El avión del empresario Leonardo Scatturice, nuevo dueño de Flybondi y cercano al Gobierno, entró a la Argentina el 26 de febrero de este año. El equipaje no fue revisado.
La Justicia federal investiga un aterrizaje irregular en Aeroparque ocurrido el pasado 26 de febrero, cuando un jet privado de la empresa Royal Class —propiedad de Leonardo Scatturice, empresario vinculado a Javier Milei y al expresidente Donald Trump— ingresó al país desde Miami con 10 valijas que no fueron sometidas a control aduanero, según reveló TN en el programa Y mañana qué. Las imágenes captadas por las cámaras de seguridad son ahora clave para esclarecer lo ocurrido.
El avión, con matrícula PRVN18RU, arribó a las 08:12 al Aeroparque Jorge Newbery con tres ocupantes a bordo: Laura Belén Arrieta, ejecutiva de la firma OCP TECH, y dos tripulantes. Según la reconstrucción hecha por los fiscales Claudio Navas Rial y Sergio Rodríguez, las valijas fueron retiradas sin pasar por los controles que sí enfrentaron los demás pasajeros. La secuencia fue registrada por las cámaras de seguridad y ya forma parte de la causa judicial.
A los pocos minutos del aterrizaje, una traffic blanca de la PSA y otros vehículos se acercaron al avión. El grupo fue trasladado en camionetas hacia el sector de Migraciones, mientras una camioneta negra de Royal Class fue directamente al hangar. Las imágenes muestran cómo los viajeros realizaron sus trámites con normalidad, pero también evidencian un acceso exclusivo habilitado para que atravesaran el área de Aduana sin esperar ni escanear sus pertenencias.

La fiscalía detectó que, aunque se declararon cinco bultos, en realidad ingresaron al menos diez, lo cual fue documentado por las cámaras que muestran la llegada de bolsas, valijas y mochilas, tanto con los pasajeros como con el personal de Royal Class. Las grabaciones también evidencian que ninguna de las valijas fue inspeccionada, a diferencia del resto de los pasajeros que pasaron por los escáneres unos 20 minutos después.
Otro punto llamativo es que, según el expediente, el avión no fue reabierto hasta su partida hacia París el 5 de marzo, lo que refuerza la sospecha de que todo lo transportado fue descargado en ese único momento. En las imágenes se puede ver cómo los tripulantes y dos empleados de Royal Class retiran el equipaje y abandonan el aeropuerto sin pasar controles visibles, mientras Arrieta camina con su cartera y teléfono celular.


La existencia de un “carril exclusivo” activado por una agente de aduana para este grupo también genera preocupación: se trató de una excepción operativa que no se aplicó al resto de los pasajeros. Las autoridades ahora intentan determinar si hubo algún tipo de orden superior, negligencia o posible encubrimiento por parte del personal de control aeroportuario.
El caso pone nuevamente en discusión el uso de vuelos privados para ingresar bienes sin declarar y reaviva los cuestionamientos sobre la relación entre empresarios cercanos al poder y los organismos de control. Los fiscales ya solicitaron declaraciones de personal jerárquico del aeropuerto y analizan si corresponde ampliar la investigación a posibles delitos aduaneros o lavado de activos.



















