Parte diario: 2.571 contagiados. 115 muertos. 631 recuperados.
Ayer, fui Trending Topic . Eso significa que mi nombre y apellido, en un momento, apareció primero en la tabla de posiciones de los temas que más se estaban hablando en Twitter. No se si eso es bueno o malo, pero ocurrió, y por eso me metí a ver cuáles habían sido los motivos.
La primera razón fue bastante obvia: mi columna sobre Tinelli había generado una polémica muy masiva que potenciaron varios portales y programas de televisión. Pero la segunda razón fue un tiro por la culata que le salió a los cristinistas más fanáticos y agresivos. Le aclaro que ya estoy acostumbrado a que los grupos de tareas K en las redes, me insulten de arriba abajo y mientan descaradamente sobre mi vida y mi trabajo.
Tengo el cuero duro y lo tomo como parte de mi oficio. Me molesta que sean cobardes y anónimos, pero nada más. Yo doy la cara, estampo mi firma, y en cada opinión, pongo en juego los niveles de audiencia, mi relación con los dueños de los medios donde trabajo y, fundamentalmente, mi credibilidad. ¿Se entiende? Me recontra banco todas las críticas pero las únicas que valen son las que tienen nombre y apellido.
Las que tienen el coraje de no ocultarse detrás de una capucha cibernética. Pero insisto, ya estoy acostumbrado a las injurias permanentes. Pero ayer ocurrió algo especial. Un portal de operaciones de prensa que pertenece al clandestino pauta traficante Diego Gvirtz, reprodujo un tuit de uno de los abogados de Cristina y de varios integrantes del Cártel de los Pinguinos. El texto era respetuoso e incluso creativo en su chicana.
Había 16 videos míos de TN en los que yo hacía mi columna donde criticaba a Cristina. El abogado acompañó esas imágenes diciendo: “Ay, de que hablará Leuco, hoy”. Una ironía tranqui. Pero ese sitio de operaciones del millonario Gvirtz, puso el siguiente resumen: “Insólita obsesión. No importa si hay pandemia, no importa quién gobierna, no importa cuando leas esto. Alfredo Leuco siempre habla de Cristina.” Eso provocó que la brigada tuitera de Cristina saliera a viralizar esa postura. Y muchos de los miles de oyentes o televidentes que me quieren y apoyan la manera en que ejerzo mi oficio, salieron a contestarles y a defenderme. Eso hizo que me convirtiera en Trendig Topic.
Fue tanta la gente que me defendió que me siento obligado a hacer algunas reflexiones al respecto.
Todo lo que dicen el abogado y el operador K, tienen razón. Voy a ratificar todo lo que dijeron y mostraron. Me siento orgulloso de lo que me acusan. Es verdad que si hay pandemia yo no le aflojo en mis críticas a Cristina. Es verdad que mantengo esa coherencia y esa línea sin que me importe quien gobierne. No quiero hacer autobombo, pero analizar con crudeza y sin eufemismos la gravedad de las acciones de Cristina cuando está en el llano, es fácil. Lo complicado es hacerlo mientras ella está en el poder. Lo hice durante sus dos presidencias y lo hago ahora que es vice presidenta. Por supuesto que eso tiene costos de todo tipo para mí. Pero siento que esa es la manera más auténtica de jerarquizar este oficio que tanto amo. Los periodistas debemos ser abogados del hombre común y fiscales del poder. De todos los poderes. Del político y el económico.
Por supuesto que no me fijo quien está en el gobierno para hacer mis comentarios, aun los más duros. Sería un oportunista o un especulador o un pecho frío si bajara el tono porque Cristina está en el poder. Ya hay demasiados periodistas y medios que por convicción o por dinero le chupan las medias a Cristina o miran para otro lado y se hacen los boludos. Yo puedo estar equivocado, pero mantengo mi pensamiento y mis valores. No me doy vuelta. No soy una veleta ni un panqueque. Si no les gusta lo que digo no me escuchen o no me vean. Pero no me critiquen por ser coherente.
