porque con una no llegaron a los resultados deseados. Hablamos de dos componentes diferentes. Primero el Ad26 y después el Ad5. Recién con ambos se superaría el 90% de eficacia. Eso dicen, porque seguimos sin datos de la fase 3 publicados en una revista científica, eso para mí es un problema”, señaló Casiró.
El especialista del Álvarez habló de una“vacunación a medias”. “Lo considero riesgoso. No está claro qué pasa con la efectividad de la primera ni cuánto dura si no nos damos a tiempo la segunda”, explicó.
Y toma el caso de la vacuna de AstraZeneca. “Si confirmaran que con la Sputnik se puede llegar a los mismos niveles de eficacia, es decir, al 64% con una sola dosis, igual estaríamos dejando al 36% de los vacunados sin inmunidad. Es mucho”, suma.
“No nos están explicandocuál es el plan sanitario a mediano plazo. En principio, solo intentan vacunar más gente, pero con eso no alcanza. Ni siquiera es que la Sputnik se está utilizando hoy para mayores de 60 y se busca inmunizar con las primeras dosis a los residentes de geriátricos para bajar la mortalidad en ese grupo”, agregó Casiró.
El dato que preocupa al Gobierno y a la comunidad científica es que del lote de 4,7 millones de dosis que llegarían a fines de este mes procedentes de Rusia, 3,7 millones serán del componente1, insuficiente para alcanzar ese presunto 90 por ciento de eficacia del que hablan los rusos y ninguna publicación científica corroboró.
“La decisión sanitaria más importante que nos tenemos que plantear es si queremos tener 10 millones de personas vacunadas a marzo con dos dosis o si preferimos tener 20 millones de personas con una sola“, sostuvo la funcionaria y destacó que, en caso de optar por vacunar al doble de personas, apuntarían a “diferir la segunda para cuando ya esté controlado el brote”.