¿Y sabe porque editorializo en forma permanente y con una valoración tan negativa a Cristina? Lo dije varias veces y lo voy a seguir diciendo en el futuro. Lo escribí en un libro que fue muy vendido. De arranque, desde la tapa, digo “Juicio y castigo”, con la foto de Cristina. “El autoritarismo K, la fracturas social expuesta que resucitó el odio, mega corrupción de estado y profanación de los derechos humanos”. Es apenas un resumen de lo que pienso y despliego en el libro y todos los días en mis columnas. El análisis político que hago es que Cristina, es la persona que más daño le causó a la Argentina y la que más daño le sigue causando. Y como si esto fuera poco, no es una dirigente marginal. Todo lo contrario, tiene un caudal electoral con un piso del 25% de los votos y una tropa muy organizada entre los jóvenes de La Cámpora, los actores militantes y los servicios de inteligencia que fueron sembrados de espías dedicados a armar operaciones en contra de los periodistas independientes y de los dirigentes opositores.
Por eso me dedico tanto a Cristina. Porque estoy convencido que la Argentina va a poder salir adelante y tener más justicia y más libertad cuando la ex presidenta sea reducida a una expresión partidaria minoritaria y testimonial. Pero hoy Cristina es muy poderosa y por momentos decide el rumbo del gobierno de Alberto Fernández. Lo presiona. Lo corre por izquierda y Alberto cede cada vez más. Trato de ser un periodista que defienda valores éticos. Y Cristina está a las antípodas de mi pensamiento. Fue la jefa de la asociación ilícita que saqueó al estado y multiplicó la semilla de la grieta que había sembrado su marido Néstor Kirchner. Disfraza su discurso para fingir ser una revolucionaria antimperialista que está con el pueblo y ella y su familia y sus testaferros son magnates que tienen propiedades en Puerto Madero, La Recoleta y Calafate.
Nunca quiso ir a vivir a La Matanza pese a que el intendente le dijo varias veces que ese distrito era “su casa”. El nivel de hipocresía y agresión de Cristina la convierte en una chavista K. Y está claro que me parece preocupante y nefasto para el futuro de la Argentina que haya gente como ella, que nos quiere convertir en Venezuela. De hecho Cristina, que empezó a defender los derechos humanos muy pero muy tarde y en forma oportunista, no dice una palabra de los presos políticos y torturados por la narco dictadura de Maduro. Ella, sus hijos y su estado mayor, creen que Cuba es un paraíso, pero no dicen una palabra de los presos de conciencia ni de los perseguidos por ser disidentes o por ser homosexuales que llenan las cárceles o se van al exilio para siempre.
Cristina hoy conduce el operativo “Venganza e Impunidad para todos y todas”. Para eso, colocó a sus soldados en lugares claves donde pueden manejar suculentas cajas y/o presionar o extorsionar a jueces y fiscales. La consecuencia es que están saliendo todos los funcionarios y mafiosos presos y van a seguir saliendo. Incluso los que tiene condenas ratificadas por las instancias superiores, como las del malandra de estado, Amado Boudou. En un acto de verdadera provocación y exhibición de poder, para intimidar, Cristina colocó al segundo jefe de inteligencia de su gobierno, Juan Martín Mena en el lugar que debe proteger y custodiar a los testigos arrepentidos que denunciaron con pruebas y carpetas la delincuencia de los Kirchner.
Un ejemplo: el ex contador de la familia presidencial, Víctor Manzanares va a ser “protegido” ,entre comillas por este militante ultra K. Es como poner al zorro a cuidar el gallinero. Es que son implacables. No tienen estómago y se mueven con una crueldad propia de los mesiánicos que se ven a sí mismos como salvadores de la patria. Mandan a Pablo Biró al mando del avión que va a China a traer insumos sanitarios. Quieren convertir en un héroe a un sindicalista feroz que se cansó de hacer paros en las aerolíneas y dejar a miles de pasajeros varados.
Al que fue y/o es abogado de Cristina, Amado Boudou, Guillermo Moreno, Nilda Garré y hasta de la mismísma Gils Carbó, no le envidio para nada su rol en la historia. Defender evidentes corruptos y delincuentes, debe ser bastante doloroso para los que tienen moral y rectitud. Quien quiera oír que oiga.
Editorial de Alfredo Leuco en Le doy mi Palabra, por Radio Mitre.